Capítulo 5

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Al día siguiente Bill se levantó con la sensación de no haber dormido nada. Cada vez que cerraba los ojos la cara de Tom venía a sus sueños y se veía a ellos dos desnudos retozando por el suelo. Entonces se despertaba con la respiración agitada y negando con la cabeza. No, jamás dejaría que Tom le pusiera la mano encima...por muy sexy y guapo que le pareciera...

Porque no era ciego y tenía que reconocerlo, el muy cabrón estaba realmente bueno.

Había tenido toda una noche para poder hacerle un repaso mental. La primera vez que le vio no le había prestado mucha atención, Tom solo era un delincuente al que iba a arrestar. Pero ya en el Penny's tuvo la oportunidad de estudiarlo mejor.

Tom llevaba su largo pelo recogido en un moño despeinado, lucía barba poblada y en su labio inferior llevaba un piercing en forma de aro dorado. Gastaba ropas anchas, aunque caras y de buena marca. Lo sabía porque él mismo era un obseso de la moda y no podía evitar fijarse en esos detalles.

Suspiró y ahogando un bostezo entró en el baño a ducharse. Se había levantado el primero y pronto lo harían Georg y Gustav. Y a él le llevaba más tiempo arreglarse. Se lavó bien el pelo y como iba pasarse el resto del día con el recogido no se molestó en alisárselo mucho.

Se vistió con ropa cómoda, dejaría sus mejores galas para su primer día libre, sabiendo que sus amigos querrían celebrar de verdad su entrada en la unidad 15.

Cuando entró en la cocina a desayunar Georg ya le tendía una taza de café.

— ¿Qué tal estás?—le preguntó nada más verle.

—Regular—contestó Bill suspirando—Pero se me pasará, no dejaré que Tom me haga sentir mal.

—Buenos días chicos—saludó Gustav entrando en la cocina— ¿He oído el nombre de Tom?

Bill gruñó como respuesta y se sentó a desayunar. No le apetecía hablar del agente Kaulitz a esas horas de la mañana. Pero Gustav parecía tener otros planes, y se sentó a su lado sonriéndole ampliamente.

—Ayer me enteré por Julie de algunas cositas—empezó a decir— ¿Sabías que Tom es todo un don Juan?

—Sí, algo he oído—murmuró Bill incómodo con el tema de conversación.

— ¿Julie y él...?—empezó a preguntar Georg, con miedo de que le dijeran que sí y viera esfumarse su posibilidad con Julie.

—No, tranquilo que no—contestó Gustav para su alivio—Por cierto que la tienes que llamar, le pedí su teléfono porque sabía que querrías tenerlo y está esperando que la llames.

—Gustav... ¡gracias!—exclamó Georg muy contento.

—Luego te lo doy, ahora le seguiré contando a Bill lo que he averiguado de Tom—dijo Gustav mirando a su amigo con firmeza.

—No quiero hablar más de él—gruñó Bill resoplando—Me da igual con quien se haya acostado, no quiero saberlo.

—Con Andreas—soltó Gustav.

— ¿Andreas?—repitió Bill sin poder dar crédito.

—El inspector, si—asintió Gustav con la cabeza—Y lo suyo por lo visto iba muy en serio, estuvieron viviendo juntos hasta que vieron que lo suyo no iba a ningún lado. Entonces lo dejaron, pero siguen siendo buenos amigos.

—Me parece muy bien por ellos—dijo Bill poniéndose en pie—Se nos hace tarde, desayunad de una vez o me voy sin vosotros.

Salió de la cocina dejando a los dos amigos a solas, que se miraban entre ellos asintiendo con la cabeza.

—Tom le gusta—dijo Georg primero.

— ¡Por supuesto!—exclamó Gustav sonriendo—Habría que estar ciego para no verlo.

Llegaron a comisaria y una vez con el uniforme puesto ocuparon sus asientos en la sala de reuniones. Bill buscó con la mirada a David, hallándole de pie mirándole muy serio. No había vuelto a saber de él en todo el día y no sabía dónde se había metido o qué había estado haciendo.

Unos silbidos le hicieron volverse a ver qué era lo que pasaba. Acababa de entrar Tom, o eso creía él, le costaba reconocerlo. Iba de uniforme como ellos, y no solo eso. Se había duchado y recortado un poco su barba. Su pelo estaba limpio y brillante, recogido en una coleta baja como la que él llevaba.

Sus ojos le estudiaron de arriba abajo, descubriendo que además se había quitado el piercing que llevaba en el labio. No le extrañaba, él mismo había tenido que deshacerse con pesar del se había hecho en la ceja y en la lengua. Era el precio que tuvo que pagar el primer día que entró en la academia, pero lo hizo sin ningún tipo de remordimiento.

Por suerte podía ocultar bajo la ropa el tatuaje en forma de estrella de cinco puntas que llevaba en su cadera.

— ¿Ese es el agente Kaulitz?—preguntó Georg a su lado.

Bill asintió con la cabeza sin poder apartar la mirada de Tom, quien tomó asiento haciendo caso omiso de los silbidos de sus compañeros.

—Chicos, un poco de atención—pidió Oliver—Como podéis ver el agente Kaulitz vuelve a estar con nosotros otra vez. Ya...bueno, mucho ya sabéis porque, pero en fin, prestad atención que hoy tenemos muchas cosas que hacer.

Todos guardaron silencio mientras que Oliver explicaba las tareas del día y quien iba a trabajar con quien.

La sorpresa llegó cuando mencionaron a Bill, quien alzó la cabeza extrañado.

—Trümper, vas a cambiar de compañero—dijo Oliver muy serio—Tu nuevo oficial instructor va a ser el agente Kaulitz.

Un murmullo recorrió la sala, nadie se atrevió a hacer broma alguna y a Bill le costaba respirar. ¿Iba a pasarse todo el día al lado de Tom, aprendiendo de él?

—Eso es todo, poneos en marcha—dijo Oliver dando la reunión por finalizada.

Todos se pusieron en pie y Bill también, echando a correr tras Oliver.

—Señor, un momento por favor—pidió llegando a su lado.

—Sé lo que me vas a decir—murmuró Oliver adelantándose—Ha sido Tom, me ha pedido trabajar contigo.

— ¿De verdad?—dijo Bill sin podérselo creer— ¿Por qué?

—Porque es el mejor en su trabajo—contestó Oliver—Y porque cree que el error de ayer se podía haber impedido si te hubieran enseñado las cosas mejor.

— ¿Lo dice por David?—preguntó Bill—El no tiene la culpa, de verdad. Me conoce desde niño y nadie mejor que él para enseñarme.

—Lo siento, pero no hay nada que hacer—dijo Oliver dando por finalizada la conversación—Son ordenes de arriba, Tom se ha ofrecido a enseñarte y les ha parecido bien. Escucha todo lo que él te diga, verás cómo es el mejor.

A Bill no le quedó otra opción que asentir con la cabeza. Suspiró y recogiendo su bolsa se reunió con Georg y Gustav, que le miraban con una mezcla de pena y curiosidad. 

Rookie BillDonde viven las historias. Descúbrelo ahora