Las praderas estaban de lo más blancas que se podían, hasta que llegaron las pesadillas junto con el resto del ejército de Pitch. Ahora lo único que se mostraba eran miles de sombras negras en el prado avanzando hasta donde estábamos. Cristal estaba nerviosa al igual que yo, con un apretón delicado de su mano me dio a entender de qué quería que no la soltara así que no lo hice. Al fin el día había llegado ¿Quién diría que después de tanto entrenamiento estuviera con los nervios de punta?
-Al fin llego el día.- dijo Norte asombrado y a la vez preocupado.- Lamentablemente no tenemos tropas.
-Yo sé cómo hacerlas.- susurro Cristal muy bajo.
-¿Qué?- preguntó Conejo.
-Sé que podemos hacer.- dijo decidida.
-No hay tiempo para discutirlo.- decía el Hombre del Sol.- Cristal, dinos qué hacer.
Por primera vez en mi vida había visto que Cristal le sonriera a su padre, tal vez algún harían las pases.
Cristal nos contó lo que ella y Meme habían planeado unos días antes, por si el ejército de Pitch hubiera atacado antes. Todos sabíamos que hacer, así que nos fuimos a preparar.
-¿Crees que funcione?- preguntó Cristal nerviosa a mi lado.
-Ven aquí.- dije y la abraza con fuerza.- Se lo que piensas, y créeme que no sucederá, mientras yo esté aquí, no dejaré que te hagan daño.
-Eso no es lo que me preocupa Jack.- dijo ella con voz triste.- Prométeme que después de la guerra nos iremos a vivir, felices para siempre.
Mi corazón se rompió, ella creía que yo tenía la posibilidad de morir o hacerme daño. No la culpo, esta guerra es mucho más fuerte que la de hace unos años, y yo tengo el mismo miedo.
-Te lo prometo.- dije abrazándola con fuerza.- Cuando termine la guerra tú y yo haremos un castillo de hielo y viviremos felices para siempre y juro por mi vida, que jamás te dejare sola.
Sentí como su corazón se aceleraba. Ella volteo hacia arriba donde sus ojos se conectaron con los míos. Tomé su barbilla y le di un tierno beso. Debo de hacerla entender que esta no es una despedida.
-Te quiero Jack.- dijo ella abrazándome.
-Yo también te quiero Cristal.- dije devolviéndole el abrazo.
Terminé de arreglarme con una armadura de hierro, ya que las de diamantes a las cuales Conejo llamaba “cascarón” se habían quedado en el castillo de oro. Tome mi bastón y me miré al espejo. ¿Qué pasaría si perdemos? No, eso no pasará. ¿Cómo estás tan seguro? Porque sé que Cristal me necesita tanto como yo lo hago ¿Pero si alguien muere? Ni siquiera quiero imaginármelo. ¿Cómo vivirías toda una eternidad sin Cristal? Preferí no contestar esa pregunta. Ni siquiera yo sabía la respuesta a eso. No puedo imaginarme una vida sin ella.
-¿Jack?- dijo alguien a mis espaldas.- ¿Puedo entrar?
-Claro.- dije y Hada se sentó en la cama.
-¿Qué crees que pasará después de esto?- soltó secamente.
-No tengo idea.- dije estresado.
-Pareces algo nervioso.- dijo ella extrañada.
-Lo estoy.- le confesé.- ¿Puedo pedirte algo?
-Por supuesto.- dijo ella.
-Si por alguna razón yo llego a... Ya sabes... Quiero que hagas lo mayor posible porque Cristal esté feliz.
-Lo haré.- dijo ella un poco confundida.
-Gracias.
Terminé de arreglarme y bajé donde ya estaban todos con sus armaduras, nada fuera de lo normal, excepto por...
-¿Por qué traes armadura?- pregunté a Cristal.
-¿Creíste que no iba a pelear?- dijo acercándose a mi.- Estamos juntos en esto, te guste o no.
Sonreí ante su comentario, peor luego la borré. Ella no podía pelear, era demasiado pequeña y frágil. Bueno tal vez la estoy subestimando, pero me rompería el corazón verla lastimada. Me separé de ella mirando directo sus ojos, antes eran rojos con ira y fuego, ahora eran de un cálido azul que me hacía temblar de nervios. Besé su frente por unos segundos hasta que me separé de ella y vi unas lágrimas escapar de ella.
-Tranquila.- dije tomando sus manos.- Regresaremos para la cena.-
Ella susurro algo que no entendí pero me despedí de ella, primero iríamos a nuestros puestos y luego Meme llevaría a las chicas a sus lugares.
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Imposiblemente Posible =Jack Frost Fanfiction= {REPUBLICADA}
Fiksi PenggemarHola Familia *saluda*