LOVE YOU (COMPLETA) #2

14.

Al fin es viernes.

Esta mañana me despierto sola en la cama, ya que esta noche Dylan no se había podido quedar.

Termino de prepararme y salgo de casa con mis auriculares puestos.

—¡Hola!—grita alguien detrás mía y me abraza por la espalda.

—Hola Scott—le saludo riéndome.

—Falta una semana para mi cumpleaños.

—Lo sé, no se me ha olvidado.

Llego a mi taquilla y veo a Dylan con Millie hablando muy animadamente.

—Buenos días—les saludo y ellos me dicen lo mismo.

—Hola—me susurra alguien momentos después, me giro y veo el rostro de Dylan a centímetros del mío.

Me coge la cara entre sus dos manos y me da un beso en mis labios.

—¿Vas a venir a la bolera?

En el grupo que tenemos, habíamos hablado sobre de ir a la bolera, pero no contesté.

—No puedo, tengo el cumpleaños de la hermana de Daniel y le prometí que iría.

—Oh, está bien—contesta el encogiéndose de hombros.

—A lo mejor si terminamos pronto, puede que nos pasemos por allí.

Suena el timbre que indica el final del día y salimos del instituto.

Llego a casa y me hago algo simple para comer. Al rato, empiezo a prepararme para el cumpleaños. Decido ponerme algo cómodo, pero un poco formal.

Daniel me manda un mensaje y salgo fuera, dónde lo veo aparcado frente mi casa.

—¡Hola!—me saluda el con una gran sonrisa.

Lo observo y veo que lleva una camiseta blanca y unos vaqueros negros con unas converse, también en negras.

Es un look muy sencillo, pero a el le queda de maravilla.

¿He dicho que le queda de maravilla?

Últimamente no sé que me pasa.

—Hemos llegado—anuncia el poco después.

Miro por la ventana y veo un gran edificio de unas ocho plantas. Nos bajamos del coche y entramos en el vestíbulo.

Esperamos al ascensor y cuándo llega, entramos al interior y Daniel pulsa el botón número cinco.

—Si te sientes incómoda, tú sólo dímelo y te llevo a tu casa o a dónde tú quieras, ¿de acuerdo?—y asiento. No creo que me sienta incómoda, tengo la sensación de que serán muy buenas personas.

El abre la puerta y deja ver un pequeño pasillo con una mesita, la cuál, tiene una foto con una niña pequeña, Daniel pero más pequeño y otra chica más o menos de la edad de Daniel de ahora.

—La niña pequeña es Maddie y la otra es mi hermana, Madison. En esa foto tiene 18 años.

—Era muy guapa—y es la verdad, era una chica preciosa: pelo rubio, ojos de color miel y algunas pecas alrededor de su pequeña nariz—Aunque, no os parecéis mucho.

—No, Maddie y ella si se parecen, yo he salido más diferente—dice el con una peque sonrisa—Bueno, ¿entramos ya?

—Sí—el se adelanta y yo lo sigo por detrás.

Entramos al salón, dónde está su hermana sentada en el sofá con un iPad en sus pequeñas manos.

—¡Hola enana!—le dice Daniel con un tono muy suave y cariñoso y se acerca a ella.