Cotton Candy | YoonMin [Omegaverse]

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Dedicatoria especial para MinYoonie95 y wengreizonn ✨💜

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—¡TaeHyung, déjame ir! —trató de jalar su pierna que había sido tomada por el peliplateado. Gruñó fastidiado, desde hace minutos que estaba en esa posición y TaeHyung no se despegaba de su pierna.

—¡No! ¡Tú no sales solo! —forzó el agarre. JiMin rodó los ojos.

—Alguien tiene que ir por la comida y por tu medicina, tu no puedes salir. —le recordó.

TaeHyung estaba enfermo, y como no estarlo si se empapó con la lluvia y hacía frío. Tenía una muy fuerte gripa, infección en la garganta y fiebre. También se ganó un gran regaño por parte de JiMin.

—Pero tú no- ¡Ah-atCHUUUU! —estornudó salpicando la pierna de el rubio. Sorbió su naríz roja como la de Rodolfo el Reno y soltó un suspiro. —Lo siento.

—Sueltame, TaeHyung.

—Tu no puedes salir solo.

JiMin puso los ojos en blanco. En ocasiones se hartaba de ser tratado como un niño. Normalmente salía acompañado por TaeHyung. Sabía que tenía algunos problemas para salir solo y que le daban algunos ataques de ansiedad pero ya los sabe controlar. En el centro comercial ya se había acostumbrado a ver a tanta gente y podía entablar conversaciones con ellos.

—Ya soy grande, claro que puedo.

—JiMin. —dijo con tono preocupado.

—TaeHyung, puedo hacerlo. —se miraron a los ojos, TaeHyung estaba dudoso. El rubio se agachó hacia él y lo ayudó a parar, tomándolo de la cara para que lo viera. —Confía en mí.

Asintió. No podía hacer más que aceptar, no era quien para prohibirle salir a JiMin. Debía confiar en él.

—Ten mucho cuidado. —le abrazó y se fue al sillón para sentarse.

Con algo de duda, JiMin tomó las llaves que colgaban a la entrada de la casa. Antes de salir se puso sus tenis, suspiró y salió.

Estarás bien JiMin, estarás bien. Se repetía mentalmente a la vez que respiraba con lentitud, procurando que sus ataques de pánico no regresaran.

Su casa estaba en una zona no muy concurrida. En ese instante solo habían un par de niños jugando en una de las aceras, una señora mayor sentada afuera de su casa en un banquito acompañada de su gato y un señor trotando. A ninguna de esas personas las conocía, era muy raro que saliera y casi no conocía a sus vecinos.

Siguió su camino, unas calles más y llegaría a su primer destino: la farmacia.

El cielo pintado de tonos amarillos, rojizos y naranjas, la tarde estaba llegando a su fin y el Sol alejándose lo confirmaba. Hace mucho tiempo que no veía el cielo así, nunca había caminado solo por la calle y se sentía a gusto. El aire era fresco, ese día no llovería según las noticias.

Cuando menos se dio cuenta ya estaba frente a la farmacia. Tomó la manija de la puerta que tenía un letrero que decía "Abierto" y la empujó haciendo que una campanita sonara ante tal acción. Piso el pequeño tapete que tenía bordado el nombre de la farmacia y camino hasta el mostrador. Una omega se encontraba detrás de este y al ver a un nuevo cliente sonrió amablemente.