Capítulo 12

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Fuego

- Jessica - dijo una voz a mis espaldas.

Me fui despertando paulatinamente y abriendo los ojos hasta que se me aclaró la visión.

- Hefesto - musité, reconociendo la "cara" que tenía frente a mí.

- Nuestras lecciones debe empezar lo antes posible - dijo el dios visiblemente alterado -. Cámbiate rápido.

Y así lo hice. En cinco minutos ya me había duchado, vestido (con un conjunto de entrenamiento ignífugo que me había dejado Hera), peinado y dispuesto mis armas por el cuerpo: el collar-espada al cuello, el prendedor-arco en el pelo y el coletero-cuchillos en una coleta alta. Observé salir los cuchillos a través de mi cabello por el espejo y me dirigí a la puerta del baño.

- Lista - anuncié mientras cogía la mochila que me tendía Hefesto -. ¿Qué es esto? - Pregunté abriendo la mochila.

- Tu almuerzo - me dijo el dios -. Te he hecho un par de bocadillos. Hoy no entrenaremos en mis fraguas, si no en una isla desierta. Donde no puedas chamuscar a nadie.

Lo miré mal por unos segundos, pero no rectificó su comentario. Acepté su mano y otra vez esa sensación de ingravidez me envolvió.

Llegamos a una gran extensión de arena en el medio del océano. Había dos árboles y dos dianas, a parte de varios tablones dispuestos en forma de columna. Se podía ver el mar todo al rededor.

- Bien, empecemos, no tenemos mucho tiempo - anunció el dios creando de su mano una intensa llamarada.

Abrí mucho los ojos mientras retrocedía un paso.

- ¿Có... Cómo has...?

- No es difícil. Sólo debes concentrarte. No te saldrá tantas llamas, o tan espectaculares - dijo con una pizca de orgullo -, pero te servirá para crear una fogata, si tuvieses que sobrevivir por tu cuenta, prender flechas o quemar cosas pequeñas. Veamos hasta dónde llega tu poder.

Extendí mi mano derecha hacia delante y concentré todas mis fuerzas en crear una llama. Me seguí concentrando hasta que se me nubló la vista. Hefesto estaba ante mí mirándome comprensivo.

- Es lógico que no lo logres a la primera - dijo comprensivo -, sigamos practicando.

Tras tres horas de concentración sin ningún resultado, y dos desmayos descansamos para comer. Mientras comía en una mesa de madera improvisada me quedé pensado en mis sueños, en la información que me había confiado Hera y en lo que había sacado de los libros.

- Deberías ocultar mejor tus pensamientos - dijo Hefesto ¿riendo? No estoy segura, con su cara siempre es difícil.

Levanté la vista de mi sabroso bocadillo de tortilla, asustada.

- No me acordaba - dije sonriendo.

- Es normal que tengas miedo - anunció el dios -. Todos estamos asustados. Apenas sabemos nada de Nix, siempre ha sido tranquila, no se relaciona con dioses ni mortales... Y sólo habla con sus hijos. Aunque los estamos vigilando para asegurarnos de que están de nuestra parte. De momento debes centrarte en tu entrenamiento. Venceremos, lo hemos hecho antes. Tenemos una poderosa generación de semidioses y unos poderes más desarrollados, gracias a las últimas guerras. Estaremos bien - lo dijo con tanta seguridad que me lo creí de inmediato.

Aunque el sentimiento de seguridad duró poco. ¿Por qué querrá Nix empezar una guerra? Me plantee, sin ocultar mis pensamientos, de nuevo.

- Para hacerse con el control del mundo y repartirlo entre sus hijos. Para salir de las tinieblas y gobernar fuera del Tártaro. Lo creas o no, hay gente a la que le interesan esa clase de frivolidades - añadió Hefesto con tono irónico.

Terminé lo que me quedaba de comida y practiqué de nuevo, hasta quedar exhausta. Al final del día conseguí crear unas cuantas chispas, aunque no las suficientes para encender siquiera un cigarrillo. Hefesto me llevó a la habitación, como había estado haciendo los últimos días. Ya se iba cuando decidí preguntarle algo que me había rondado la cabeza durante todo el día.

- ¿Por qué querría Afrodita que yo entrenase con el hijo de Hades? - dije mientras el dios se daba la vuelta para mirarme a los ojos.

Rió levemente y me miró expectante.

- Es la diosa del amor, ¿tú qué crees? - desapareció sin añadir nada más.

Me metí en la cama sin esperar a que apareciese Hera. No pasaría nada importante si no habían llamado a Hefesto para que acudiese al Olimpo. Me puse mi pijama de la Pantera Rosa y me dormí pensando en qué esperaba Afrodita de una posible relación entre Nico y yo.

Me encontraba en una pequeña sala blanca con una mesita de té redonda en el centro, y sólo dos sillas a su alrededor. Sentada en una de ellas estaba la mujer más hermosa del mundo: Afrodita.

- Hola, querida - saludó educadamente.

- ¿Qué hago...?

- Oh, te has dormido pensando en mí. Así que aquí estoy. Creo que me quieres preguntar algo - sonrió amablemente y me indicó con un gesto que me sentase frente a ella, sin pensar, lo hice -. ¿Té?

Asentí distraídamente mientras ella servía el té.

- Te concedo dos cosas. Pregunta lo que quieras - volvió a sonreír.

Traté de organizar mis pensamientos. Primero pensé en lo que dijo Hades. Pero después de eso me acordé de mi familia. Llevaba más de una semana sin verlos. Según el calendario de Hera estábamos a 24 de Junio: no veía a mi familia desde el día 16 de ese mes por la mañana.

- ¿Cómo está mi familia? - pregunté, impaciente de repente.

En ese instante se me ocurrió mirar hacia abajo. Estaba vestida de manera idéntica a la de la diosa: un vestido ligero, unas sandalias y el cabello recogido. Dirigí la vista de nuevo a Afrodita. Ella rio entre dientes y le echó dos azucarillos a su té.

- Tienes que ser más específica. Te mostraré lo que les pasa a dos de tus seres queridos. ¿Cuáles serán?

Me miró expectante, en busca de una respuesta.

- Guille - dije sin pensarlo demasiado -, mi hermano. Quiero saber cómo ha estado.

- Bien entonces. Haremos un pequeño recorrido por la vida de tu hermano en estos últimos nueve días.

La imagen del sueño se volvió borrosa y otra escena apareció delante de mis ojos.

Holaa!! Chicas siento muchísimo llevar más de un mes sin publicar. De verdad lo lamento :( Intentaré volver a subir más seguido, por lo menos una vez a la semana. No les prometo nada, pero lo intentaré. Con suerte el lunes tendré listo otro capítulo. He tenido problemas personales y exámenes y esas cosas. No pretendo excusarme porque no tiene nada que ver con vosotr@s, pero sólo quiero que sepáis que los siento :3

Comentad si tenéis alguna sugerencia y votad por el capítulo si os gusta. Muchos besos y gracias por el apoyo


La protegida de HeraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora