No podía evitar que las manos le temblaran. Abrió los ojos, que no sabía cuándo lo había cerrado, y tratando de recuperar la respiración se quedó de pie observando como Tom apartaba con el pie la pistola con la que el sospechoso le había estado apuntando segundos antes y se inclinaba ante él, quien yacía en el suelo bajo un charco de sangre. Le vio poner los dedos en su cuello, los dejo ahí quietos durante unos segundos hasta que comprobó que no tenía pulso.
Tom se levantó sacudiendo la cabeza y se le quedó mirando. Sabía por lo que estaba pasando Bill al ser la primera persona a la que disparaba, y además mataba. Se alejó de sospechoso y caminó hacia Bill mientras que comunicaba por radio que la situación estaba bajo control, que el sospechoso había sido abatido.
Llegó a su lado y le apretó el brazo con cariño, al tiempo que le hacía bajarlo y con el la pistola con la que aún apuntaba la puerta por la que había salido el sospechoso. Quería consolarle, pero no estaban a solas y Gustav necesitaba asistencia médica de inmediato.
No hizo falta esperar mucho, enseguida la sala se llenó de agentes de policía que se pusieron manos a la obra precintando la sala para evitar que las pruebas fueran alteradas. También acudieron dos enfermeros que se encargaron de estabilizar y llevarse al agente herido mientras que un médico forense confirmaba la muerte del sospechoso y procedían al levantamiento del cadáver.
Tom se llevó a Bill a un lado para tratar de calmarlo mientras le explicaba que no tenía que estar nervioso, sería interrogado por agentes de asuntos internos para saber con exactitud lo que había pasado.
—Todo ha sucedido muy deprisa— murmuró Bill con voz nerviosa—La puerta se abrió de repente y solo vi una pistola. Le pedí que la bajara pero no obedeció, me apuntó y tuve que disparar...no tuve otra opción...
—Eras o tú o él—dijo Tom con firmeza—Hiciste lo correcto, tenias que proteger a tu compañero herido. No debes darle más vueltas.
Bill asintió con la cabeza. Mientras que Tom hablaba no podía evitar pasar la mano por su brazo tratando de consolarle. Se estremeció bajo su contacto, hacia mucho que no le tocaba de esa íntima manera. Cerró los ojos concentrándose solo en las caricias de Tom, notando como su respiración se iba calmando y su mente se despejaba. Ya no era ese novato asustado por haber apretado el gatillo, gracias al contacto de Tom fue superando lo ocurrido y pasados unos minutos sus manos ya habían dejado de temblar.
Tom sonrió al verle abrir los ojos, ya no veía el miedo asomado a ellos.
—¿Mejor?—preguntó en voz baja.
Bill asintió con la cabeza, esbozando una ligera sonrisa. La mano de Tom había abandonado su brazo y la sentía en esos momentos acariciar su cadera, sentía sus dedos rozar el borde de su chaleco antibalas como si quisiera arrancarle la camisa para poder llegar hasta su piel.
Entonces Tom hizo algo que le sorprendió, su gesto se volvió serio y le vio arrugar la frente mientras que con ambas manos le subía todo lo que podía el chaleco antibalas y tiraba de su camisa hacia arriba.
—¿Qué haces?— pregunto Bill sin entender.
Tom no le contestó, le subió la camisa del todo y también la camiseta negra que llevaba bajo el uniforme. Una vez tuvo acceso a su piel puso la mano sobre ella y le acarició de una manera muy suave, como si estuviera buscando algo.
—¿Tom?—llamó Bill ya asustado.
—Te han disparado—susurro Tom con tono preocupado.
Bill bajó la mirada y vio que estaba en lo cierto al ver en su camisa negra dos agujeros de bala. Entonces lo comprendió, una bala perdida del sospechoso le había pasado rozando con tan buena suerte que no le había hecho nada.
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Rookie Bill
Fiksi PenggemarHijo de policía, Bill ya sabía cuál iba a ser su futuro. Ser policía, poder aclarar así la misteriosa muerte de su madre cuando él tenía apenas 7 años. Claro que no contaba lo que el destino le tenía preparado, su primer caso como novato le llevó a...