09.

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No sé si estoy haciendo bien en volver con Dylan. Pero sé que en el puedo confiar y siempre me ha comprendido.

Pero hay veces, qué te tienes que dejar llevar y no pensar tanto en tus acciones. Hay veces que aciertas, pero otras no.

Y espero acertar con esta decisión.

—¿Te sientes mejor?—me pregunta Dylan al separnos.

—Sí—le contesto con una gran sonrisa. Aunque esa sonrisa no llega a mis ojos.

—¿Quieres volver a dentro o prefieres quedarte un rato más?

—¿Nos podemos quedar un poco más?

No quiero volver a dormir hoy. De todas formas, no pegaría ojo en toda la noche.

—Claro.

—Oye, ¿puedes quedarte a dormir mañana conmigo?

El día en el qué desaparecí, el me dijo que quería dormir conmigo. Y desde ese día, quiero estar con el durante una noche.

—Por supuesto.

—Gracias.

—¿Por qué?

—Por todo lo que has hecho por mí hasta ahora—y el me da un corto beso.

—¿No te enfadaste al ver que yo estaba con Loren?—pregunta poco después y yo niego rápidamente con la cabeza.

—No, te entiendo. Es normal que no me esperarás, tenías que pasar página. No te preocupes por eso.

—¿Tú tuviste algo en Marbella?—y yo me río un poco—¿De qué te ríes?

—De nada. Y no, no tuve nada. De hecho, ni siquiera hice amigos. Sólo hablaba con una compañera en clase. La vecina de al lado fue la única amiga que hice.

—¿La vecina?

—Oh, ella es una persona mayor. Me pasaba todas las tardes en su casa. Ella vive sola y le ofrecí que me acompañara a Seattle, pero no quiso, y lo entiendo.

Poco después, regresamos al interior de la casa y por suerte, veo que todos siguen durmiendo cómo bebés.

Dylan se va a dónde estaba durmiendo antes, y yo, hago lo mismo.

A la mañana siguiente, siento algo frío caer sobre mí. Abro los ojos perezosamente, y veo a Daniel riéndose con un vaso en la mano.

—¡Daniel!—grito y me levanto del colchón en un momento.

Voy corriendo hacia el, salimos al jardín y me empuja a la piscina, pero yo le agarro la muñeca y caemos los dos juntos al agua.

—¡Buenos días!—dice el mirándome con su estupida y bonita sonrisa.

¿He dicho bonita sonrisa?

No lo voy a negar, tiene una bonita sonrisa, pero no sé porqué he pensado semejante cosa.

—¿Da gusto despertarse así, verdad?

—Ya ves, me despertaría así siempre, oye—le contesto con mi tono sarcástico de siempre.

—Ha sido gracioso, admítelo.

—Te habrá parecido gracioso a ti—y al decir esto, estornudo—Me voy a poner enferma por tu culpa.

Salimos de la piscina y el me pone una toalla por los hombros.

—Cámbiate de ropa cuánto antes, si no te cambias, si que te vas a poner enferma—me susurra y el vuelve dentro de la casa.

LOVE YOU (COMPLETA) #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora