Vigésimo capítulo : El más allá

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Se nace y se muere varias veces, incluso en esta vida

Cuando se cansaron de sobornar al personal de seguridad para volver a la sala de espera y observando que estaban lejos del objetivo, decidieron recluirse en un sitio decente para conversar hasta la salida del sol

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Cuando se cansaron de sobornar al personal de seguridad para volver a la sala de espera y observando que estaban lejos del objetivo, decidieron recluirse en un sitio decente para conversar hasta la salida del sol. El plan incluía hacer tiempo en un café y presentarse en el hospital luego del cambio de guardia.

—¡Si seremos imbéciles! Echamos todo a perder y ahora tenemos que dejar solo a Nachito —Adela refunfuñaba—. Si Igal llegara a enterarse, nos raja. ¿Te imaginás al baby solo allá adentro? Pobre...

—Siento culpa por haber armado ese quilombo. Igual, Nachito siempre estuvo solo con los enfermeros; no nos dejaron pasar la noche a su lado.

—Es cierto, lo mejor es salir y serenarnos. Vamos a volver de mañana. No sirve que montemos guardia acá, si nadie nos va a dar un parte médico en las próximas horas —sonaba reflexiva.

—Lo mejor es dejar de perturbar con nuestras idioteces a los que están trabajando allá adentro. Yo precisé sus cuidados y se portaron bien conmigo —razonaba Fher.

—No lo recuerdes. Aquella vez, con Igal, casi perdimos la cabeza. ¿Sabés? Ahora que lo pienso, a vos te recibió en Emergencias la misma doctora que está atendiendo a Nachito.

—¿En serio? ¿Y no me dijiste? Necesito agradecerle lo que hizo conmigo —Fher desesperaba.

—La vamos a ver mañana. Con el estrés no me di cuenta, pero es ella, estoy segura.

—Entonces podemos salir tranquilos, está en las mejores manos. ¿A qué bar te parece? No iremos a lo de Igal, que falta poco para que amanezca —sonaba sensato— y quiero volver tras el cambio de guardia.

—¿El Viejo Café? Siempre fue nuestro sitio, y hay pocas opciones a esta hora; a menos que quieras bailar, pero no sería prudente —Adela sugería.

—Excelente, de paso le pregunto al mozo si tiene alguna novedad para mí.

—¿Qué novedad? ¿En qué andás metido?

—Tranqui. Estoy buscando empleo y dejé mi currículo ahí. Salí pensando que me llamarían hoy mismo. Pero no pasó.

—Igal puede darte una mano, lo aprecia mucho el dueño. Pero ¿seguro que no querés ir a Corrientes? Podría ayudarte a conseguir algo con mi viejo.

—Te agradezco, pero sabés que no. A tu papá es a la última persona que quiero pedirle ayuda. Igal no me perdonaría jamás.

—Te sigue importando. ¿O me equivoco? —con picardía guiñaba un ojo invitándolo a desembuchar.

* * *

Pidieron dos cafés con crema y tostadas. A esa hora, el hambre les estaba recordando que no habían probado bocado en toda la noche. Adela terminó de alimentar a Nachito y tuvo que salir para el hospital. Fher venía mal alimentado desde hace días, engañándole al estómago con un tentempié y esperaba que lo contratasen allí. En sus maquinaciones estaba compartir la cena con los empleados, pero estaba sentado con su amiga en la mesa de siempre.

Intentando vivir con tu recuerdo - Secuela #HomoAmantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora