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Sus ojos se abrieron lentamente, aún con algo de sueño logro levantarse de su cama. La alarma a su lado estaba sonando, miro el pequeño reloj con rabia y golpeo el botón. De inmediato este dejo de hacer ruido, pero ahora él no podía volver a dormir.

Suspiro pesadamente, a decir verdad hoy no estaba de humor para hacer nada, solo quería descansar y estar solo. Pero el mundo no le haría ese favor. La puerta empezó a ser golpeada, él solo la miro.

—Está abierto.

El mensaje fue escuchado, la puerta se abrió y entro una mujer.

—Adrien, el desayuno está listo.

—Ya voy Natalie, me cambio y bajo.

La mujer solo asintió con la cabeza y lo dejo solo. Sus manos fueron inconscientemente a su cara, las lágrimas habían empezado a salir otra vez. Permaneció así por unos minutos, con las manos tapándose la cara y llorando en silencio. Aún le dolía el rechazo de la heroína.

No quería pensarlo pero aun así el recuerdo seguía en su cabeza, lastimándolo cada vez que lo rebobinaba. Miro la pila de ropa sobre su escritorio y la tomo, ahora vistiéndose como usualmente lo hacía, con una camisa blanca y debajo una camiseta negra.

—¿Adrien, estas bien?

—Sí, no te preocupes Plagg. Vamos.

El Kwami lo miro preocupado, pero aun así lo obedeció y se metió dentro de su camisa. Salió por la puerta de su habitación y bajo las escaleras hasta llegar al comedor. Allí solo lo esperaba Natalie, parada al lado de su asiento y con su portapapeles en manos.

—¿Papa no va a comer conmigo? —pregunto al percatarse que solo había un plato sobre la mesa.

—Surgió algo, dice que lo lamenta, será la próxima vez.

«Si claro» pensó sarcástico. Sin nada que decir simplemente se sentó en la silla comenzó a comer, era buena comida, pero la disfrutaría más si tan solo tuviera hambre. Su mente estaba en blanco ¿Por qué seguía esperando el poder comer con su padre? ¿Cuándo había sido la última vez que comieron juntos? Su vista fue inconscientemente al cuadro que colgaba en la pared.

 Su mente estaba en blanco ¿Por qué seguía esperando el poder comer con su padre? ¿Cuándo había sido la última vez que comieron juntos? Su vista fue inconscientemente al cuadro que colgaba en la pared

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(No pude encontrar la imagen en mejor calidad, jajajaja)

Eso sí era una familia, solo había tres integrantes pero eran suficientes. Los tres parecían felices, unidos, reales. Gabriel Agreste, Adrien Agreste y Emilie Agreste, la unida familia posando en aquel lienzo tan bien pintado.

Demasiadas emociones negativas para él, sus ojos trataban de no dejar escapar ninguna lágrima, su expresión era totalmente forzada, no quería llorar pero lo iba a hacer. Una de sus manos fue directa a cubrir uno de sus ojos, el cual ya empezaba a derramar líquido.

—Natalie, sal un momento, por favor.

—¿Adrien, estas bien?

—Sí, necesito estar solo un momento.

Eres Perfecta Para Mí (Adrileka)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora