Hay un pequeño SPOILER de La Sangre del Olimpo! Os avisaré, para que os saltéis esa parte si no habéis leído el libro!!
Apolo
El dios esperó a que estuviese lista para salir. Sentado, muy recto en una de las sillas de mi comedor.
Abrí la puerta de mi habitación y lo vi allí sentado. Me sonrió. Le sonreí. Y cerré la puerta (lo sé, una actitud muy madura).
Bien Jess me dije a mí misma no puedes dejar que el dios más atractivo del Olimpo te impida salvar el mundo.
Sonaba ridículo
¿De verdad has pensado eso? me preguntó una parte de mí.
Decidí ignorarla. Salí afuera con la intención de hacer todo lo posible para ignorar el atractivo del dios. No fue suficiente.
- Bien, veo que estás lista - dijo con una amplia sonrisa -. Te llevaré a un sitio en el que poder practicar tus habilidades con el arco.
Recogí mis armas y me las coloqué. Ya no iba a ningún lugar sin ellas. Aunque a menudo me preguntaba quién iba a atacarme con un dios cerca. Y qué haría para defenderme si estaba "sola ante el peligro" (no me gustó nada esa película, por cierto), ya que no sabía utilizarlas. Pero en fin, una de esas preguntas sin respuesta como: "¿De dónde venimos?" o "¿Adónde vamos?". Ya sabéis, eso que los antiguos griegos se empeñaban en intentar resolver y que ahora tenemos que estudiar en la clase de filosofía.
Me he ido por las ramas.
Tras coger las armas, agarré el brazo que Apolo me tendía y me dejé transportar. La sensación de ingravidez (a la que aún no me había acostumbrado) se adueñó de mi cuerpo.
- ¿Qué te parece? - Preguntó el dios con cierta satisfacción en la voz.
Era una sala muy amplia. Había espejos colocados en las paredes, dianas con forma humana, figuras de monstruos hechas de sacos de boxeo... Un arco dorado colgaba de la pared del fondo, sobre un espejo.
- Bien - comenzó el dios dando un paso hacia atrás -. Hefesto me ha dicho que tienes un talento innato - me guiñó un ojo y me hizo una seña hacia la diana más cercana, a tres metros de distancia.
Saqué el prendedor que llevaba en mi cabello atado en una cola de caballo y lo lancé al aire. Ante los asombrados ojos de Apolo lo cogí al vuelo y apunté hacia la diana con el arco cargado. Me concentré un momento, intentando afinar mi puntería, y la flecha dio a cinco centímetros del centro.
- No está mal - dijo el dios con cara de aprobación -. Con un poco de suerte acabaremos temprano y podremos pasar un rato juntos.
Entrenamos durante toda la mañana. Conseguí que un par de flechas alcanzaran el centro y aprendí algún que otro truco útil del dios del Sol.
- Deberíamos hacer un descanso - dijo el dios chasqueando los dedos.
Ante mis ojos apareció una mesa con dos platos y alimentos variados en el centro. Me senté en una de las sillas que estaban pegadas a la mesa. Eché un poco de la olla con lentejas del centro en mi plato.
- Hablemos de algo - propuso el dios sentándose frente a mí -. Cuéntame un poco tu vida. Es más. ¡Te propongo un juego! - Dijo emocionado.
- ¿Qué juego? - Dije levantando la ceja.
- Yo te hago una pregunta y tú contestas con sinceridad. Luego cambiamos - explicó Apolo, orgulloso de su idea.
Estaba tan contento como si fuese la primera persona a la que se le ocurría ese juego. Decidí no desilusionarle. Sonreí, fingiendo que me encantaba la idea.
- Yo empiezo - dijo Apolo -. Una pregunta sencilla. ¿Echas de menos a tu familia?
Levanté la vista del plato, sorprendida ante su pregunta. Apolo me miraba con sus ojos castaños, con sinceridad, con comprensión, con apoyo. Quizás todo lo que habían dicho del dios era falso. Tal vez fuese un gran dios, con empatía y solidaridad.
- Sí. Los echo mucho de menos - respondí con cierta nostalgia.
- Bien. Entonces les haremos una visita.
Dejé de comer un momento. ¿Habla en serio? me pregunté incrédula.
- Se supone que no puedo verles hasta que esté entrenada. Para no distraerme de mi obligación.
- Bien. También se supone que no has de ser buena con el arco. ¡Así no tiene sentido enseñarte! - Replicó Apolo con un ápice de diversión en la voz y una brillante y blanca sonrisa.
Reí un poco por lo bajo.
- Saldremos en cuando termines de comer.
Terminé en silencio, preguntándome en silencio si sería una trampa.
- No es ninguna trampa - Apolo contestó a la pregunta que no me había atrevido a formular.
Y, como me pasa cada vez que me desconcentro, he dejado de ocultar mis pensamientos. No soy torpe ni nada me recriminé irónicamente.
- ¿Cuánto tiempo llevas sin ver a tus seres queridos? - Preguntó Apolo con curiosidad.
- Pensaba que nos íbamos a alternar con lo de las preguntas - repliqué arriesgándome a ser fulminada. Y lo que es peor: arriesgándome a no poder ver a mi familia. Debería organizar mis prioridades.
Apolo rio, sin parecer molesto.
- Muy bien. Te toca.
- ¿Estáis preparados para la guerra? - Pregunté, una vez más, en el borde de lo sensato.
La sonrisa de Apolo se convirtió paulatinamente en una mueca, hasta desaparecer. Se le ensombreció el rostro. Hubo unos minutos de silencio. Cuando ya había perdido la esperanza de que me fuese a contestar, el dios habló
- En realidad no estoy seguro. No sabemos a qué nos estamos enfrentando. Contamos con buenos aliados, con buenas armas, con buenos medios, contigo - añadió señalándome.
Asentí con la cabeza. Tenía el futuro del mundo sobre mis hombros.
- Pero sin presión - dijo el dios viendo mi cara de angustia.
Le puse una cara de "¿En serio?" pero no pareció darse por aludido.
SPOILER
- Desde que perdí el don de la profecía durante la guerra contra Gaia, andamos muy perdidos. Mi padre cada vez está más gruñón. No ha salido de sus aposentos desde el solsticio. El oráculo griego y la arpía están intentando reconstruir los libros sibilinos, pero no creo que lo consigan antes de que estalle la guerra.
Asentí con la cabeza. Apolo quería ayudarme a ver a mi familia porque sabía cómo se sentía uno al perder algo preciado
FIN DE SPOILER
- Entonces, ¿posibilidades de victoria? - Pregunté esperanzada.
- 50% suerte, 50% tú - dijo Apolo sonriendo.
Genial. La mitad de la culpa si perdemos la guerra será mía pensé desesperanzada.
Bien! Al fin he subido capítulo! Comenten que les ha parecido! Y hacedme sugerencias, no os corteis, algunas son realmente buenas! Gracias por leerme!
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La protegida de Hera
FanficUna mortal normal es llamada al Olimpo, escogida por la diosa del matrimonio para ser su protegida. En el olimpo se entrenará durante un tiempo, luego bajará al Campamento Mestizo, donde una profecía la espera. En el campamento hará amigos verdadero...