Un amor no correspondido es algo común, pero no por ello significa que no puedas sufrir por eso. Tras ser rechazado otra vez por Ladybug, Chat Noir decide que lo mejor sera superarla y seguir adelante.
Lo único que me pertenece es la historia. Las...
—Es la primera vez que eliges una película de terror en vez de una de comedia o de acción.
—¿Eh? Es para variar.
—¿En serio? ¿No será por nuestra nueva integrante?
La cara del blondo rápidamente se tornó roja, su amigo no estaba equivocado. Eso provoco una risa en el de lentes.
—Tal vez si...
—¿Entonces si te gusta?
—Sí.
A pesar de estar feliz por su amigo también estaba preocupado, preocupado por como su novia y su amiga tomarían esto cuando lo descubriesen. Pero de algo estaba seguro, no lo descubrirían por él, mantendría los labios sellados tanto tiempo como pudiera.
Mientras tanto las chicas compraban los aperitivos. Alya tenía un bote de palomitas y dos bebidas, sabía que iba a compartirlas con su novio. Juleka tenía el bote de palomitas y la bebida de Adrien, y una bebida que se había comprado para ella. Marinette, casi al igual que las dos, llevaba un bote de palomitas y una bebida.
El ambiente era tenso para las tres muchachas, ninguna soltaba ni una palabra, pero aun así, era evidente que la azabache estaba molesta. Juleka sólo permanecía callada esperando a que los chicos volvieran rápido.
—Dijiste que sólo eran amigos —la acuso Marinette.
—Eso somos, nada más.
—¿En serio? ¿Quién llama "Princesa" a sólo una amiga?
Las mejillas de la gótica se enrojecieron un poco al recordar esas palabras, en parte porque no estaba acostumbrada a que el rubio la llamara así y por otra parte por la vergüenza de que alguien más lo supiera.
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La azabache se percató del leve sonrojo de la pelinegra, lo cual provoco que su ceño se frunciera aún más. Antes se había estado controlando porque no creía que su amiga la traicionaría, pero ahora su mente le gritaba que algo estaba pasando entre el modelo y la gótica.
—Lo que haces no está bien, Juleka —acoto Alya mirando hacia otro lado.
—Te dije que me gustaba ¿por qué me haces esto? —pregunto casi gritándole la azabache.
—Yo no...
Esta no era la típica Marinette de siempre. Como todas, sabía del amor que sentía por el chico, incluso sabía que era algo intensa, tan intensa para incluso memorizar el horario del modelo. Nadie decía nada ya que era una gran chica, casi nunca se metía en problemas y siempre ayudaba al que lo necesitaba.
Pero ahora, la imagen que tenía en su cabeza de la chica se estaba transformando. Sabía que era una buena chica, quería creerlo, pero podía sentir el aura de hostilidad que irradiaba de ella.
—Dime la verdad, Juleka, ¿te gusta Adrien?
—A mí... yo...
—¡Volvimos! —gritaron los dos chicos animadamente.
