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—¿Chat Noir?

El rostro sonrojado y feliz del chico se transformó al instante. El rojo se apagó y la piel empalideció, la expresión risueña que tenía fue remplazada por una de pánico absoluto. Su boca se había secado, un nudo se había formado en su garganta. Estaba seguro de que su corazón había dejado de latir por un segundo.

—¿Qué dijiste?

—"My Princess", solo Chat Noir me llamo así. Adrien ¿acaso tú...?

Ya sabiendo lo que estaba por decir le tapó la boca, la imagen no era agradable para los que la viesen. Es decir, Adrien literalmente estaba tapándole la boca a la muchacha, mientras esta estaba arrinconada contra la pared.

Ni siquiera sabía lo que estaba haciendo, una gota de sudor bajo por su frente ¿qué debía hacer? Se suponía que su identidad debía ser secreta. Claramente estaba alterado, por no decir que estaba sufriendo un ataque de pánico.

Trago saliva, no podía dejar de pensar en eso ¿qué pasaría si alguien descubría su identidad? Lo primero que pensó fue llamar al maestro Fu, ya que tenía el número del anciano en su celular, pero esa idea fue descartada por el miedo a la idea que formo su mente.

¿Y si le quitaba su prodigio? No quería eso, el respirar se le dificultaba un poco. El corazón le latía a más no poder, sentía que en cualquier momento su pecho explotaría.

Como si la chica pudiese leer su mente simplemente llevo una de sus manos a las mejillas del chico y la dejo reposar, logrando que se tranquilizara. Con delicadeza él quito la mano que cubría la boca de la chica, permitiéndole hablar.

—Tranquilo, no diré nada.

El corazón del rubio se calmó un poco. Su mano seguía apoyada contra la pared, y su cuerpo extremadamente cerca del de ella. Juleka a pesar de la situación en la que estaba, no se sentía nerviosa, la palma de su mano aún seguía reposando en el rubio, como si solo tocarle la mejilla fuera suficiente para tranquilizarle.

El ruido de algo cayendo al suelo hizo que ambos apartaran la mirada. El grupo que habían dejado los encontró, todos miraban sorprendidos la escena, nadie se lo esperaba, incluyendo a la azabache que dejo caer su mochila y salió corriendo de allí.

Gracias a eso, Alya le dirigió una mirada enojada a la gótica, la cual se apartó enseguida del rubio.

—¡No es lo que parece!

Sin querer escucharla, Alya fue tras Marinette. Ahora todos entendían las palabras de Alix "Estoy fuera" a esto se refería. Nino ya sabía de los sentimientos de Adrien. Rose ya sabía de lo que estaba sintiendo Juleka, aunque Juleka no estaba del todo segura. Pero si de algo sabían el moreno y la rubia, era de lo que sentía Marinette.

—Bueno, esto iba a pasar tarde o temprano —soltó Nino en voz baja.

—Sí...

—Al mal tiempo buena cara ¿cierto?

—Ja, es verdad.

Ambos sonrieron forzosos, ahora no había vuelta atrás, la guerra estaba por comenzar y debían tomar un lado.

La azabache siguió corriendo, una vez creyó que nadie la vio se detuvo y se recostó contra una pared, poco después su cuerpo se deslizo hasta tocar el piso. Su cabeza permanecía oculta entre sus piernas, y su llanto era silencioso.

—Marine...

—¡Marinette!

El kwami fue interrumpido por la chica de lentes. La cual se acercaba a toda velocidad hacia la chica, afortunadamente Tikki no había salido del bolso de su portadora.

—Vamos, chica, estoy segura de que lo que vimos no fue... no puede ser, no lo creo.

—Tú también lo viste, Alya, ellos dos se iban a besar.

—¡Pero no lo hicieron! ¡Eso significa que aún no es muy tarde! ¡Puedes hacerlo!

—No puedo —sollozo.

—¡Sí, si puedes! ¡Nuevo plan, escúchame a mí! Ya no hay tiempo para dudar, hay que actuar. Debes dejar de actuar tan nerviosa con Adrien, sino no podrás conquistarlo.

—Pero no puedo.

—¡Si puedes! ¡Ya no hay tiempo, hay que apresurar las cosas!

—¿Apresurar? —pregunto levantando la cara, dejando al descubierto las lágrimas que caían.

—¡Déjamelo a mí! ¡Yo me encargo!

—¿Qué es lo que planeas?

—Ya verás.

Eres Perfecta Para Mí (Adrileka)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora