Cotton Candy | YoonMin [Omegaverse]

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Capítulo dedicado a:
army_crasy monxsrl yurieyanetsu jeonginnie23 Nicole-DMG ♡

Varias personitas querían narración de lo que pasó con Tae y Kook así que...

  

TaeHyung acomodaba el florero que colocó sobre la mesa, inspeccionando que las flores se vieran bonitas.

Mordió su labio, ¿Y si a JungKook no le agradaban las flores? ¿O si era alérgico? Ese detalle no lo sabía y por ende, la preocupación lo invadió.

—Debí preguntarle eso. —gruñó por lo bajo, una mueca de disgusto formándose en su rostro.

Las flores le parecían bonitas, muy, muy bonitas. Le daba un toque especial a la decoración de la mesa y no quería quitarlas. Analizó bien la situación, no deseaba que su alfa muriera por una reacción alérgica antes de saber la noticia pero se resistía a quitarlas.

—Cuando llegue le preguntaré. —declaró con una sonrisa, dando vuelta para revisar la comida que tenía en la estufa.

Se acercó a ella, meneando un poco los ingredientes para después probar y comprobar su sabor.

El Omega no era un gran cocinero, de hecho, él mismo se consideraba un desastre en la cocina. Pero ésta era una ocasión especial, le revelaría a su alfa que dentro de su barriga crecía un pequeño fruto de su amor.

La verdad estaba aterrado. Aterrado porque no planearon nada, ni siquiera la marca. Y aunque el pelirrojo le aseguraba que lo amaba y no se mostró molesto o incómodo con el lazo que crearon, Tae tenía muchas inseguridades. Pocas veces se mostraba inseguro, y si lo llegaba a estar, prefería guardarselo.

Todo éste tiempo fue el fuerte entre JiMin y él. Para él no era una opción demostrar el dolor que llegaba a sentir en muchas situaciones, su prioridad era el bienestar de su hermano; el rubio ya cargaba suficiente como para sumarle sus problemas.

JungKook era todo lo que quería. Estaba tan seguro de ello, su lobo lo sentía, él lo sentía. Con solo mirarlo a los ojos, en esos redondos y brillantes ojos café claro, en ellos podía ver todo. No había forma en que el alfa le mintiera al decirle que lo amaba, no cuando sus ojos eran tan expresivos. La ventana del alma.

Aún así, la inseguridad estaba ahí y no sabía cómo manejarla.

El sonido del temporizador lo exaltó, era la hora de apagar la comida.