Capitulo 23

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CAPITULO 23

ATENEA

Cabalgue en Cook lo más rápido que podía hacerlo correr. Las lágrimas de mis ojos seguían derramándose y aun no tenía ni idea de por qué no podía dejar de llorar.

No tenía ganas de pasar por la ciudad abandonada. Daba igual, solo quería llegar al cuartel lo más deprisa que mi caballo me permitiera, quería decir la verdad. Mi garganta se cerraba ante cualquier mención de algo que no fuera la verdad.

Mis ojos me ardían y estaba destrozada por dentro.

¿Por qué no podía decir la verdad? ¿Por qué no simplemente podía decir que me era imposible dejar morir a Kay? ¿Qué yo lo conocía mucho antes de que estuviera a punto de dispararme en la batalla de la costa? ¿Acaso era mucho pedir tener el valor necesario para decirle eso?

Para alguien como yo, si.

Cabalgue más deprisa, como si pudiera dejar mis pensamientos detrás.

Pronto vi el cuartel y suspire abatida. Quisiera que todo volviera a la normalidad.

Deje a Cook en el poste de siempre y me apresure a llegar.

Pronto vi a Keyra correr hacia mí.

Y la atrape mientras ella me abrazaba.

-¡Oh dios mío! ¡Atenea como estas! ¿Qué paso con el tipo ese que me ayudo? ¿Lo mataste? ¿Por qué me dejaste sola? ¡Atenea tienes que decirme que está pasando!- me sacudió con sus manos en mis hombros.

-¡Tranquila!- la detuve- te contare todo en un instante.

Keyra sonrió claramente satisfecha y le conté todo. No deje pasar ningún detalle.

Al terminar Keyra me veía extremadamente rara.

-Me podrías decir Atenea ¡EN QUE DEMONIOS ESTAS PENSANDO! ¡Te van a descubrir Atenea! ¿Qué acaso tienes un instinto suicida del que no me has contado?

Vaya, era la segunda persona que me decía eso.

-¿Y porque estabas llorando?- pregunta mientras atrapa una lagrima casi seca- ¿estás bien?

Por una vez, la voz de Keyra no sonó forzada. Sonó como…como si se preocupara por mí, y eso era raro.

Por una vez, quería a una amiga que se preocupara por mí. Que estuviera conmigo cuando no fuera lo suficientemente fuerte para valerme por mi misma. Que le pudiera contar todo lo que sentía y que más que nada me comprendiera y estuviera a mi lado.

Si bueno, no tendría esa suerte.

-No- conteste suspirando y abrazando a Keyra.

Todos empezaron a entrar al cuartel y Keyra tomo mi mano y las dos entramos al cuartel. Nos pusimos en nuestras posiciones.

Entro el sargento Smith con aire de furia y superioridad. Su ceño estaba profundamente profundizado. Su mirada era penetrante e instantáneamente sus ojos avellana se posaron en mí.

Desvié la mirada.

-¡Soldados!- nos llamo a la orden.- Firmes ¡ya!

Me puse en firmes.

-Ayer- comenzó a caminar de una pared a otra frenéticamente- perdimos a muchos compañeros. Todo se vale en la guerra, cadetes, incluida la muerte por su nación. Entonces, quedamos en muchas bajas, sin embargo- sonrió- la mierda de la nación de Calent también bastardos, así que no podemos clamar derrota pero tampoco victoria. Propongo un ataque sorpresa.

Mis manos comenzaron a sudar.

-Calent es sin duda un contrincante con pelotas. Pero nosotros somos más fuertes que ellos. Seguramente reclamaran vendetta, si eso es lo que quieren, ¿Por qué no dárselo?- termino con una sonrisa.

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