Dos semanas después, Bill se volvía a poner el uniforme pensando que iba a ser la última vez que lo llevara. Tenía una vista con los altos cargos de la comisaría quienes le juzgarían para ver si era apto o no para realizar su trabajo. Si así lo decidían Bill se prometía más a sí mismo que los demás a darlo todo, a no distraerse y demostrar que era el mejor policía que podía tener la unidad 15.
En caso contrario, mucho se temía que su carrera se había truncado y no le quedaría más remedio que regresar con su padre a esa casa donde había crecido y tantos dolorosos recuerdos le traía.
Esas dos semanas no se lo pensó dos veces y las pasó con su padre. No podía estar más orgulloso de él, se había esmerado en dejar la bebida y lo estaba consiguiendo. Se le veía más ilusionado y feliz. Aun así, procuró ir con pies de plomo porque no sabía que pasaba con esa casa que cada vez que ponía un pie en ella sentía que se ahogaba, y todo lo que decía o hacía su padre le molestaba.
Y la primera noche a pesar de ponerlo todo por su parte, no pudo evitar estallar.
— ¿Has puesto en venta la casa?—gritó sin poderse contener.
—Eso he dicho—dijo Jörg carraspeando.
— ¿Pero por qué?—preguntó Bill.
—Bill vamos, la casa es muy grande para mí solo—contestó Jörg suspirando—Tú llevas tiempo viviendo con tus amigos y me han hecho una buena oferta que no puedo rechazar. Y por supuesto que tú recibirás una parte, te lo mereces.
—No la quiero—saltó Bill con rapidez.
—Sabes que esta casa nos trae dolorosos recuerdos a los dos—siguió explicando Jörg—Debí venderla hace tiempo, un error que pienso subsanar en las próximas semanas. Aprovecha este tiempo para recoger todo lo que quieras conservar.
—Pero... 2 semanas no es tiempo suficiente—susurró Bill empezando a notar que la cabeza le iba a estallar.
—Claro, no quiero meterte presión—dijo Jörg dando fin a la conversación—Aunque tampoco tienes mucho que mirar, te llevaste casi todas tus cosas cuando fuiste a vivir con tus amigos.
¿Y qué pasaba con las cosas de su madre? Esa era la pregunta que Bill no se atrevía a formular. En varias cajas del desván su padre aún conservaba algunas pertenencias de su mujer que le costaba mucho deshacerse de ellas. Eran recuerdos personales y no sabía si había llegado el momento de dejar atrás el pasado costara lo que costase.
Y a eso dedicó el tiempo libre que le dieron, miró cada rincón de su antigua habitación y en una caja fue metiendo algunos recuerdos de su infancia que quería conservar, ya encontraría hueco en el apartamento donde guardarlas sin que sus amigos pensaran que eran trastos que debían ir derechos a la basura.
El último día su padre le prometió darle todo el tiempo que necesitara para llevarse el resto de las cosas, sabiendo que se refería al temido desván donde estaban las pertenencias de su madre, sabiendo que él querría echar un vistazo y llevarse algo que recordara esa época tan bonita que vivió cuando formaban una familia hasta que su madre decició poner fin a ella...
— ¿Ya estas listo, Bill?
La voz de Georg le sacó de sus pensamientos. Asintió y colocándose mejor la placa con su nombre se volvió y salió del vestuario con su amigo. Caminó a su lado tratando de no fijarse en lo que le rodeaba. El resto de sus compañeros le miraron sin poder evitarlo, recordándolo como el agente que puso en peligro la vida de un compañero por un mero capricho.
Tenía que admitir que todos ya sabían de su casi relación con Tom, podía oír sus cuchicheos a sus espaldas y tragándose toda su rabia procuraba caminar con la cabeza bien alta, sin poder evitar buscarle con la mirada...

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Rookie Bill
FanficHijo de policía, Bill ya sabía cuál iba a ser su futuro. Ser policía, poder aclarar así la misteriosa muerte de su madre cuando él tenía apenas 7 años. Claro que no contaba lo que el destino le tenía preparado, su primer caso como novato le llevó a...