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El pálido observaba con burla a HoSeok. El pobre chico estaba tan nervioso por estar hablando con sus ídolos, aunque de cierta forma le alegraba, el beta era alguien agradable —a pesar de que al principio quería golpearlo por ser cercano a JiMin—.

Suspiro, sintiéndose incomodo de un momento a otro. Se acomodó en el sillón, formando una mueca con los labios al sentir a su alfa inquietarse de repente. Le iba a cuestionar mentalmente, sin embargo, un fuerte pinchazo en su pecho lo atacó. 

Soltó un quejido, llamando la atención de los presentes.

—¿YoonGi? —el alfa rubio lo llamó, pero el pálido ignoro todo su alrededor cuando sentimientos de miedo y angustia lo invadieron. Su cuello comenzó a picar y a punzar.

—JiMin. —se levantó de prisa, asustando a los contrarios quien automáticamente lo siguieron, en especial HoSeok que sabia por la expresión del pelimenta que algo andaba mal.

YoonGi corría por los pasillos, importándole poco empujar a las personas de su alrededor. Llegó al elevador y comenzó a presionar el botón como un desquiciado.

—¡Mierda, mierda, apúrate! —gruñó desesperado. A sus espaldas, sus amigos le pedían que se calmara, pero el estaba muy preocupado como para escucharlos. Pateó la pared, ignorando el dolor que le causo y se dio media vuelta para correr a las escaleras y bajarlas a la velocidad de la luz.

Llegó a la recepción, mirando para todos lados, en busca de su omega. Al no verlo, salió del edificio. Su lobo no ayudaba en nada, solo lograba alertarlo más. Las emociones que JiMin le transmitía a través de la marca no eran las más agradables.

Se sentía al borde de un colapso y el hecho de que de repente aquellas emociones desaparecieran y no sintiera nada, absolutamente nada por parte de JiMin hizo que perdiera el control. 

Comenzó a correr desesperadamente, gritando el nombre de su omega. Las personas lo miraban mal, otras como si fuera un loco pero en ese momento nada le importaba, solo quería encontrar a JiMin.

—¡JiMin! —gritó casi desgarrándose la garganta, su lobo aullando por no tener señales de su otra mitad.

Podía escuchar los gritos de Bang Chan y HoSeok a sus espaldas, más no volteó.

—¡Hyung! —giró para buscar a la persona que lo llamaba, encontrándose con un pequeño omega. Este se acercaba corriendo al mayor, deteniéndose para tomar aire. 

—JeongIn,  no es momento. —intentó hablar lo más tranquilo que pudo para no asustar al pequeño. Comenzó a caminar apresurado, ignorando al omega.

—¡E-espere, hyung! —gritó, pero no obtuvo respuesta. —¡Es JiMin! —el pálido detuvo su caminar, regresando a donde el chico estaba.

Cotton Candy | YoonMin [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora