Capitulo 3

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(Karlie)


No sé qué me hizo abrir los ojos. Creo que fue el ligero olor a mermelada, pero en cualquier caso ahora entiendo por qué las películas de terror en las que salen niños son, sin lugar a dudas, las más terroríficas de todas. No hay nada como un niño en silencio observándote mientras duermes o, incluso peor, despertándote.

Me vienen un montón de preguntas a la cabeza, como: ¿cuánto tiempo llevas ahí mirándome como una de las gemelas malditas de El resplandor?

Me aterró durante unos dos segundos. Y después sonrió.

-¡La tía Karlie está despierta! -gritó con todas sus fuerzas al tiempo que corría hacia la puerta, que dejó abierta de par en par.

-¡Zara! Cierra la puerta, por favor. -Me senté detenidamente, consciente de que estaba desnuda y con cuidado de seguir bien tapada con las sábanas. Además estaba sola en la cama, así que me incliné y miré hacia el baño para tratar de ver a Taylor.

Pero ella no estaba ahí.

-Está abajo hablando con mami. Están tomando café. -Zara asomó la cabeza de nuevo.

-¿Sí? -dije, preguntándome por qué narices había dormido como un tronco y cuánto tiempo llevaría mi sobrina merodeando a mi alrededor. ¿Nivel de escalofrío? Doce de diez.

Zara asintió de manera contundente.

-Bajó hace siglos.

-¿Qué opinas de ella?

Ignoró mi pregunta e inclinó la cabeza hacia mí. -¿Te has casado, tía Karlie?

Estoy segura de que mis ojos se salieron de sus órbitas, porque Zara me miró fijamente mientras esperaba una respuesta.

-Hum..., no. Taylor es mi novia.

-Mamá y papá están casados.

-Sí, lo están. Yo estuve en la boda. -Sonreí y deseé poder salir de la cama y alcanzar algo de ropa, pero me tenía bien atrapada.

-¿Por qué duermes desnuda?

-Perdona, Zara, necesito vestirme.

-Mamá no duerme desnuda como tú. Taylor es simpática. ¿Me llevarás a tomar un helado con Rags? Le encanta el helado y yo dejo que lo lama y mamá dice que eso es un asco, pero yo le dejo de todos modos. Mami me dijo que no subiera aquí, pero me cansé de esperar a que te despertaras. Eres la única que aún duerme.

Increíble. Una niña de cinco años me tenía presa en la cama y lo único que podía hacer era escuchar, fascinada por su letanía de observaciones, opiniones y peticiones, mientras rezaba para encontrar un modo de escapar. Me dirigió una mirada indignada con la última frase. Una que parecía decir: ¿Qué demonios te pasa, tía Karlie? Y de verdad, estaba de acuerdo con su lógica de cinco años. Me pasaban un montón de cosas.

KAYLOR - Affaire KlossDonde viven las historias. Descúbrelo ahora