Capítulo 36

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Tierra

Todo el mundo al ver el título del capítulo: ¡Sí! ¡Ya era hora de que esta chica vaga entrenara!

Que poca consideración tenéis por mi situación personal. Fueron unos días duros, poneros en mi lugar. Mi vida había cambiado de un día para otro. Aún no me acostumbro a mi nueva vida y ¡ZASCA! Sin venir a cuento, matan a una de mis más queridos familiares.

En fin, olvidando vuestra desconsideración, me volveré a centrar en el meollo del asunto.

Nico tocó a mi puerta (a mi parecer) demasiado temprano, y me instó a arreglarme lo más rápido posible.

- Bien, ¿qué haremos? - pregunté saliendo de la habitación y siguiendo al chico.

- Bueno - vaciló el hijo de Hades -, no soy exactamente un profeta, pero diría que a mí me acabará doliendo la cabeza, mientras te enseño en vano a utilizar unos poderes que no van contigo. Y tú acabarás frustrada y pagando el cabreo con tu humilde maestro - añadió señalándose fingiéndose ofendido.

Paré en seco y lo miré de arriba abajo. Nico se giró para mirarme.

- ¿Acabas de bromear? ¿Sin sarcasmos? ¿Sólo una broma? Oh, dioses. Es verdad que está a punto de acabarse el mundo tal y como lo conocemos.

Dije mirando hacia arriba, fingiendo terror. Nico se rio de mi chiste malo y siguió camino a algún lugar indeterminado. Viendo que no había contestado en serio a mi pregunta, insistí.

- ¿Cuál es el plan para el entrenamiento de hoy?

- Que controles la tierra... de una forma distinta.

Me hizo un gesto con la mano para que lo siguiese sin hacer preguntas. Salimos por las puertas del palacio de Hades hacia el jardín de Perséfone, que esperaba allí.

- ¡Hola! - Saludó alegremente la diosa de la primavera - Tú debes de ser la protegida de Hera. Nuestra salvación - añadió con cierto retintín.

Miré a Nico llena de confusión.

- Tienes que conectar con la tierra - comentó el chico encogiéndose de hombros, sin darle importancia.

Estuve toda la mañana trasplantando flores y regando plantas mágicas. Ni que decir tiene que Nico se largó en cuanto pudo, la aversión a su madrastra se palpaba en el ambiente.

Me quedé a solas con Perséfone horas, a media mañana la tentación de comer algunos de los frutos era realmente desgarradora, pero lo soporté con (más bien poca) dignidad.

- Hora de comer - dijo Nico tirándome una bolsa del Burguer King, cuando yo aún estaba tirada en la tierra. Al menos habíamos cambiado de local de comida basura.

- Oh, iré a comer con mi marido - comentó la diosa, levantándose de mi lado y dirigiéndose al palacio sin molestarse en despedirse.

Nico la miró hasta que desapareció tras las puertas del palacio. Una vez al perdió de vista, se sentó en el sitio que ella antes ocupaba.

- ¿Para cenar, comida del Fosters Hollywood? - Pregunté burlona.

- No te rías demasiado - comentó el chico con seriedad -. Estuve toda la mañana haciendo indagaciones.

Nico hizo una pausa dramática que terminó con su boca llena de patatas fritas.

- ¿Y? - dije, viendo las intenciones que tenía de seguir comiendo sin soltar prenda.

- Y.... - golpe de efecto innecesario.

Me dieron ganas de tirarle la botella de agua a la cabeza. De hecho lo hice.

- ¡Ai! - Protestó Nico frotándose la zona de la frente afectada.

- Ve al grano - dije malhumorada.

- Fui a hablar con Quirón y busqué en la lista de la zona de armamento, no encontré ningún cuchillo con las características del que tenemos nosotros, pero ya no tenía esperanza de ello tampoco. Busqué que todos los semidioses tuviesen registrada un arma y así es. Sin embargo eso no significa nada, pueden tener un arma oficial y otra que no lo sea.

<< Después fui a hablar con Quirón, que tiene ganas de conocerte por cierto. Me dio una lista de los últimos campistas que han entrado - dijo sacando una hoja del bolsillo -. La columna de la derecha son los nombres de la gente que entró en el último mes, la de la izquierda de los que entraron en los últimos seis meses. Cada uno trae al lado cómo llegaron y quién los trajo.

- Gran trabajo de investigación - dije impresionada.

- Bueno, la lista la hizo Quirón, yo ni siquiera la he leído - dijo encogiéndose de hombros.

- Podías haberte ahorrado la vergüenza y no decirlo - reí al ver que se sonrojaba.

- De todas formas, no fue lo único que hablé con Quirón. Me refrescó la memoria con todo el rollo de Luke y Backbiter y creo que sé quién pudo haber hecho el arma. Resulta que hay un grupo de cíclopes disidentes de Poseidón que se han unido a los telequines. Creo que ellos hicieron el arma. No la registrarían en ningún lado y es posible que no se hiciese para un semidiós concreto, sino para un objetivo.

- ¿Matar a mi madre? ¿Era eso tan importante?

- No lo creo. Puede que fuese solo una prueba. El caso es que, si fueron estos monstruos los creadores del arma, podemos hablar con ellos. No trabajan para nadie, hacen amas fuera del control de los dioses, pero no están en su contra. De hecho, hacen caso a quién les paga. Si les pagamos lo suficiente, puede que nos digan para quienes hicieron esa arma, para Hera o para Rea.

- ¿Sabes dónde podemos encontrarles? - Pregunté impaciente.

- Eso es lo siguiente que hice. Hice unas llamadas a unos espías de mi padre (sí, mi padre tiene espías, mejor no preguntes) y dicen estar casi seguro que se encuentran en algún punto del Laberinto de Dédalo.

- Genial, mañana no tendré que cultivar flores.

- El problema con el laberinto es que te engaña y te maltrata a su gusto. Es prácticamente imposible llegar a algún sitio concreto desde allí. Lo más probable es que se instalasen en lo que fue la sala de Dédalo, en el centro del Laberinto, pero no sabré llegar hasta allí. No sé guiarme dentro.

- Pero yo sí - dije más segura de lo que debería. Rachel Elisabeth Dare, el oráculo, pudo hacerlo antes de ser sacerdotisa de Apolo. Sólo porque era una mortal que veía a través de la niebla. Yo soy una mortal, ¿no? Se supone que sabré guiarme.

Nico levantó la ceja, pero no puso pegas a mi razonamiento.

- Lo único que veo es que no tienes gana ninguna de entrenar, ¿verdad? - Rio Nico, levantándose, mientras veía a Perséfone acercarse desde el palacio -. Diviértete con las flores toda la tarde, iré a hacer unas cuantas visitas más y a coger provisiones para nuestra excursión de mañana.

La protegida de HeraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora