Capítulo 28

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¿Es un pájaro? ¿Es un avión? No, es Jessica

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¿Es un pájaro? ¿Es un avión? No, es Jessica.

Crucé la entrada del edificio principal y me dirigí a mi habitación sin reducir la velocidad. Me preocupaba mucho lo de levitar. Parecía cosa de magia y, además ¿volar sin escoba? ¿dónde se ha visto eso?

Con esa zozobra llegué hasta la habitación. Abrí la puerta y di un respingo al encontrar a Hera paseándose por mi salón.

- ¿Qué haces aquí? - Pregunté.

La diosa pareció no oírme. O quizás simplemente me estaba ignorando. Siguió dando vueltas cortas detrás del sofá. Viendo que iba para largo cogí una lata de refresco de la nevera y me senté en una de las sillas del comedor.

Tras un par de minutos la diosa pareció percatarse de mi presencia. Se dirigió hacia mí rápidamente. Viendo la efusividad de Hera me levanté, poniendo la mano sobre mi colgante, lista para sacarlo en caso necesario.

Hera se detuvo a medio metro de mí. Parecía cansada. No era tan evidente como aquella madrugada, pero se la notaba débil, incluso un poco perdida.

- ¿Cómo van los entrenamientos? - dijo con fingida calma, intentando mostrar una sonrisa, que se quedó en mueca.

- Bastante bien - contesté, intentando aparentar que no notaba el nerviosismo de la diosa -. ¿Ha ocurrido algo?

- Nada que deba preocuparte todavía - contestó Hera apresuradamente, dirigiéndose de nuevo al sofá -. He tenido unas cuantas reuniones con Rea e Isaac - continuó la diosa -. No parecen dispuestos a negociar. En realidad estas "reuniones"... Pretenden saber qué tenemos. Y asegurarse de que van ganando.

Me miró suplicante, como si yo fuese su última esperanza. Y, de hecho, quizás lo fuese.

- Acabáis de salir de una guerra contra gigantes, hace menos de un año. No conseguirá reunir suficientes refuerzos y apoyos - dije, intentando animarla.

La diosa se rio con ganas, tomándome por loca.

- Pues quizás deberías comentárselo a ella. Está segura de poder ganar. Tiene a una diosa primordial a su favor, y a la mayoría de los monstruos. Puede que los gigantes no se atrevan a volver aún, pero... Tiene los suficientes esbirros como para atacar antes de lo previsto.

- Nosotros también tenemos aliados - dije a la desesperada.

La diosa volvió a reír.

- Tenemos a unos semidioses cansados de nosotros y de luchar en vano. Una profecía incompleta. La lealtad en entredicho de gran parte de los dioses menores - Hera parecía poder seguir enumerando cosas tristes hasta el infinito, pero la interrumpí.

- Podemos ganar. Si se unen los semidioses griegos y romanos y todos los dioses ayudan...

- Eso no pasará. Algunos colaborarán, otros solo entorpecerán el camino - negó Hera.

La protegida de HeraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora