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Adrien miraba embobado aquella bolsa transparente atada con un moño rosa, dentro de la misma podía verse que había varios cruasanes dentro, la chica que sostenía aquel apetecible platillo lo miraba nerviosa esperando que dijera algo.

—¿Son para mí? ¿De verdad?

La muchacha solo asintió en señal de afirmación.

—¡Gracias, Marinette! Pero ¿cuál es la ocasión?

—N-N-No hay ninguna o-ocasión, s-solo, yo-

—Lo que Marinette intenta decir es que eres alguien muy importante para ella —interrumpió su amiga.

—¿En serio?

La azabache volvió a asentir. La sonrisa del rubio se amplió, aún recordaba el día que conoció a aquella chica, y el malentendido que hizo que se disculpara un día después. Ese fue el inicio de la rara relación que ambos llevaban.

—Gracias, Marinette, de verdad eres una buena amiga, ¿trajiste de estos para la clase? —pregunto agarrando una de las medialunas.

—N-N-No, y-yo solo, bueno, sí, es que-

—No, solo trajo para ti —la volvió a interrumpir Alya, no iba a dejar que la chica se arrepintiera ahora.

Ante eso Adrien miro sorprendido a la azabache, segundos después sonrió y empezó a rascarse la nuca con cierta vergüenza.

—Oh... Muchas gracias, que te hayas tomado tantas molestias por mí, gracias —soltó con cierta felicidad y bochorno—. Lo siento, pero yo no te traje nada, ¡hey, tengo una idea! Así podre devolverte el gesto, tengo una sesión de modelaje dentro de unos días, si quieres puedo usar algo que hayas hecho.

—¿E-En serio?

La joven lo miraba sonrosada y sorprendida, no esperaba aquello. Pero no podía decir que no estaba feliz por cómo se estaba tornando la situación, que Adrien Agreste el chico que le gustase fuera a usar algo diseñado por ella frente a tantas personas era algo de ensueño.

—¡Sí! Hablare con mi padre de esto, si las cosas salen bien incluso te recomendare frente a las cámaras.

Su corazón no podía dejar de latir, sentía que en cualquier momento este se escaparía de su pecho. La escena que se estaba presenciando era algo tierno o lindo para quienes lo veían, la mayoría de los presentes observaban aquella escena con gusto, pero dos o tres personas la miraban con rabia.

—¿En serio vas a hacer eso solo porque la panadera te dio un regalito? —pregunto Chloe apretando con sus dedos uno de los cruasanes, los apretaba de una manera que dejaba en claro que los veía como algo mal hecho y de pésima calidad.

—¿C-Cuál es tu problema?

—Ay, ya empieza a tartamudear, que sorpresa —aclamo sarcástica—. No deberías juntarte con ella Adri, solo mírala, ni siquiera puede hablar bien.

—Chloe... basta —el tono y la cara de Adrien era amargo, su ceño fruncido iba dirigido a aquella rubia.

—¿Adri?

—Marinette es una gran chica, no deberías hablarle así.

La rubia se sorprendió ante tales palabras, normalmente él era el más tolerante con ella, pero cometió un error, algo que él nunca permitía era que fuera tan mala con las personas delante suyo. Miro la expresión de molestia del rubio, a pesar de estar preocupada por haber hecho enfadar a su amigo salió enojada del salón con Sabrina siguiéndola desde atrás.

—Adrien... Gracias.

—No es nada, no podía dejar que te hablara así —dijo para después suspirar—. Me disculpo por ella, Chloe es algo...

Eres Perfecta Para Mí (Adrileka)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora