Hoy es viernes, hoy es el cumpleaños de Scott. Sus esperados dieciocho han llegado por fin.
Bajo a la cocina para desayunar y me encuentro a Fernando y a Millie madre, desayunando.
—Mackenzie, ¿te importaría ir a la habitación de Millie a despertarla? A mí no me hace ni caso y si no se despierta, llegará tarde a clases.
—Eh, sí claro—subo de nuevo a la planta de arriba y voy a su cuarto, el cuál está al lado del mío.
Entro al interior y lo primero que veo son cajas. Muchas cajas. Pero están vacías. Me acerco a su cama y muevo su hombro.
—Millie, despierta—se frota el ojo y abre los ojos lentamente.
—Buenos días—dice ella mientras se incorpora.
—En diez minutos tienes que estar lista, si no, llegaremos tarde.
Yo me iría sin esperarla, pero Fernando me dijo que teníamos que ir las dos juntas al instituto. Y yo, acepté.
Bajo de nuevo a la cocina y Fernando deja mis tortitas con mi leche en la mesa. Al terminar de desayunar, me lavo los dientes, cojo mi mochila y espero a Millie en el jardín.
—Ya estoy—dice ella cerrando la puerta detrás de ella.
—Vamos—pongo los ojos en blanco y vamos juntas al instituto sin decir ni una palabra.
Llegamos y cada una se dirige a su taquilla. De repente, veo a Scott y le doy un gran abrazo.
—¡Muchas felicidades!
—¡Gracias!—dice el riéndose.
Me separo de el y vamos los dos juntos de nuevo a mi taquilla. Poco después, aparece Dylan, le desea un feliz cumpleaños y Scott se va.
—Hola—me dice, me gira para verle la cara y me da un beso, el cuál no dejo que me de—¿Qué te pasa?
—¿En serio me lo preguntas?—le pregunto bastante molesta.
—¿Qué he hecho ahora?
—Nada, ese es el problema, no has hecho nada—le contesto y apoyo mi cabeza en mi taquilla.
—No te entiendo.
—Hace dos días que no te veo, ni siquiera hemos hablado por mensaje.
—He estado ocupado, además, tampoco me has buscado.
—En estos dos días siempre le preguntaba a los chicos que dónde estabas, siempre me contestaban que estabas en la biblioteca con Millie. Y después, en las salidas me ignorabas. Somos una pareja Dylan. Ya somos lo suficientemente maduros para dejar estos juegos. O te lo tomas en serio, o hemos terminado.
—No, no volverá a pasar, sabes que te quiero y no vamos a dejarlo por esta tontería.
—No es una tontería Dylan. No quiero dejarte, pero ahora no me apetece hablar contigo.
—Está bien, te entiendo—antes de irse me da un beso en los labios y se marcha a su taquilla.
—Buenos días—me saluda con esa sonrisa que lleva todos los días.
—Hola Daniel—le digo y suelto un suspiro.
—¿Estás bien? Pareces cansada—dice y se apoya en mi taquilla, a mi lado.
—Sí, la verdad es que si estoy cansada.
—Si tienes problemas, puedes contármelo, ¿vale?
—Vale—el me rodea los hombros con un brazo y apoyo mi cabeza en su hombro. Y nos quedamos así hasta que suena el timbre.
Terminan las clases y espero a Millie en la salida, la cuál viene hablando con Sasha. Ella me ve, se despide rápidamente de Sasha y se acerca.
—¿Has esperado mucho?—y yo niego con la cabeza. No me apetece hablar con ella.
Llegamos a casa y comemos tranquilamente los cuatro. Ellos hablan de algo que no me estoy enterando, mientras yo me concentro en masticar y tragar.
Me preparo para ir a trabajar, antes de salir, le digo a Fernando que volveré un poco tarde y me voy.
—Hola Noah—saludo a mi compañero cuándo entro al local.
—Hey, hoy hay cumpleaños, ¿no?
—Sí, es de un amigo mío.
Empieza a venir clientes y nos ponemos a trabajar. Cuándo dan las nueve, veo entrar a Chloe y a Sarah.
—Hola Kenzie, ¿cuál es nuestra mesa?—pregunta Sarah apoyándose en la barra.
—Es la del fondo—ellas asienten y se van a su mesa.
Los chicos comienzan a llegar y antes de irse a la mesa, pasan a saludarme.
—Hey—dice Dylan acercándose a la barra.
—Hola Dylan—le saludo de vuelta sin mirale a la cara.
—¿Sigues enfadada?—me pregunta con un hilo de voz.
—Enfadada no sería la palabra, más bien, me siento decepcionada.
—Lo siento mucho, Mackenzie, en serio.
—Luego hablamos, tengo que trabajar—y el se va a la mesa dónde están los demás.
Termino mi turno, me cambio rápidamente en el vestuario de los empleados y salgo con los chicos y con Noah del restaurante.
—Nos vemos mañana, adiós Noah—el se despide con la mano y los chicos y yo nos vamos a dar una vuelta por el mirador.
—¿Podemos hablar ya?—me dice Dylan cuándo todo el grupo está más delante.
—Ya lo hemos hablado esta mañana.
—Ya pero, no quiero que estés molesta conmigo, quiero que sea cómo antes.
—De acuerdo—suspiro y el me da un abrazo que dura bastante.
—Te quiero—y acto seguido, me da un tierno beso.
—Yo también a ti.
Nos acercamos a los chicos, y seguimos caminando mientras hablamos.
—Hey—saludo a Daniel, el cuál mira el móvil bastante atento.
—Oh, hola.
—¿Qué tal va Maddie con la niñera?
—Por ahora bien, o eso creo.
—Me alegro mucho...—el sonido de mi móvil me interrumpe y le digo a Daniel que espere un segundo—¿Sí?—respondo al ponerme el aparato en mi oreja.
—Hola Mackenzie, soy Emily.
¿Emily?
—¿Cómo tienes mi número?
—Tengo contactos, el caso es que te llamaba para hacer algo mañana juntas.
—¿Mañana? ¿Quiénes?
—Sí, mañana, tú, Sasha, Alice y yo. Puedes invitar a Sarah y a Chloe, pero me tienen bastante asco, aunque podrías intentarlo.
—Lo intentaré.
—Bien, mañana a las once en mi casa, va a ser una fiesta de pijamas.
¿Una fiesta de pijamas? ¿Con dieciocho años?
—Tranquila, no será la típica fiesta de niñas de ocho años, sino una fiesta en la cuál habrá alcohol, películas y secretos.
—Oh, vale, estaré allí—total, tampoco tengo nada que hacer.
—Chao—me despido y cuelgo.
Me aparto de Daniel, llamo a las chicas y nos ponemos detrás del todo.
—¿Pasa algo?—pregunta Chloe y les cuento todo.
—¿Y la vas a creer?
—Hay personas que merecen segundas oportunidades y sé que Emily ha cambiado.
—Está bien, iremos—afirma Chloe.
—De acuerdo, iremos a la estupida fiesta.
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LOVE YOU (COMPLETA) #2
Fiksi RemajaTras su secuestro, Mackenzie es obligada a abandonar a sus amigos e irse de su ciudad. ¿Qué le pasará ahora? Léela para descubirlo.