21. Fue su culpa.

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Narra Irisa.

Creo que... Fue un error haber callado por tanto tiempo.

—No sabía que tú te culpabas... Que madre dijo que tú tenías la culpa...—Apreté mis manos en puños y bajé la mirada cuando las lágrimas comenzaron a salir.—Yo... No...

No era su culpa, él no tenía nada que ver. Toda la culpa... Fue de ella.

Los brazos de alguien me rodearon, reconfortándome por unos segundos. Al separarme y alzar la mirada Jack sonreía hacia mi con ternura, y le agradecí mentalmente por estar aquí.

—Irisa...—Julien iba a decir algo, pero yo hablé antes.

—Es mi turno de contar mi parte, ¿Si?—Me forcé a sonreír a pesar de estar llorando.—Tu no tienes la culpa de nada, hermano. Madre te engañó...

**

Narrador.

—M-madre, n-no quiero...

—Habla bien, Irisa.—Le interrumpió la mayor con una mirada fría.—No olvides tus modales.

Con su cuerpo temblando por el miedo, a pesar del dolor de los golpes en gran parte de su cuerpo, se obligó a si misma dar una respiración profunda y hablar sin que la voz le temblase.

—No quiero usar mis poderes.

Era su primer día de entrenamiento con su madre, su primer día en el infierno. Si bien apenas habían llegado al lugar, la mujer la sorprendió lanzando un golpe de repente haciéndola caer en la nieve. Ni siquiera tuvo tiempo de reaccionar cuando otro mas impactó en su brazo dejándolo morado casi al instante. Los golpes no pararon, no se comparaban con los entrenamientos que hacia con su hermano.

Ella no tenia piedad.

Después de un par de horas en ese infierno el entrenamiento físico se terminó. Era hora de entrenar su poder.

Pero no quería usarlo, y eso molesto a su creadora de formas que ella aun no era capaz de imaginar.

—Necesitas aprender a controlarlo, y para hacerlo, necesitas usarlo y perfeccionarlo.

—Pero cuando lo uso... Daño, y no quiero dañar a nadie.—Jamás lo había dicho en voz alta, pero nunca quiso ese poder, que mas que eso lo consideraba una maldición, se negaba a dañar algo o a alguien. Siempre lo contenía cuando sentía la necesidad de utilizarlo, en especial cuando veía a algún animal herido en el bosque, le asustaba mucho el sentimiento que crecía dentro de ella cada vez que eso pasaba. Como una voz que le decía que tenía que hacerlo, que era parte de ella por mucho que lo rechazara.

—El daño es algo que no se puede evitar, Irisa. Al igual que el nacer, los seres vivos están destinados a dañarse y morir...—Sonrió hacia la pequeña de una forma tan sombría que la asustó.—Aunque con tus poderes eso se podría adelantar.

Eso asustó a la peliblanca aun mas. 

—¡No lo usaré! ¡No quiero hacerle daño a nadie! ¡No quiero este poder!—Gritó cubriendo sus oídos con sus pequeñas manos, negándose a escuchar mas de esas palabras tan horribles salidas de la boca de su madre.

—Es irrelevante lo que desees, lo harás por que yo lo digo.—Ignorando las negativas de la peliblanca, extendió su mano hacia ella.

De repente un intenso dolor recorrió los entrañas de la ojiazul, iniciando desde su pecho y extendiéndose por todo su cuerpo mientras sentía algo parecido a su piel queriendo ser desprendida de ella.

Life ||Jack Frost Y Tú||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora