Capitulo 22

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No quería abrir los ojos, se sentía muy cómodo así como estaba, sintiendo a Tom estrechándole en sus fuertes brazos. Se acurrucó contra su pecho suspirando, sentía sus manos acariciar su desnuda espalda, yendo más abajo hasta sus nalgas. No pudo evitar sonreír al sentirle acariciarlas con una mano, le gustaba sus caricias en tan intimó lugar.

— ¿Te sientes mejor?—preguntó Tom rompiendo el silencio.

Bill asintió con la cabeza, se sentía flotar en una nube gracias a sus caricias, deseaba que esa noche no terminara nunca.

—Siento mucho si he sido algo brusco— se disculpó Tom en voz baja.

Bill sintió que se sonrojaba, en esos momentos era consciente de que habían sido algo bruscos los dos, pero tras tanto tiempo deseándolo ambos y tras lo ocurrido ese día, él necesitaba desahogarse y solo se le ocurrió una manera. Y Tom era muy bueno en la cama, no pudo negarse a satisfacerlo

— ¿Te duele algo?—insistió Tom.

—Me encuentro muy bien—contestó Bill suspirando.

Tom se conformó con esa respuesta, lo último que quería era hacerle daño. Siguió con lo que estaba, acariciando sus nalgas con ambas manos haciéndole soltar pequeños gemidos que a él le hacían suspirar. Quería quedarse así con Bill el resto de su vida, le gustaba sentirme entre tus brazos, cómo se acurrucaba contra él en busca de consuelo y a él le encantaba estrecharle en sus brazos...

—Debería irme ya— susurró Bill tras dejar un beso en el pecho de Tom—Tratar del dormir, mañana quiero ir a ver a Gustav.

Se separó de él con tristeza saliendo de la cama. Caminó desnudo por la habitación buscando sus boxers, hallándolos colgados del respaldo de una silla. Los cogió esbozando una sonrisa, pensando en qué momento fueron tirados al aire y cayeron justamente allí.

—No deberías estar solo esta noche—apuntó Tom preocupado desde la cama, sabiendo que Georg tampoco estaría en el apartamento esa noche.

— ¿Quieres que me quede?—preguntó Bill alzando una ceja.

— ¿Quieres quedarte?—preguntó Tom a su vez.

Bill asintió sonriendo ampliamente. Tom le devolvió la sonrisa y levantando una esquina de la sábana esperó pacientemente a que regresase a la cama, viendo como se despojaba de la prenda de ropa que se acababa de poner.

Una vez le tuvo de nuevo a su lado, volvió a estrecharle entre sus brazos y se apoderó de sus labios. Bill respondió a su besos suspirando, sería la segunda noche que compartirían cama, siendo la primera tan lejana y en otras circunstancias, la iba a aprovechar todo lo que el cuerpo le dejara...




Cuando abrió los ojos de nuevo, se hallaba solo en la cama. No sabía que hora era, aunque el sol ya se colaba por la ventana. Tenía el día libre, y si era tan tarde como creía, Tom ya debería estar en comisaría. Se habría levantado antes y viéndole dormir tan plácidamente le habría dado pena despertarlo, se habría vestido y despedido de él con un breve beso en los labios. Seguro que estaría pensando en él en esos momentos, deseando regresar a esa cama donde le había dejado solo. Y desnudo, ansiando volver a tenerle dentro...

—Veo que ya te has despertado.

La voz de Tom le hizo pegar un bote en la cama, cogiendo la sábana y cubriéndose con ella hasta el cuello.

—Vaya, no sabía que fueras tímido—murmuró Tom entre risas.

—Yo...me has asustado—se explicó Bill carraspeando— ¿No es tarde? ¿Qué haces que no estás en comisaría?

Rookie BillDonde viven las historias. Descúbrelo ahora