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O l i v i a

¿Me podes explicar que verga te pasá Alfredo? –comenté al entrar a la habitación por fin en la noche.

– No me pasa nada Olivia –pasó su mano por su cara y fue a buscar ropa.

– Si que te pasa, me estuviste evitando todo el día, no me hablaste más, no se que mierda te pasó, ¿podés hablarme? –hablé mirándolo.

– No te evite –comentó seco.

– Si, todo el día, se suponía que iba a ser un día divertido, un domingo juntos, como familia, todo iba bien hasta que nose que mierda viste en tu celular y se cagó todo, no se porque mierda no me hablas, ya no somos pendejos para estar a las vueltas, si te pasó algo decime, soy tú mujer y las cosas las arreglamos juntos –comenté. Comencé a quitarme la ropa hasta quedar solo en ropa interior, busque ropa limpia en mi ropero.

– Me llegó un mensaje con una foto tuya y de un pibe, nose que me tiras de que sos mi mujer si me estas metiendo las guampas, ya que no somos pendejos para dar vueltas, decime quien verga es el pajero ese –habló Ivo a mi espalda.

– ¿Que? –me dí vuelta mirándolo, no podía creerlo. Me tiró el celular arriba de la cama, me acerqué a ver la foto.

– Porque llegas a este punto, porque mierda no me dijiste que queres terminar conmigo y punto, hablamos todo, porque Olivia... –había comenzado a llorar, Dios no.

– Alfredo la puta madre, yo no te engañe, en que momento queres que salga con otro pajero si no tengo tiempo ni para bañarme, estoy todo el día trabajando, llego a casa y me ocupo de mi hijo y de vos, no llores –lo mire y volví la vista al celular– acá pasó algo para.. 

– No trates de buscarle una vuelta a tus cagadas –susurro y se sentó en la cama mientras lloraba, tapaba sus cara con ambas manos y sus codos estaban sobre sus rodillas.

– Mira tonto, es nuestra foto, y está más hecha... –me arrodille al frente de él– amor mirá –susurre– amor...

– No quiero ver –susurró con la voz entrecortada. Dejé los celulares sobre la cama, quité sus manos de la cara.

– Ivo yo te amo, dale no seas denso –susurre– Con todo lo que haz hecho por mi, con todo esto, amor me regalaste una casa, dale, no seas tonto, te amo con toda mi alma, sos el amor de mi vida –acaricié sus mejillas secando sus lágrimas– mirá –le mostré ambos celulares, en el mío estaba la foto original la cual era nuestra, una foto basándonos que la habíamos subido a Instagram hacia un tiempo ya, y en el celu de él estaba la foto que le habían mandado, era un photoshoot de esa misma imagen, con un pibe que nose quien garcha era.

– Tenés razón –susurro.

– Viste, me parecía conocida esta foto, si estoy re diosa mira –le mostré la foto nuestra.

– Perdón –susurró agachando su mirada.

– Te perdono mi amor, pero no tenes que enojarte así, primero hablemos las cosas y más si son estas pelotudeces –acaricié sus mejillas y levanté su rostro para poder ver sus ojitos.

–Lose pero es que me cegue –comentó.

– Si te entiendo amor –asenti, me levanté un poco y me acerqué más a él– vos sos el amor de mi vida, yo nunca te haría algo así –susurre.

– Si, lose –asintió mirándome– vos también sos el amor de mi vida –susurró.

– Te amo –sonreí acariciandolo.

– Te amo Oli –sonrió y se acercó a mi, escondió su rostro en mi cuello.

– ¿Te bañas conmigo? –pregunté, lo tenía abrazado pegado a mi cuerpo, yo seguía en ropa interior.

– Chi –susurro, sonreí y dejé un beso en su frente.

– Vamos, busca tu ropa –se acercó a besar mis labios, dejé mis manos en sus mejillas y lo acerque a mi boca, empezamos un beso lento que me mataba.

Se levantó de la cama sin despegarse de mi boca, me hizo upa subiendome a la altura de su cintura, envolvi su cintura con mis piernas, sus manos estaban en mi culo.

Me besaba de puta madre, sus labios eran tan suaves que me volvían loca mal, caminó hasta el baño de la habitación, me sentó en la mesada donde estaba el lavado de manos. Quité su remera, sonreímos como dos bobos al mirarnos, seguimos el beso, pasé mis manos por su abdomen marcado. Él tenía sus manos en mi culo, me apretaba mis piernas, bajó besando mi cuello, dejando un par de chupones suaves, siguió el camino hasta llegar a mis tetas. Sus manos viajaron a mi espalda donde acarició y dejó sus manos en la prendedura del sostén. Me quitó esta prenda, la tiró en algún lugar del baño, se centró en besar y dejar chupones en mis tetas. Mis manos estaban en su pelo, entrelace mis dedos en su pelo, tiraba un poco de él acercandolo más a mi cuerpo, no quería que se despegara de mí.

Entramos en un juego de besos necesarios, un poco exagerados, sonreímos de por medio cada vez que nos mirábamos a los ojos. Entramos a la ducha, ambos desnudos. El agua caliente comenzo a caer sobre nuestros cuerpo, él me acariciaba como si no había mañana. Amaba su tacto en mi piel.

Me subió nuevamente en su cintura, pero está vez me pidió permiso para entrar en mi, con un tacto previo que me hizo humedecer aún más. Lo sentí dentro de mi, comenzó a moverme entrando y saliendo de mi cuerpo, provocaba pequeños espasmos que me encantaban, estaba en la gloria plena. Apoye mi espalda en la fría pared de la ducha, arquee mi cintura, él aprovechaba esto para besar mi cuello y mis clavículas donde dejaba besos desesperados.

Con unas pares de embestidas más, sentí como se corrió dentro de mi, suspire agitada, no daba más, mis piernas dolían un poco, y es que esta posición no siempre era la más cómoda para coger.

Nos terminamos de bañar, entre mimos y besos, el lavó mi pelo, luego yo el de él y por último al salir, lavamos nuestros dientes. Me llevó upa a la cama, ambos desnudos y secos. No teníamos ganas de vestirnos.

Me acomode en su pecho, el lugar donde dormía siempre, él rodeó mi cintura con su brazo y su mano siempre queda en mi culo. Besé sus labios y por último susurre un buenas noches.

вєиʝαмιи •кнєα• Segunda TemporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora