Capitulo 30

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CAPITULO 30

KAY

Atenea estaba dormida, usando mi brazo como almohada.

Amaba verla dormir, y se veía tan bella, tan pacifica y dulce.

¿Cómo no enamorarse de ella? Cualquier persona con un poco de cerebro caería rendido a sus pies.

Suspire de alivio, ella me ayudaría. Por una vez pedía ayuda, pero no era porque la necesitara. Le pedí a Atenea que me ayudara porque no quería que ella perdiera la memoria. No quería que Atenea me olvidara. Porque si ella me olvidaba no podría seguir viviendo.

¿Conservariamos la memoria? No tenia ni siquiera la mas remota idea si nosotros seriamos inmunes por nuestras diferencias. No queria arriesgarme, yo estaría con ella hasta el final, mas si ella me olvidara…

Sería como un mundo sin ella.

Y un mundo sin ella es mi infierno personal.

Estaba loco y tal vez chiflado por lo que planeaba hacer. Moriría, eso era muy seguro. Pero lograría por todos los medios que ella viviera. Lo haría.

Sin embargo nos quedaba poco tiempo. En un mes cuando mucho tendríamos que llevar a cabo lo que acababa de decir. Debía decirle a Atenea lo que sentía por ella, si no sería demasiado tarde.

Pero era más fácil decirlo que hacerlo.

¿Qué pasaría si ella no sentía lo mismo por mi? ¿Y si ella pensaba que por ser nacido en Calent no podía estar con ella? ¿Qué pasaría si temiera más por su seguridad? No podríamos estar juntos, si descubrieran de donde soy, los dos estaríamos muertos, punto.

Pero tenía que hacerlo.

Increíblemente esto requería más valor del que había usado jamás.

De acuerdo, le diría mañana. O bueno hoy. En la mañana, lo más rápido que pudiera.

Me quede dormido a su lado aspirando su perfume a rosas y jazmines. Abrí los ojos y me di cuenta que no había puesto una rosa blanca en su armario.

Maldición.

Salte de la cama y me salí por la ventana, corriendo buscando encontrar al arbusto de rosas. Estaba a dos casas de su casa. Arranque una y regrese deprisa. La deje enseguida de su cama y volví a dormirme a su lado.

Atenea ni siquiera se dio cuenta.

Después de salir por su ventana ya no tenía sueño así que me puse a pensar.

¿Cómo mierda iba a decirle que estaba enamorado de ella?

Para empezar debía confesarle que yo ya la conocía, por medio de mis sueños y eso. Ella probablemente se asustara y en el peor de los casos saldrá pitando. No la culparía, claro, pero no quiero que se vaya.

Después debería decirle, ¿pero qué o cómo?

Atenea, me gustas sí, no eres una idiota y eres la chica más maravillosa y bonita que existe.

No.

Escúchame, soy un imbécil y la mayoría del tiempo no me comporto como debería, pero es mi naturaleza, tu eres asombrosa y yo no. Estoy enamorado de ti…

Jamás.

Estoy enamorado de ti.

Hasta ahorita era la mejor.

Pero para decirle debía de escoger un buen lugar, o un buen momento. Quizás darle un ramo de flores o… ¿Qué les gusta a las chicas? Bueno, a ellas les gustan las cursilerías y cosas por el estilo.

I Promise YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora