Capitulo 57

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CAPITULO 57

                                                                                  ATENEA           

No puedo seguir llorando. Si Kay y yo vamos a morir ahora, no quiero que lo último que vea, sea mi rostro sumido en las lágrimas.

Lo tomo de la mano y permanecemos así por unos minutos.

-Atenea-murmura con voz queda- hay algo que nunca pude decirte.

Volteo a verlo.

-¿Qué es?

Me mira a los ojos y habla muy despacio.

-Yo te conocía. Te conocía mucho antes de apuntarte con mi pistola en la batalla de la playa.

Fruncí el ceño.

-¿A qué te refieres?

-Yo…-se detiene por unos segundos- yo soñaba contigo. Tú invadías mis sueños cada noche, sin falta.

Retengo la respiración. Esto no puede ser cierto, no puede ser posible.

-Te veía cada noche. Tu…tu y yo estábamos juntos. Nos reíamos y caminábamos tomados de la mano. Noche a noche, descubría algo nuevo acerca de ti. Primero tus ojos, tus hermosos ojos verdes, después tu cabello, tus labios. Cuando llego la noche en que pude verte…te dibuje. La vez que me viste dibujarte no fue la primera. Ya lo había hecho. Sabía que era una locura, sabía que estaba mal, e incluso que era esquizofrénico. Pero estaba enamorado de ti. No sabía que existías, pensaba que no era así. Y también pensaba que estaba condenado a enamorarme de alguien que no existía. La peor de las tragedias ¿no crees? Cuando te vi en el campo de batalla…cuando te apunte con la pistola. Mi corazón dejo de latir. Y fue cuando te vi. Pensé que iba a desmayarme o algo similar al verte, ahí, echada, más parecida a un ángel que a una cadete. Te amaba incluso desde antes de verte Atenea. Y te amare aun después de la muerte.

Ni siquiera sabía que pensar. ¿Acaso el destino nos había reunido para separarnos? ¿Por qué había pasado esto? ¿Por qué? ¿Por qué los dos nos soñamos, porque siquiera nos enamoramos?

-Kay…Kay yo también tengo algo que decirte.

-Dime, cariño-murmuro mientras acariciaba mi mano.

-No fuiste el único. Yo…también soñé contigo.

-¿Qué?-pregunto, consternado.

-Te soñaba noche a noche. Pensé que había enloquecido. Pensé que estaba mal, que estaba psicótica. Incluso me daba miedo dormir. Cuando estaba contigo, sentía toda clase de cosas que sentían las protagonistas de los libros que leía. Me hiciste creer en el amor. Y pensé…pensé que no eras real, que eras incluso alguna reencarnación de algún protagonista de una historia mía. Pero…pero cuando te vi, cuando me apuntaste. Me embargo una felicidad inaudita. Porque al menos sabía que iba a morir en manos de alguien a quien amaba.

Kay sonrió.

-Mierda, somos raros.

Yo también sonreí, incluso me reí.

El conteo de la bomba estaba a punto de llegar a su final. Faltaban 20 segundos.

-Atenea, quiero…quiero decirte algo.

Alce los ojos.

-Este no es el final. No terminaremos así. Quizá…quizá en otra vida podamos tener nuestro final feliz.

-¿De qué hablas?

-De que, pase lo que pase. Te encontrare. Así sea en otra vida, en otro cuerpo, me pasare cada minuto, cada segundo, buscándote. Sea consciente o inconscientemente. Te amo, y te amare siempre. No lo olvides, porque yo no lo hare.

-¿Lo prometes?-murmure viendo fijamente a sus ojos azules, como joyas.

-Lo prometo-me respondió, sonriéndome.

La bomba llego a su fin. Y todo se volvió del color de las cenizas.

I Promise YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora