Una desconocida con una extraña petición
- Ll.. Lo sie... siento mucho - balbucí -. Creo que me he...
- No te has equivocado de coche, pequeña - dijo la extraña con una mirada divertida.
Era una mujer de cabello castaño, que le caía por los hombros, ojos de un azul intenso y un hermoso vestido blanco de estilo griego. Irradiaba poder, desde luego, emitía una luz propia. Tenía una sonrisa benevolente pero seria.
- Yo... Creo que no entiendo... ¿Dónde están mis padres? - dije sustituyendo poco a poco mi confusión por furia.
- Verás querida, está a punto de producirse una guerra. Una peligrosa guerra. La segunda en menos de dos años. No me fío de los semidioses, si te digo la verdad, y te he elegido a ti para que, tras la guerra, puedas convertirte en una auténtica guerrera. Serás poderosa sin duda - añadió lo último observando mi constitución atlética.
- Disculpe... Pero creo que se está equivocando de persona, no soy una guerrera y ¿qué son los semidioses? Mire mejor me voy, iré caminando a casa... - dije más confusa incluso que antes.
- Espera - dijo con la voz firme -. Ya he hablado con tus padres, te vienes conmigo. Creo que ya has tenido tiempo de despedirte...
¿Por eso estaban tan extraños? Pensé para mí misma ¿Mis padres lo sabían y no me habían avisado? ¿Y mis amigos? ¿También lo sabían?
- Tus padres, tu hermano, tu novio y tu amiga lo sabían. No podían decirte nada, yo se lo prohibí.
Increíble... Pensé decepcionada con mis seres queridos Espera un segundo, ¿acaba de leerme el pensamiento?
- Si te he leído el pensamiento. Te lo explicaré todo, pero primero tienes que acceder a ir conmigo.
Sabía perfectamente que no debía irme con una desconocida, sin embargo la curiosidad pudo conmigo. Estaba boquiabierta, pero asentí con la cabeza. La mujer me sonrió amablemente. Chasqueó los dedos y nos envolvió una luz blanca. Tuve una sensación de ingravidez momentánea y aparecimos en una estancia perfectamente iluminada y rectangular, tenía el aspecto las paredes cubiertas por columnas de estilo griego y había dos puertas cerradas al fondo. El espacio se dividía en tres áreas: unos sofás orientados hacia una gran televisión plana, una mesa de comedor redonda decorada con floreros en el centro de la sala y una mesa de escritorio alargada con un ordenador portátil en una esquina.
- A partir de ahora vivirás aquí - me comunicó -. Podrás ver a tus seres queridos en un tiempo, pero por ahora es mejor que te mantengas al margen del mundo mortal - prosiguió antes de que pudiera contestarle.
- Lo siento, pero sigo sin entender que hago aquí y... ¿Quién es usted? Pero sobre todo ¿Cómo es que antes estábamos en el coche de mi padre y ahora estamos en esta sala? - Pregunté lo último casi gritando.
- Soy Hera - contestó como si fuese la cosa más normal del mundo.
- ¿Cómo la diosa griega del matrimonio? - La interrumpí.
- Sí - asintió paciente. - Hemos llegado aquí porque te he transportado conmigo al Olimpo.
- ¿Ha dicho transportar al Olimpo? - dije mirándola como si estuviese loca.
- Sí, querida - dijo con una sonrisa amable.
- Vale... Entonces me está diciendo que estoy en el Olimpo, usted es una diosa, que hemos aparecido aquí en plan Harry Potter y que voy a tardar un tiempo en volver a ver a mi familia - resumí, más desconcertada a cada palabra que salía de mi boca.
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La protegida de Hera
FanfictionUna mortal normal es llamada al Olimpo, escogida por la diosa del matrimonio para ser su protegida. En el olimpo se entrenará durante un tiempo, luego bajará al Campamento Mestizo, donde una profecía la espera. En el campamento hará amigos verdadero...