Capítulo Veintitrés

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—¡Sterek!—Gritaron los tres al llegar al patio, donde Stiles y Derek hablaban con Isaky.

La pareja los vio raro, e Isaky río tirándose a las piernas de Stiles, quien estaba sentado apoyado contra un árbol, pareciendo cansado.

—¿Cuánto tiempo te queda?—Pregunto Isaac entre llanto mientras se tiraba a un lado del castaño abrazándolo de la cintura.

—¿Qué?—Stiles frunció el ceño viendo al rubio.

—¿Por qué no nos dijiste?—Esta vez Lydia se tiró sobre la espalda de Isaac buscando estar más cerca del castaño.

—¿Decirles el que?

—¿Derek lo sabe?—Theo se tiró al otro lado de Stiles, sobre Derek.

—¿Si yo sé el qué?

—¡Qué Stiles está muriendo!—Gritaron los tres entre llanto.

—¿Qué Stiles qué?

—¿Qué yo que?—Pregunto el castaño atónito—No estoy muriendo.

—Entonces, ¿Cómo explicas el que no hayan tenido sexo en tres semanas?—Pregunto Theo deteniendo su llanto para escuchar la respuesta.

—Eso lo puedo explicar...

—¡O! El que estés cansado sin hacer nada—Siguió Lydia.

—Chicos, yo...

—¡O! El hecho de que tu aroma cambio y siento el latido de tu tumor.

—¿Por qué diablos no me dejan hablar estúpidos?

—¿Un latido?—Pregunto Derek haciéndolos callar y concentrando su audición en el castaño.

Y efectivamente había un latido.

—Isaac, los tumores no tienen latido—Lydia miro al rubio como si fuera idiota.

—¿No?

—No idiotas—Stiles se los quitó de encima y tomo a su pequeño de cinco años en brazos—Lo arruinaron todo estúpidos, se suponía que iba a ser sorpresa.

—¿Stiles?

—Ahora no Sourwolf, estoy demasiado molesto como para seguir aquí un segundo más—El castaño puso al niño en el suelo y se marchó hacia adentro.

—Idiotas—Murmuro Isaky—¡Espera papi!—El pequeño grito corriendo tras el castaño.

Lydia, Isaac y Theo se miraron uno al otro, para luego ver a Derek, quien los miraba molesto.

—Espero que estén felices, porque ahora los encargados de cagarla fueron ustedes—Murmuro molesto—¿Stiles enfermo?, ¿De dónde carajos sacaron eso?

—Nosotros...

—Ustedes nada—Derek corto lo que Isaac iba a decir—Se supone que les enseñe a usar sus sentidos, si hubiera estado enfermo su aroma habría cambiado a uno totalmente distinto, el latido de su corazón se habría reducido notablemente y su condición física hubiera cambiado.

—Derek, nosotros...

—No—Interrumpió está vez a Lydia—Se supone que tú eras la más inteligente de los tres, y ni siquiera te detuviste a pensar un momento.

Los tres se quedaron en silencio y bajaron la mirada en sumisión.

—Stiles iba a decirmelo segundos antes de que ustedes llegarán gritando cómo locos, y ahora está molesto, espero que estén pensando alguna forma de que los perdone porque le arruinaron el día, nos arruinaron el día—Terminó el lobo volteandose y entrando a la casa para buscar al castaño.

Mientras los dos lobos y la banshee pensaban que tanto la habían cagado.

Honey, this is Beacon HillsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora