Capítulo 1

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No podía creérselo. Al fin lo había logrado, entrar en la academia de policía era su sueño desde que era niño. Alentado por su padre no paró hasta que al fin logró lo que tenía en sus manos, el diploma que acreditaba que había aprobado con muy buena nota y pasaba a formar parte de los novatos de la unidad 15.

Había que celebrarlo, y no lo dudó ni un segundo. Se reunió con sus compañeros de academia y fue al Penny's, bar que había en la misma esquina de la comisaria donde había sido destinado junto a sus mejores amigos Georg y Gustav.

Allí era habitual encontrarse con media comisaria, se reunían allí tras la dura jornada y Bill lo sabía. Su padre había sido policía, hasta que se retiró años atrás debido a sus problemas con el alcohol. Bill había tratado de ayudarlo por todos los medios, pero Gordon Trümper podía ser tan cabezota como su hijo y hasta que no tocó fondo no se dio cuenta de que necesitaba ayuda.

Buscaron una buena clínica de desintoxicación donde llevaba meses y gracias a la cual no había vuelto a probar una gota de alcohol. Ni Bill tampoco, jamás le había gustado beber y no quería terminar como su padre.

Ni como su madre....

Pestañeó carraspeando, no era momento de pensar en ella. En Christine Trümper, que no pudo soportar más estar casada con un policía que la dejaba sola casi todos los días al cuidado de su único hijo, al que no importó dejar solo en el mundo cuando una noche se quitó la vida.

Bill no sabía cómo había podido su madre hacer lo que hizo, acostarle una noche como siempre, arroparle y desearle dulces sueños con un beso en la frente para luego bajar al garaje y encerrarse en el coche con el motor en marcha.

Su padre la encontró a la mañana siguiente al regresar del trabajo. Mientras que él dormía plácidamente ajeno al drama. Con casi 7 años, un niño pequeño aún, no entendía porque su madre le había abandonado de esa forma tan cruel...

Y en esos momentos con 26, seguía sin entenderlo.

—Bill, ¿estás bien?

La voz de Georg le sacó de sus tristes pensamientos. Asintió con la cabeza al tiempo que esbozaba con esfuerzo una sonrisa.

Fueron a la barra y pidieron una cerveza para cada uno y con la bebida en las manos se sentaron en una mesa a observar. Ahí estaban los que iban a ser sus compañeros de trabajo, los veteranos. Algunos de ellos serían los encargados de enseñarles a ellos, patrullarían juntos y pondrían su vida en sus manos.

Con la bebida en su mano Bill observaba con atención como una chica de pelo moreno y largo se abrazaba y besaba con el que debía ser su novio. O eso creía Bill, hasta sus oídos llegó parte de una conversación donde se hablaban de la pareja, al parecer eran recién casados y ambos también policías. Él se llamaba Sam y ella Andy, y como al parecer no habían tenido luna de miel tras la ceremonia esa noche se despedían de sus compañeros para salir rumbo al Caribe a la mañana siguiente.

Bill los miraba con envidia, como se besaban y sonreían con los ojos fijos en los otros.

Suspiró emocionado, no había tenido tiempo de pensar en el amor. Metido de lleno en sus estudios desde el instituto se esforzó en sacar las mejores notas para obtener esa plaza que tanto le había costado conseguir.

Además, a él no le gustaban las mujeres y nunca vio un chico atractivo con el que pensar en mantener una relación. Había tenido alguna que otra cita pero siempre con el mismo y desastroso resultado: irse a la cama en la primera cita. Pocos lo habían logrado, Bill no se entregaba al primero que se lo pidiera, pero con un par de ellos pensó que podría ver algo más, pero tras un revolcón no volvía a tener noticias de ellos y empezaba a plantearse que era muy malo en la cama...

Rookie BillDonde viven las historias. Descúbrelo ahora