Capitulo 40

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CAPITULO 40

ATENEA

Soy una completa estúpida.

No debí de haberme alejado tanto del cuartel, pero aunque no lo parezca sufro de problemas de ira. No lo demuestro con los demás, no son de descargar mi furia. Cuando me enojo no pienso con suficiente claridad. Mi mente se nubla y me impide tomar decisiones racionales.

Camino mientras el sol se oculta en el horizonte. Ya me he calmado, ya estoy mejor.

Si bien, me estoy convirtiendo en una persona violenta, una cosa es que lo use para hacer daño a los demás. Necesito aprender a defenderme, no puedo evitar pensar que siempre seré una carga para los demás. Es algo estresante y me saca de mis casillas, el solo imaginar que esa persona puede resultar herida por mi culpa y que yo no podre ayudarlo….

Porque seré inútil y no quiero serlo.

Tengo que mejorar en mis clases con Keyra, porque quiero ser buena en algo, quiero encajar en este mundo frio y egoísta. Si no lo hago moriré, y no puedo morir.

Ahora no solo por Grace, sino por Kay.

No puedo estar separada de el, me resulta imposible.

Ahorita mismo siento el fantasma de su compañía. Quisiera caminar con él, pero no está conmigo.

Y eso me duele.

Sigo caminando con las manos en mis bolsillos. Quisiera haber traído mi mochila de siempre, pero está en el cuartel. Empiezo a sentir frio. Pero no puedo detenerme, si quiero salir de este desierto necesito seguir caminando.

Entonces veo como el sol se mete detrás de las montañas. Se mete en el oeste, eso significa que estoy caminando hacia el este. Mi casa se encuentra al sureste, así que si continuo con este camino, pero para abajo, llegare al bosque.

Tendré que cruzarlo de noche, pero tengo que arriesgarme, tendré que confiar en que mi rapidez me permitirá cruzarlo deprisa y sin problemas.

Empiezo a caminar hacia abajo cuando escucho los aullidos de los lobos, allá por las montañas. Se me eriza el vello de la nuca y agradezco no estar de ese lado, aunque no se qué clase de animales me saldrán en mi trayectoria por el bosque.

Pero entonces, tengo un mal presentimiento.

Volteo lentamente hacia las montañas, veo la luz de una linterna, apuntando hacia el cielo.

Hay alguien allá.

Hay lobos salvajes allá.

Debo ir a ayudarlos.

Empiezo a correr a toda velocidad hacia las montañas, ojala y no llegue demasiado tarde.

Ojala y no llegue demasiado tarde.

Mis músculos arden por el esfuerzo, pues corrí hace algunas horas al salir del cuartel, pero los ignoro. Pienso en que cosas podrían ahuyentar a los lobos sin mucho éxito. En mi cinturón traigo una pequeña daga que jamás he usado, tal vez pueda utilizarla para ahuyentarlos.

Si solo tuviera el valor para hacerlo…

I Promise YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora