Narrador omnipresente.
En un gran salón, se encontraba un niño pequeño practicando sus ataques con un "arma". Si es que le se podía llamar arma a un cetro que brinda vida y protección.
A pesar de ser apenas un niño, sus movimientos eran ágiles y muy precisos.
—¡Julien!—Gritó una pequeña niña de cabellos blancos, entrando al gran salón con velocidad.
Él niño ojiverde paró su entrenamiento al escuchar la voz de su hermana llamándolo. Logró ver como, de forma un poco cómica, la pequeña peliblanca pisaba su vestido y tropezaba, raspando un poco su rostro.
"Es la tercera vez el día de hoy" Pensó el pelinegro haciendo desaparecer su "arma".
—¿Estas bien?—Le preguntó ayudando a levantarla.
Ella asintió con una gran sonrisa, haciendo sonrojar al chico.
—No me pasó nada, ¿Ya terminaste con tu entrenamiento?—Él ojiverde asintió y su sonrisa se amplió.—¡Que bien! Entonces acompáñame.
Antes de que llegará a articular una pregunta, la ojiazul le tomó de la mano y los llevó fuera del sitio donde se alojaban momentáneamente.
Nunca había entendido porqué, pero no tenían un lugar fijo donde vivir, no tenían eso llamado "Hogar". Madre nunca quería quedarse en un lugar en específico, y las veces en las que había reunido el coraje suficiente para preguntar, ella le respondía con una fría mirada y una falsa sonrisa.
¿Era posible temer a quien te creó? No tenía idea, pero algo en ella le inspiraba desconfianza, tenía la sensación de que ella ocultaba algo a pesar de sus tratos "Amables" y sus palabras bonitas.
—Julien, ¡Mira! ¡Mira!—La voz de su hermana lo volvió a la realidad.
Se habían alejado un poco del "Refugio", y estaban en el bosque. Era invierno, y la nieve se había acumulado. Frente a él, su hermana apuntaba a un pequeño cúmulo de nieve que sobresalía de la demás.
De entre la nieve, salieron un par de conejos blancos. Era una madriguera, era su madriguera.
Los conejos movieron ligeramente sus orejas y se acercaron al pelinegro.
—Woah, les agradas.—Dijo la pequeña con sus ojos brillantes de la emoción.—Cuando los descubrí huyeron y se escondieron.
Parpadeó un par de veces mirando a su hermana y después a los conejos cerca de él.
Se arrodilló en la nieve y ambos conejo saltaron a sus brazos.
Con sumo cuidado, dejo uno en el suelo y el otro lo acercó a la ojiazul.
Sabía que los pequeños roedores se acercaban a él por su esencia... Él era vida.
Él conejo se movía desesperadamente intentando liberarse cuando la peliblanca lo tomó en brazos.
...Ella tenía la esencia de la muerte.
—Por favor, no te asustes.—Sonrió con los ojos entrecerrados acariciando lentamente la cabeza del albino roedor.—No te haré daño, lo prometo.
El animalito en sus brazos poco a poco comenzó a calmarse y el ojiverde sonrió con ternura.
**
—¡Agg...!—Cayó de rodillas abrazándose a si mismo.
De nuevo ocurría, no podía controlarlo y se salía de control.
A diferencia de su hermana, cuando Madre les dijo acerca de los poderes con los que los habría creado y el método para acomplarse a ellos para que no los consuma él no consiguió manejarlo completamente.
Ondas blancas salían dolorosamente de su cuerpo haciendo crecer la vegetación de forma sobrenatural.
Su cuerpo ardía mientras jadeaba intentando respirar.
—¡Julien!
—A...lejate.—Dijo a duras penas con el rostro contorsionado por el dolor.—Soy peligroso.
No debía acercarse, eran opuestos, su poder influenciado en ella le podría hacer daño.
Ella sonrió acercándose a él y abrazándolo.
—Hermana...—Ella se aferró mas al pelinegro.
—No te preocupes...—Poco a poco, el dolor comenzaba a disminuir.— Vas a estar bien...
Sin nadie ahí para ver la escena, el aura blanca que irradiaba el pequeño era absorbida por el cuerpo de su gemela. Hasta que el ataque terminó y ambos se separaron.
El ojiverde observó asombrado a su hermana.
—Cuando sientas dolor, por favor dime, no quiero verte sufrir.—Dijo con una mirada y voz tan cálidas que hicieron que sus ojos se cristalizaran.
A los pocos segundos la peliblanca cayó dormida en sus brazos, exhausta.
—Eres una buena persona.
Desde ese día, ella estuvo más al pendiente de él, y cuando sus poderes salían de control ella estaba ahí para ayudarlo.
Él se sentía frustrado, era un inútil que no podía controlar su poder y la hacía gastar su energía. No quería que la peliblanca se preocupara por él.
Tenía que entrenar mucho; para lograr controlarlo. Para ya no ser un estorbo. Para ser lo suficientemente fuerte como para protegerla como ella lo protege a él.
**
—M-madre, p-pero...—Murmuró en un tono bajo la ojiazul.—Podemos simplemente mostraste nuestro poder sin necesidad de...
—Irisa, guarda silencio, por favor.—Dijo la mujer frente a ella con una mirada fría y una silenciosa amenaza.—Es de malos modales responder a tu madre.—Ella asintió con la mirada baja, temblando notoriamente.—Ahora... Les pido amablemente que me muestren el fruto de su entrenamiento.
Ambos hermanos cruzaron miradas.
A pesar de estar en contra de la decisión de su creadora, se lanzaron uno contra el otro, comenzando a pelear.
No tengo palabras. Lo sé, han pasado meses desde que actualicé está historia, y hubo un tiempo en el que pensé que era mejor eliminarla.
Pero más personas leían e incluso unas cuantas me preguntaban cuando volvería a actualizar.
Pues aquí estoy, actualizando está historia que prácticamente abandoné.
No les voy a mentir, puede que no actualicé seguido. Ahora soy una persona bastante ocupada.
Estudio y trabajo.
Salí de vacaciones, pero por cuestiones dentro de donde laboro he tenido que trabajar turnos completos casi todos los días.
Prácticamente llegó a mi casa solo a cenar y dormir 6 horas antes de regresar al trabajo semi desayunada.
Pero ese no es el punto.
Actualizaré, si. Tan solo les pido que no tengan altas expectativas sobre que actualizaré cada 2 o 3 días, porque no es nada seguro.
Lo que tengas en claro es que, si o si, terminaré de escribir esta historia.
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Life ||Jack Frost Y Tú||
FanfictionNadie debía saber nuestra verdadera identidad, por nuestro bien, correríamos peligro si nos encontraran, no quiero que el sufra más. La protegeré, ella no merece pasar por esto, no tenía que sufrir tanto desde esa temprana edad. Ella siempre me most...