A la mañana siguiente, noto cómo alguien acaricia mi mejilla, abro mis ojos y me encuentro a Dylan mirándome fijamente.
—¿Te diviertes acariciando mi mejilla?—le pregunto con una sonrisa divertida sobre mi rostro.
—Sí—el se ríe un poco y esconde su cara en mi cuello.
—Deberíamos levantarnos ya, ¿no?—le
pregunto al cabo de un rato.—Sí, creo que sí.
Bajamos a desayunar y cómo tenemos tiempo de sobra, decidimos hacer unas tortitas acompañadas con nutella y un vaso de leche.
—Te han salido muy ricas—le digo a Dylan y le doy otro bocado a mi tortita.
—Gracias—y se sonroja un poquito, pero no comento nada al respecto, solamente me río un poco al ver su rostro.
Empezamos a prepararnos y poco después, salimos de casa y nos montamos en su coche.
—¿A qué hora vengo?
—Pues—no sé qué hora decirle, ya que he quedado con Daniel y no tengo ni idea a qué hora volveré—Daniel me dijo de acompañarle a comprar un regalo a su hermana pequeña y no sé a qué hora terminaremos.
—Bien, avísame cuándo hayas terminado, entonces.
Aparca el vehículo y salimos de este. Llegamos a mi taquilla, me da un largo y lento beso y se marcha hacía su taquilla.
—¡Bu!—me dice alguien por detrás y me giro hasta ver a esa persona.
—Hola Daniel y no, no das miedo—y pongo los ojos en blanco y me doy de nuevo la vuelta para cojer mis libros.
—Oye, a ti se te dan bien todas las asignaturas, ¿cierto?—me pregunta y se apoya en la taquilla de al lado.
—Sí, ¿por qué lo preguntas?
—Necesito ayuda con literatura, siempre se me ha dado mal.
—¿Quieres qué te ayude con literatura?
—Sí, pero si estás muy ocupada, no pasa nada.
—Tengo libres los miércoles y los lunes, te puedo dar clase los miércoles dos horas.
—Claro, ¿empezamos el miércoles que viene? Hoy tenemos qué hacer lo de mi hermana.
Suena el timbre y nos vamos juntos a clase. Saludo a Chloe y a Sarah y me coloco en mi sitio.
Terminan las clases y nos bajamos al patio junto con los demás. Me siento junto a Dylan y a mi lado, Nathan.
—Kenzie,—me llama Nathan y me acerco más a el—estoy conociendo a una chica, se llama Aria y me ha invitado salir el sábado, cómo una cita. Y no sé a dónde llevarla, ¿alguna sugerencia?
Un momento, ¿ha dicho Aria?
No será la misma Aria de la qué me habló Noah, ¿verdad?
En Seattle vive demasiada gente y puede ser una casualidad.
—¿Tienes una foto de ella?—le pregunto sin contestar a su pregunta.
—Eh, sí, pero, ¿para qué...?
—Tú enséñamela—le interrumpo, perdiendo la poca paciencia que me queda.
Saca su móvil y me enseña la foto de la chica. Es la misma, me acuerdo porqué la vi en la pizzería hablando con Noah.
Nathan es mi amigo y no quiero qué una tía se aproveche de dos hombres o incluso puede que se haya aprovechado de más.
—Nathan, esa chica va a tener una cita con mi compañero de trabajo, Noah.
—¿Qué?
—Deja de hablar con ella. Puede que haya quedado con más hombres y no es justo. Te lo tenía qué decir, lo siento Nathan.
—No pasa nada. Gracias por habérmelo dicho, Mackenzie.
Terminan las clases y nos despedimos en la entrada del instituto. Camino hacía la casa y entro al interior. Dejo la
maleta en el cuarto y bajo a hacerme la
comida.Sinceramente, echo de menos a Fernando. La casa está muy silenciosa si no está el.
Termino de almorzar y hago la tarea hasta que dan las cinco y Daniel
me manda un mensaje diciendo qué está fuera.—Hola de nuevo—le saludo cuándo entro al coche.
—Hey—dicho esto, arranca el vehículo y vamos al centro comercial.
Llegamos y tardamos cómo unos diez minutos en encontrar aparcamiento. Nos bajamos del coche y andamos hasta una juguetería.
—¿Cuántos regalos quieres comprarle?—le pregunto mientras ando por los pasillos de la tienda.
—Pues un par de cosas. Algún juguete y una camiseta.
—¿Le gustan las muñecas o prefiere otra cosa?
—Le gusta mucho los playmobil, pero de piratas.
—Vamos a cogerle eso—nos acercamos al apartado de playmobil y encontramos uno de un barco pirata.
Terminamos de comprar y nos vamos a una cafetería a merendar algo.
—Bueno, ¿qué piensas hacer después del instituto?—me pregunta cuándo nos sentamos en una mesa.
—Pues no lo sé. Voy la semana que viene a una entrevista para una beca, quiero ir a la universidad de California.
—¿De California? Yo también quiero ir a esa. Quiero estudiar arquitectura.
—Vaya. Yo quiero estudiar la criminología, siempre me ha gustado mucho ese tema.
—¿Y necesitas mucho esa beca?
—Sí, la verdad es que sí. Desde lo que pasó con mis padres adoptivos y con mi
padre biológico, nadie me va a ayudar a pagar la carrera.—¿Y tu psicólogo?
—Oh, Fernando, no. Sé que el me ayudaría, pero no quiero que me pague todo ese dinero. Bastante con que estoy viviendo con el, no quiero que se gaste más dinero en mí, no sería justo.
—Pero, a veces, es bueno tener ayuda de los demás, ¿lo sabes?
—Lo sé, pero desde siempre no he necesito ayuda de nadie, siempre me he cuidado sola—dicho esto, el me mira fijamente y empezamos a hablar de otra cosa.
Rato después, salimos del centro comercial y nos montamos de nuevo en el coche.
—Muchas gracias por ayudarme—me dice Daniel cuando aparca frente a mi casa.
—No es nada.
—El viernes a las ocho de la tarde te recojo.
—Sí, nos vemos mañana—y abro la puerta del vehículo para irme.
—Hasta mañana, camarera—pongo los ojos en blanco y sonrío un poco.
Entro a la casa y le mando un mensaje a Dylan para qué venga.
Al entrar a mi habitación, el móvil me suena y veo que me está llamando Millie, la jefa de policía.
—¿Mackenzie?
—Sí, soy yo, ¿pasa algo?
—Te comunico de qué ya en España están buscando a tu padre. Y, al parecer, tu padre no está en casa, creen qué se ha escapado. Lo van a buscar por todo el país y por Portugal. De todas formas, ten cuidado, no sabemos si ha vuelto por aquí, ¿de acuerdo?
—De acuerdo. Muchas gracias.
Poco después, Dylan llega a la casa y cenamos viendo una película de comedia.
—¿Nos acostamos ya?—le pregunto y miro la hora en la pantalla de mi móvil.
Subimos a mi habitación y cada uno se tumba en un lado.
—Buenas noches—me dice y me da un beso en los labios.
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LOVE YOU (COMPLETA) #2
Teen FictionTras su secuestro, Mackenzie es obligada a abandonar a sus amigos e irse de su ciudad. ¿Qué le pasará ahora? Léela para descubirlo.