Capitulo 25

144 16 0
                                    


Casi gritó aliviado cuando se terminó el turno. Echó a correr al vestuario y se cambió de ropa sin importarle dejar el uniforme tirado en el suelo de su taquilla. Cogió el informe de su madre y con el bien escondido bajo la cazadora salió de la comisaría y echó a correr por el parking en busca de un lugar donde poder leerlo sin ser interrumpido.

Pensó en ir al apartamento, Gustav estaría con Lauren y él se metería en su habitación donde sabía que no sería molestado. Fingiría sentirse mal y así le dejarían descansar unas horas, las suficientes para poder leer todo el caso de su madre de arriba abajo.

Cogió un taxi y 15 minutos más tarde se encerraba en su habitación. Tal y como había previsto, Gustav y Lauren prometieron dejarle descansar y si necesitaba algo podía contar con ellos.

Se sentó en la cama y sacó la amarillenta carpeta. Se la quedó mirando conteniendo el aliento, al fin iba a tener las respuestas que buscaba. La abrió con dedos temblorosos y empezó a leer el informe, tomando notas en su libreta.

El caso fue llevado por un tal agente Connors, Jack. Le sonaba el nombre, como uno de los compañeros de su padre con el que aún mantenía contacto. Apuntó en su libreta una nota donde recordarse hablar con él en persona si fuera necesario.

Todo estaba bien detallado, como su padre regresó a la mañana siguiente y se encontró entre abierta la puerta que comunicaba la cocina con el garaje. Le hizo sospechar, estando él y su madre en casa y más siendo de noche esa puerta estaba siempre cerrada bajo llave.

En el informe explicaban como el agente Trümper sacó su arma reglamentaria por si acaso y entró con sigilo en el garaje, hallando a su esposa dentro del coche. Se encontraba dormida, o así lo parecía a primera vista. Pero su padre era muy listo, y nada más verla así tiró el arma al suelo y echó a correr llamando a gritos a su mujer.

No había nada que hacer, llevaría horas con el motor en marcha y había muerto asfixiada por los gases emitidos. A esas horas, el motor ya se había parado y el ambiente se encontraba limpio.

Sabía que no debía tocar nada, que tenía que llamar a la policía, pero aún así su padre cogió el cuerpo de su madre y acunó en sus brazos pidiéndole que por favor despertara.

Bill lo leía todo con los ojos llenos de lágrimas, imaginándose la escena como si la estuviera viendo en esos mismos momentos.

Su padre solo la soltó cuando escuchó una voz infantil que le llamaba. Bill se había despertado y bajado a la cocina, donde le halló su padre frotándose los ojos llamando a su madre para contarle que había tenido una pesadilla.

Fue entonces cuando su padre le cogió en brazos y llamó a la policía, llevándole de nuevo a la cama y pidiéndole que permaneciera en ella hasta que él regresara.

Y así lo hizo Bill, con sus 7 años esperó toda la mañana muerto de hambre sin saber por qué no podía bajar a desayunar ni nadie subía a cuidar de él. Ajeno a que la casa estaba llena de agentes de policías que tomaban fotos y huellas de la escena del crimen mientras que su padre prestaba declaración aún en estado de shock.

Ajeno a que el cuerpo de su madre era cogido con cuidado y tras ser metido en una bolsa negra era sacado de casa sin poder haberse siquiera despedido de ella...

Bill suspiró y pasando una hoja dio con el informe del médico forense, que leyó con mucha atención.


El cadáver presenta una coloración rosada de la piel y las mucosas, que le dan un cierto aspecto de vitalidad. Las livideces son muy extensas, y su color se suele describir como rojo cereza...

Rookie BillDonde viven las historias. Descúbrelo ahora