Mi mejor amigo...

Otro fin de semana más y Erika despertaba a las 3 de la tarde del día domingo, a casa había llegado a las 7 de la mañana y no recordaba qué había pasado desde que había salido del club hasta que llegó a su cama, se levantó apenas y pidiendo permiso a una pierna para mover la otra entró al baño a darse una ducha.

Poco a poco fue recordando y lo que apareció en su mente no le causó mucha gracia, alcohol a destajo, besos de no se quién y sexo con nosé quién mmm, mala combinación, pero qué podía hacer, era soltera, vivía sola y no tenía problemas de dinero, además fiestas no le faltaban y a los 27 años se sentía en su mejor momento.  Sin embargo, sabía que no todo era color de rosa y en su corazón ocultaba un dolor que ni el alcohol podía mitigar, ese dolor tenía nombre y apellido Esteban Lafayete, ex amor, ex compañero y ex todo.  Qué pasó, cómo terminó el "gran amor" que supuestamente le tenía, Erika no lo entendía y menos que la hubiese cambiado por esa estupida, feucha que lo único que quería era sexo.  ¿Cómo? ella lo entregó todo por la relación, estaba siempre presente, nunca le fue infiel, nisiquiera miraba a otros hombres era la mejor pareja que un hombre podría tener (según ella), pero claro los hombres nunca están conformes y fue así como su hombre la cambió por esa cabeza vacía que para lo único que sirve es para llevársela a la cama, porque para entablar una conversación ni  hablar.

Es así entonces, que desde ese día hace ya dos meses, lo que más claro tenía son 2 verdades irrefutables; 1 que todos los hombres son iguales y 2 los hombres sólo piensan en sexo.  Y con ese pensamiento se entregó al placer que da una buena ducha después de una loca noche de copas, sexo y nada más...