PEETA.
— ¿Recuerdas la primera vez que bailamos esta canción? — pregunté.
Katniss y yo nos movíamos al compás de la melancólica letra de All of Me de John Legend. Todos se pararon a mirar cómo bailábamos nuestro primer baile como marido y mujer.
— ¿Cómo iba a olvidarme? — contestó Katniss, iluminando la sala con su cálida sonrisa —. Me susurraste la letra al oído, y debo decir que seguías el compás a la perfección, cosa que solo sirvió para reafirmarme en mi opinión de que eras demasiado bueno para ser real. — su risa interrumpió sus pensamientos —. Y esa misma noche me pediste que fuera a vivir contigo.
Mi mano apretó su cintura con más fuerza cuando recordé la felicidad inmensa que sentí cuando supe que iban a darla el alta en el hospital. Era todo lo que habíamos estado esperando, un comienzo.
— ¿Y ahora? Ahora que has echado un vistazo desde detrás de la cortina y has podido ver al Peeta real, ¿te sigo pareciendo perfecto? — pregunté sonriendo igual que el lobo del cuento.
— No — repuso ella riéndose —. Cuando estás enfermo roncas, y nunca bajas la tapa del váter. Y mejor no hablamos de las cajas de cereales vacías que dejas en la despensa.
Me reí por lo bajo.
— Pero no quisiera que fueras de ninguna otra forma — me dijo sinceramente —. El amor no tiene nada que ver con la perfección. Es un bonito y caótico embrollo, y no hay nadie con quien me apetezca más pasar mi vida que contigo.
— Entonces, ¿me estás diciendo que ya no soy perfecto? — la miré sonriendo.
— Lo siento, cielo. Pero sigues estando como un tren — ofreció encogiéndose de hombros.
Yo me limité a menear la cabeza y aproveché la pausa en la conversación para apartarme un momento. Ajusté con rapidez mis pies y mis manos y, antes de que Katniss se diera cuenta de lo que pasaba, empecé a hacerla girar. Ella rió y rió, con su risa juvenil y alegre, hasta que cayó contra mis brazos. Los invitados aplaudieron y lanzaron vítores mientras nosotros seguíamos bailando.
Ella me miró y sonrió.
— ¿Sabes? — empecé a decir —, tú tampoco eres perfecta.
— ¿Ah, no?
— En cuanto vi todos esos potingues en mi cuarto de baño te me caíste a los pies.
Katniss se rió, haciendo que no con la cabeza.
— ¿Los tampones? ¿Lo dices enserio? ¿Y cuando me sujetabas el pelo para que vomitara en el hospital si te lo parecía?
— Sí. Porque me recordaba lo fuerte que eres — contesté de corazón —. Lo fuerte que sigues siendo.
Se oyó el tintineo de unos vasos, y luego unos pocos más, y al poco, al igual que había pasado en otros momentos durante la velada, ka sala entera se llenó con el sonido de la gente que hacía chocas sus cubiertos contra las copas.
El personal del restaurante debe detestar estos rituales.
Por increíble que pudiera parecer, yo me había hecho adulto sin conocer aquel ritual concreto de bodas, pero ahora ya lo conocía. Mientras el coro de copas tintineantes iba en aumento, miré a mi esposa y sonreí.
— Supongo que hay que hacer lo que nos piden — susurré.
— Oh, vale.
Una sonrisa tímida se marcó en su boca justo antes de que me inclinara para besar sus labios. El tintineo de cristales se disolvió en un coro de vítores cuando la multitud finalmente obtuvo el premio que buscaba: un beso de los novios.
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Seguir Viviendo (Evellark)
RomantizmDicen que el amor puede superar cualquier obstáculo. Pero, ¿puede realmente sobrevivir a la muerte? Se suponía que éramos felices.. Felices para siempre. Tazas de chocolate, los pies descalzos en la arena y una vida plena donde todos nuestros sueño...