Capítulo 7

8.8K 498 28
                                    

Los semidioses

Entré en mi habitación y en ella había un vestido mucho más informal con unos zapatos planos (por lo cual le di gracias mentalmente a todos los dioses) y unas joyas mucho más sencillas (imagen en la galería). El vestido amarillo corto y muy veraniego, adornado con un cinturón de color marrón, las sandalias negras y los pendientes también negros hacían un conjunto que parecía escogido por la mismísima Afrodita. Hablando de Afrodita, no podía dejar de pensar en lo que me había dicho. ¿Por qué iba a tener un desengaño amoroso? ¿Acaso Isaac...? No. Imposible. Nos queríamos. Dos años juntos, imposible que fuera por su culpa ¿no?

Ahora si que tengo que encontrar la manera de hablar con mi familia... Pensé abrumada.

Me cambié rápidamente de ropa y me senté en el comedor a esperar a Hera. Vino en seguida.

- Te mostraré por dónde van a entrar los semidioses, recuerda que ellos son estadounidenses, así que debes hablar inglés - dijo. Hera guiándome por el pasillo. Me llevó a una sala con un ascensor -. Aquí es. Saldrán de ese ascensor de tres en tres, en total serán doce. Son la parte griega de la última profecía y otros hijos de dioses del Campamento. Sí vas por ese pasillo entrarás por el mismo sitio por el que te empecé a dar el recorrido ayer. Tienes que estar en la sala del trono a las diez en punto - me sonrió para darme ánimos y desapareció.

En menos de cinco minutos entraron los tres primeros semidioses. Una chica con el cabello rubio y ojos grises que demostraban inteligencia apareció acompañada de dos chicos. Uno de ojos verdes, cabello negro y sonrisa sincera y otro de cabello azabache, ojos castaños y piel pálida. Sabía quienes eran antes incluso de que se presentaran.

- Hola - la chica fue la primera en hablar -. Yo soy Annabeth Chase, hija de Atenea. Al parecer los rumores son ciertos, Hera tiene una nueva protegida - dijo dedicándome una sonrisa. Al principio me pareció intimidante, pero ahora parecía más agradable -. Él es Percy Jackson, hijo de Poseidón y él es Nico di Angelo, hijo de Hades.

- Hola - dijo Percy animadamente.

El otro chico se limitó a hacer un movimiento de cabeza y a examinarme sin ningún pudor.

- Hola - saludé en el mejor inglés del que fui capaz -. Soy Jessica Johnson, espero que nos llevemos bien, encantada de conoceros.

Estuve conociéndolos aproximadamente dos minutos. No dijeron nada que yo no supiera de antemano. Sólo Percy y Annabeth hablaron conmigo, Nico no dijo nada en ningún momento. Pasados esos minutos el ascensor se volvió a abrir. Una chica con el pelo negro y mechas azules eléctricas (al igual que el color de sus ojos), vestida con ropa plateada salió del elevador acompañada de un chico moreno con orejas de duende y ojos marrones y una chica morena de origen nativo americana con el cabello recogido en una trenza. Me miraron sonriendo y yo me presenté educadamente.

- Hola, soy Jessica Johnson, protegida de Hera - dije con una sonrisa.

- Yo soy Thalía Grace, hija de Zeus y Cazadora de Artemisa - dijo la chica estrechándome la mano que yo le había ofrecido.

- Piper McLean, hija de Afrodita - se presentó la morena.

- Yo el mejor e inigualable, Leo Valdez, hijo de Hefesto - dijo el chico con una reverencia besándome la mano. Yo reí por su gesto y volví con el resto de la gente.

Unos minutos después llegaron Will Solace (un chico rubio de aspecto de surfero hijo de Apolo), Clarisse La Rue (una chica ruda de cabello y ojos castaños, hija de Ares) y Liliana (una hija de Dionisio, pelirroja de ojos marrones). Los últimos en llegar fueron los hermanos Travis y Connor (hijos de Hermes, ambos morenos y de aspecto travieso, muy parecidos, en el primer momento me parecieron gemelos) que venían discutiendo con Katie (una chica morena de ojos verdes, hija de Demeter).

Los guié a través del Olimpo mientras hablaba con Annabeth sobre el diseño de todos los sitios. Era muy interesante oírlo hablar. Cuando terminamos de recorrer el lugar nos sentamos en una sala contigua a la sala del trono a esperar a que Hera me diese una señal para entrar. A la hora a la que nos llamaron, ya me había hecho amiga de la mayoría. De hecho, a partir de ese momento, Clarisse, Annabeth y Thalía se convirtieron en mis mejores amigas. Los únicos con los que no había hablado mucho eran Nico y Piper. Él porque no hablaba en absoluto, con nadie. En cuanto habíamos llegado a la sala se sentó apartado del resto. Y ella había sido llamada por su madre al entrar en la sala.

Hera apareció casi media hora más temprano de lo que me había dicho.

- Percy, Annabeth y Leo - dijo Hera con voz seria -. Pasad a la sala del trono. Vuestros padres quieren felicitaros por vuestro éxito en la guerra -. Sonrió fríamente y desapareció.

- No le caemos muy bien, sobre todo Annabeth, no la soporta - comentó Percy después de la salida de Hera. Annabeth hizo una mueca, se despidió de todos y se dirigió a la sala del trono.

Unos minutos Hera llamó al resto de hijos de Olímpicos. Sólo quedamos Nico y yo en la pequeña sala. Me miraba desde las sombras. Tras cinco minutos de silencio decidí hablarle.

- ¿Y qué hay de tu vida? - dije para romper el hielo.

- Nada - dijo con la voz ronca. Me puso los pelos de punta.

- Puedes sentarte aquí, no te voy a morder - dije señalando el sofá de tres plazas en el que estaba sentada.

- No - respondió secamente.

Pueda que sea uno de los semidioses más poderosos de la época, pero es un borde... Pensé indignada.

No intenté volver a hablarle. Era evidente que no quería hablar.

Poco después la puerta de la estancia se abrió. Un hombre de túnica negra y piel muy pálida entró en la sala. Mirar a sus ojos oscuros infundiría terror a cualquiera que se atreviese a mirarlos.

- ¿Hades? - preguntamos Nico y yo al mismo tiempo.

El hombre sonrió de lado en señal de afirmación.

- No tengo tiempo, como para perderlo enseñando a una niñata a controlar la tierra. Sin embargo Hera tiene razón, te necesitamos. Nico te enseñará como manejarla superficialmente cuando acabes tu entrenamiento con los olímpicos - pronunció la última palabra con desprecio. Se giró y salió por la puerta antes de que Nico pudiese recuperarse de su estupor.

- ¿Qué? - Dijo Nico irritado.

- Tampoco será para tanto - dije ya de mal humor debido a su desprecio.

Él se limitó a fulminarme con la mirada.

- Eres una adolescente mortal. Tienes que ser a narices más irritante incluso que las hijas de Afrodita, y ahora me toca a mí enseñarte a controlar uno de los elementos más poderosos - dicho esto se desvaneció en las sombras.

Poco después de la salida precipitada del hijo de Hades, Hera vino a buscarme. Hubo un baile tras el consejo de los dioses (en el cual me presentaron). Nico estaba arrimado a una pared sin moverse.

¿Qué le pasará a este chico? Pensé apartando la mirada.

Aquí el siguiente capítulo, comenten que les parece y subiré el lunes que viene. Un beso cuídense :*


La protegida de HeraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora