Prologo IV

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(Karlie)

24 de Agosto

Somerset

-Puedo oír el océano -dijo ella contra mí, su mano detrás de mí cuello acariciando suavemente atrás y adelante, su suave aroma floral volviéndome loca.

-Mmm mmm. -Me detuve al sentir que era el lugar perfecto para la sorpresa-. Hemos llegado a nuestro destino nupcial, Señora Kloss. Voy a bajarte para que veas el efecto completo -le advertí, antes de inclinarla para que se bajara por sí misma. La puse en frente de la casa y le cubrí los ojos cuidadosamente con las manos.

-Quiero mirar. ¿Vamos a dormir aquí?

-No estoy muy segura de que dormir sea lo que vayamos a hacer... pero pasaremos aquí la noche. -La besé en la parte posterior de la cabeza y aparté mis manos-. Para ti, mi bella. Ya puedes abrir los ojos.

-La Corte Stonewell -dijo en voz baja mientras observaba la vista de la gran casa iluminada por completo desde la entrada a la azotea-. Me imaginé que aquí es donde estaríamos. Recuerdo el olor del mar y el sonido de la grava cuando caminamos aquí ese día. Es tan bonito. No-no puedo creer que estemos realmente aquí. -Abrió los brazos de par en par-. ¿Quién hizo esto, Karlie?

Todavía no lo entiende. Llevé mis manos a sus hombros desde atrás y besé un lado de su cuello, la necesidad de tener mis labios sobre su piel me gobernaba en este momento.

-Kimy en su mayoría -murmuré-. Ella ha estado intentando hacer un milagro a larga distancia para mí. Agradezco a Cristo por las reuniones virtuales y la firma electrónica en los documentos jurídicos.

-¿Qué? -Preguntó, volviéndose hacia mí con una mirada perpleja rompiendo sobre su hermoso rostro. Me encantaba sorprenderla, y hasta ahora parecía ser algo que iba a ponerla contenta. Hacer feliz a Taylor me hacía feliz. Fin de la historia.

Ambas habíamos terminado con el segundo y tercer lugar en el mostrador de registro del Hotel Heartbreak1 durante los últimos meses, y cualquier cosa que pudiera aliviar ese sufrimiento, venía con retraso. Así es como lo racionalicé al menos.

-Esta noche la casa es para nosotras -dije, cogiendo un rizo de su cabello sedoso para metérselo detrás de la oreja mientras inhalaba un poco más de su embriagador olor y, me permitía la aceptación y satisfacción de saber que realmente lo habíamos hecho. Que verdaderamente lo habíamos conseguido. Habíamos sobrevivido y lo habíamos hecho hasta el punto de estar justo aquí, justo ahora.

Casadas. Somos esposas. Un bebé en camino. Propietarias de una casa jodidamente grande en el país. Difícil creer que todas estas cosas pudieran estar bajo mi nombre, cierto, pero aquí estaba yo mirando la prueba tangible de ello.

Una cosa era cierta. Lo quería todo. Sin dudas. Ni una.

Todo mío.

Taylor tiró de su labio inferior entre sus blancos dientes y lo mordió en un lado. Tuve que ahogar un gemido al verla hacer eso. Esa boca deliciosa... necesitaba esa boca sobre mí. Desesperadamente. Mientras rodaban por mi cabeza imágenes pornográficas sobre cómo íbamos a pasar las próximas horas, ella dijo en voz baja:

KAYLOR - Affaire KlossDonde viven las historias. Descúbrelo ahora