Capitulo 9

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CAPITULO 9

KAY

Regreso de la ciudad con un traje nuevo, los bolsillos vacios y una respiración acelerada.

Mi caballo cabalga deprisa y yo solo quiero llegar a mi casa. Contarle un cuento a Macy y dormirme, para soñar con ella. Con la chica de ojos verdes y mejillas sonrojadas.

Estoy loco.

El camino se hace más largo de regreso y trato de mantener mi mente despejada. Nose como será la hija del general ni que me espera con ella. Solo espero que sea una noche corta. De todas maneras nunca estuvo en mis planes estar mucho tiempo en la cena.

Solo comeré y me iré. Punto.

El caballo relincha y empieza a ir más deprisa.

Pronto veo los cuarteles a lo lejos y me siento en casa.

Dejo al caballo en el lugar donde lo rente y me dirijo a pie a mi casa con el traje en mi mano. Macy está afuera, al verme sonríe.

-Hola Kay- saluda.

-Hola hermosa- la saludo mientras la abrazo- ¿no ha llegado Adler?

-Dijo que llegaría a medianoche-responde.

-Mierda.

-¿Qué?

-Nada- respondo mientras me dirijo a cambiarme.

Entro a mi habitación y me desvisto para ponerme el traje donde gaste todos mis ahorros. Me pongo el estúpido moño en mi cuello y busco los zapatos negros que deje en alguna parte de mi cuarto. Los limpio y me los pongo.

Mi cabello esta todo despeinado, solo le paso la mano por encima y listo.

A terminar esto de una maldita vez.

Ni siquiera me veo en el espejo.

Salgo deprisa de mi cuarto y recuerdo que debo recoger a la hija del sargento. ¿Pero en qué? No tengo carro, ni siquiera un caballo.

¿La recogeré caminando? ¿Así nomas? No tengo ni la menor idea de cómo comportarme o que hacer en una “cita” o lo que sea que sea esto.

-Wow- murmura Macy- Te ves muy bien Kay.

Sonrió.

-Gracias Macy, pero tú siempre serás la más hermosa de la casa- respondo dándole un beso en la mejilla.

Mientras camino acomodándome los gemelos a la puerta de la casa observo algo plateado que se estaciona fuera de la casa. Salgo alarmado para ver que es esa cosa.

Es un auto.

De el sale un sujeto con un papel en la mano y me lo entrega.

-¿Quién es usted?- pregunto confundido.

-No se me permitió hablar, solo entregarle esto- respondió ofreciéndome el papel.

Una vez que lo tome, el se alejo y no lo detuve.

Un pequeño presente para que lleve a mi hija al baile. No le comente nada de esto. Lo quiero tal y como se lo entregaron.

-Sargento Smith.

Suspiré, genial, absolutamente genial. Este auto no tengo ni la menor idea de quién es, llevare a una desconocida a un baile que no quiero ir y el sargento me obliga a hacerlo.

Perfecto, simplemente perfecto.

Camino al auto y escucho a mi hermanita gritar.

-¡Adiós Kay!

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