A la mañana siguiente, hago toda mi rutina de siempre y antes de salir por la puerta para ir al instituto, Fernando me llama, haciendo que entre de nuevo a la cocina.
—¿Pasa algo?—pregunto y me apoyo en el marco de la puerta.
—Cuándo vuelvas, no estaré, tendrás que hacerte tú la comida.
—¿Y eso?
—No sé cómo te lo vas a tomar, pero Millie se viene a vivir aquí con su hija.
—¿Cuándo habéis decidido eso?
—Se lo pregunté yo ayer por la noche. Kenzie, yo la quiero y me gustaría que ella y yo fuesemos una pareja de verdad. Y ya no quiero seguir perdiendo el tiempo.
—Me alegro que os vaya bien, me alegro mucho, en serio. Además, es tu casa, no la mía—y me acerco a el para darle un abrazo.
Es un buen hombre y se merece ser feliz con alguien que quiere a su lado.
Llego al instituto y veo a todos menos a Dylan. Me acerco a ellos y cómo no, todos nos paramos junto a mi taquilla.
—Scott, este viernes vamos a la pizzería dónde trabaja Kenzie para celebrar tu cumpleaños—le dice Sarah.
—Oh, gracias chicos.
—Luego iremos a otro sitio cuándo Mackenzie termine de trabajar.
—Oye Kenzie, me he enterado de la notica esta mañana y la verdad, es que estoy bastante contenta por vivir contigo—me dice Millie con una sonrisa.
—Sí, yo también me he enterado esta mañana—le contesto con una sonrisa de boca cerrada. Yo, en cambio, no estoy muy emocionada de que ella se venga a vivir con nosotros, pero no puedo hacer nada.
Empieza el recreo y todos bajamos al patio. Llegamos al campo de fútbol y nos sentamos.
—¿Y Dylan? No lo he visto hoy—les digo a los chicos.
—Hoy a llegado tarde y se ha ido a la biblioteca con Millie, no sé para qué han ido—me explica Nathan y yo sólo asiento.
No me molesta que se vaya con ella, al fin y al cabo son amigos, pero no hablamos desde ayer. Lo noto más distante.
Salimos del instituto y justo en la puerta, me choco con alguien, haciendo que todos los libros de esa persona se caigan.
—Ten cuidado—me dice una voz femenina.
Levanto mi mirada hacía su rostro y veo que es Emily, y a su lado, Sasha y Alice.
—Lo siento Emily—le contesto y le entrego los libros.
—¿Sabes? En verdad, te echaba de menos por aquí.
—Pues...—sinceramente, no tengo ni idea de que contestarle a eso.
—Tranquila, ya no soy la niña inmadura de antes que te encerraba en los servicios o en los vestuarios. Eso ha cambiado. Lo que no ha cambiado ha sido lo de flirtear con los chicos, eso se me sigue dando de maravilla—ella se ríe y me uno a ella.
—Me alegro que hayas madurado en estos dos años.
—Si quieres, podemos conocernos mejor y quién sabe, hasta podemos llegar a ser amigas—mira a sus amigas y me mira de nuevo a mí—Las cuatro, las cuatro podríamos ser amigas.
—Bueno, me lo pensaré, hasta mañana—me despido de ellas y vuelvo con los demás.
—¿Dónde te habías metido?—me pregunta Chloe.
—Estaba hablando con Emily—y a ella se le forma una cara de confusión.
—¿Con Emily?—pregunta con una mueca de asco.
—Sí, no es nada importante—miento. Hasta que no tome una decisión de intentar ser su amiga o no, no les contaré nada a las chicas.
—Kenzie, a las cinco en mi casa, ¿de acuerdo?—me dice Daniel y le digo que sí.
Hoy empezaban las clases de Daniel por la tarde, y tiene que ser en su casa, ya que en la mía va a haber mudanza.
Termino de almorzar y de limpiar la cocina. Me cambio de ropa, me quito el incómodo uniforme y cojo unos vaqueros con una camisa.
Llego a la parada de autobús y minutos después, por fin llega. Después, el autobús se para y por suerte, la casa de Daniel no queda muy lejos.
—Buenas tardes—saludo a una chica de más o menos veinticinco años.
—Hola, pasa—me deja pasar y entramos al salón, dónde veo a Maddie sentada en el sofá viendo unos dibujos animados.
—¡Mackenzie!—dice la niña al verme y viene corriendo hacía mí a darme un abrazo.
—Hola Maddie, ¿qué tal estás?—le digo mientras ella se separa.
Cuándo ella me iba a contestar, entra Daniel al salón con unos pantalones de chándal grises, y una camiseta blanca.
—Hola Kenzie, ¿vamos?—señala con su cabeza al pasillo y yo asiento.
—¿Esa era la niñera?—le pregunto justo cuándo el cierra la puerta.
—Así es, no me cae muy bien, pero mis padres lo han decidido.
—No parece muy agradable—confieso y el se encoge de hombros.
—Por cierto, ¿cuánto quieres cobrar?
—¿Qué?
—¿Qué cuánto dinero quieres que te de por las clases?
—Oh, no, no, esto lo hago cómo un favor, no tienes porqué darme nada, en serio—pero el niega con la cabeza.
—Sé que necesitas el dinero, así que te pagaré. Veinte dólares, ¿te parece bien?
Sé que no va a aceptar si le digo que no quiero ese dinero, así que suspiro y le contesto que sí.
Una hora después, por fin termino de explicarle el punto que hemos dado hoy de literatura.
—No mentías cuándo decías que se te daba mal la literatura—bromeo.
No se le da muy bien, pero tampoco es que se le de fatal. Es un chico inteligente.
—Muy graciosa. Por cierto, ¿es verdad que Millie va a vivir contigo?
—Sí, sí es verdad.
—¿No te cae bien?
—Bueno, que una chica esté más tiempo con tu novio que tú con el, es raro.
—Digamos que no te cae muy bien, ¿cierto?
—No mucho—le contesto mirando hacia abajo.
—Lo llevarás bien, tranquila.
Salgo de su piso, después de decirle unas diez veces que no hacía falta que me llevara a casa y voy hacia la parada de autobús.
Llego a casa y veo algunas cajas por el jardín y a Fernando cargando algunas de ellas mientras entra en casa.
—Hola, ¿os ayudo?—pregunto y ellos me dicen que sí.
Poco después, el jardín está sin ninguna caja. Mientras hago la cena con Fernando, las dos Millies están en su habitación ordenando las cosas de las cajas.
—¿Millie va a quedarse en tu habitación, verdad?—le pregunto.
—Así es. Espero que convivamos siendo cómo una familia—dice el con una media sonrisa.
—Sí—le contesto, se me escapa una pequeña lágrima, pero me la limpio rápidamente.
—¿Puedes terminar de cortar las cebollas? Voy a ayudar a Millie.
—Sí, claro, ve.
Oigo que sube las escaleras y ahí es cuándo si lloro.
A veces, siento la necesidad de tener una familia, aunque nunca he sabido bien lo que es tener una realmente.
ESTÁS LEYENDO
LOVE YOU (COMPLETA) #2
Teen FictionTras su secuestro, Mackenzie es obligada a abandonar a sus amigos e irse de su ciudad. ¿Qué le pasará ahora? Léela para descubirlo.