Capitulo 16

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No podía creer lo que había pasado, en menos de 6 horas Tom había desaparecido y nadie sabía donde podía estar. La única pista que tenían era el rastro de sangre dejado por Tom, tal y como confirmaron las pruebas que se le hicieron. Y eso fue lo que hizo que Bill rompiera a llorar sin poderse contener.

Estaba de nuevo en comisaría donde David le había llevado en su coche patrulla, Oliver se lo había ordenado y esa vez pensaba obedecer. Además, le habían metido en una sala de interrogatorio, como si se tratara de un vulgar ladrón.

Pero en el fondo sabía que se lo merecía, había puesto en peligro la vida de un compañero y era el único testigo. No sabía cuanto tiempo llevaba ahí metido hasta que se abrió la puerta y para alivio suyo entró Georg.

Se puso en pie nada más verlo, rezaba para que tuviera noticias de Tom y fueran esperanzadoras. Pero vio como Georg negaba con la cabeza y se sentó de nuevo ahogando un sollozo.

—Aún no hay noticias—explicó Georg entrando del todo en la sala.

En sus manos llevaba un té caliente para Bill, sabía que lo iba a necesitar. Lo colocó ante la mesa donde estaba sentado y se colocó a su lado, poniendo una mano sobre su hombro.

—Oliver me ha pedido que venga a ver como estás­—explicó Georg—El vendrá en unos minutos a hacerte unas preguntas.

—Me quiere interrogar—musitó Bill suspirando.

—Eres...eres la última persona que vio a Tom con vida—apuntó Georg carraspeando—Solo quieren que les cuentes todo lo que ha pasado, si sabes algo que nos pueda ayudar a encontrarlo.

— ¿Algo como qué?—preguntó Bill desesperado—No hay mucho que contar. Me quedé a pasar la noche con Tom, y al irme llegó Mark. Me pilló con Tom, pero se creyó que estábamos juntos porque me ligó en el bar. Luego me fui...ahora Tom ha desaparecido... no sé que pasó...

— ¿Qué sabes del tal Mark?—preguntó Georg.

—Solo sé lo único que descubrí en su ficha, lo juro—aclaró Bill—Tom no me contó nada, se negó porque me decía que era peligroso y cuanto menos supiera de él mejor.

—Dile eso a Oliver, verás como no pasa nada—le trató de consolar Georg.

Bill sabía que lo decía sin mucha convicción, tenía que asumir las consecuencias de sus actos.

—Georg... ¿y si tengo la culpa de todo?—preguntó en un susurro.

—No, no la tienes—contestó Georg con firmeza—Solo estabas en el lugar equivocado en el momento equivocado.

Bill suspiró resignado y tomando el té que le había llevado se lo tomó poco a poco, hasta que la puerta de la sala de interrogatorios se abrió de nuevo y aparecieron Oliver y Andreas.

Georg se puso firme y tras apretarle el hombro con cariño salió de la sala dejandole a solas con sus superiores. Bill se sentó mejor en la incómoda silla de plástico en la que estaba sentado y se preparó para ser interrogado.

—Antes que nada quiero que sepas que estamos buscando a Tom con todos los medios disponibles—empezó a decir Oliver—No sabemos donde se lo ha podio llevar y espero que tú puedas echarnos una mano.

—Yo...no lo sé, de verdad—susurró Bill, sintiendo que le temblaba la voz.

— ¿No has visto nunca a Mark?—intervino Andreas— ¿Hablaste con él? ¿Qué te dijo?

—Vamos poco a poco Andreas—negó Oliver levantando una mano.

—Se nos acaba el tiempo, no podemos esperar a que Bill deje de temblar. La vida de Tom está en peligro—apuntó Andreas con dureza.

Rookie BillDonde viven las historias. Descúbrelo ahora