Capítulo 12

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Los días fueron pasando y Bill no podía negarlo, empezaba a sentir algo muy fuerte por Tom y el sentimiento era mutuo. No había más que ver como en cada turno que les tocaba patrullar juntos estaban ambos nerviosos sin poder evitarlo, como se rozaban sin querer y saltaban chispas entre ellos.

Y los demás también lo veían, los rumores que corrían por comisaria eran cada vez más intensos y Bill odiaba sentirse el centro de todas las miradas, sobretodo de las que Andreas le dirigía lleno de un odio inmenso. Estaba claro que aun sentía algo por Tom, y Bill era un obstáculo para reconquistarlo.

Suerte que contaba con Georg y Gustav para animarle cada vez que Andreas lograba herir sus sentimientos, no podía contarle nada a Tom para que Andreas no tomara represalias, y se desahogaba con sus amigos.

Hasta que llegó el día en que no pudo más, y decidió dar un paso más en su relación. Y así se lo hizo saber a Georg una noche que patrullaban juntos.

—Voy a pedirle una cita a Tom—dijo sin más.

— ¡Al fin!—exclamo Georg casi aplaudiendo—Habéis tardado mucho, la verdad.

—No es fácil con toda la comisaria pendiente de nuestros pasos—gruñó Bill cruzándose de brazos—Y con Andreas criticando cada cosa que digo o hago.

—Es un imbécil—solto Georg gruñendo él también—Por dejar escapar a Tom, y ahora que estas tú interesado en él, parece que es solo suyo y nadie se le puede acercar.

—He estado estos días algo alejado de Tom porque necesitaba pensar—siguió diciendo Bill—Tengo que aceptar que le gusto, y yo a él. Asi que para que esperar más.

—Conozco un bar que os gustará—dijo Georg—Uno que es...vamos, solo para vosotros...

—De ambiente—apuntó Bill.

—Si, de ambiente—repitió carraspeando Georg—El otro día hubo un altercado y Gustav acudió, me dijo que salió de ahí con mas invitaciones a una copa que cuando va a un bar de heteros.

Bill se echó a reír, sabiendo del mal trago que habría pasado Gustav al se acosado por tanta gente de su mismo sexo.

—Se llama Moonlight, esta en las afueras de la ciudad pero con el coche llegas enseguida—explicó Georg—Allí fijo que tendréis la intimidad necesaria para moveros a vuestras anchas.

—Se lo comentaré a Tom mañana cuando le vea—murmuró Bill asintiendo.

—Seguro que te dice que si—dijo Georg guiñándole un ojo—Y bueno, ya me contarás que tal. Y si necesitas algún día el apartamento para los dos solos,...

Bill le dio un codazo para que se callara, Georg iba muy deprisa. Primero tendrían un par de citas, y luego ya vería que tal era estar con Tom en la misma cama.

Al día siguiente fue a trabajar muy ilusionado, ni siquiera la fulminante mirada que Andreas le dirigió le molestó. Se puso el uniforme sin poder evitar tararear por lo bajo, buscando a Tom con la mirada. Su taquilla estaba cerrada, ya se habría cambiado de ropa y fijo que estaría en la cocina tomando un café.

Con esa idea en mente se dirigió a la cocina, pero tampoco le vio allí. Se puso un café y entonces fue a la sala de reuniones, donde estaría seguramente Tom.

Pero nada, allí tampoco estaba. Oliver repartió los turnos y le tocó con Georg de nuevo. No era que le molestara, pero estaba intrigado por el paradero de Tom. No se lo pensó dos veces y una vez terminada la misión se acercó a Oliver y le preguntó directamente por Tom.

—El agente Kaulitz tiene el día libre—contestó Oliver sin más.

Bill no hizo ninguna pregunta más, se reunió con Georg y salieron a patrullar en silencio. No sabía porqué había pedido el día libre Tom, tal vez tendría algún asunto familiar que atender. No se atrevía a llamarle para no molestarle, aunque al final del turno no pudo contenerse más y cogió su móvil y marcó el de Tom.

Rookie BillDonde viven las historias. Descúbrelo ahora