Mientras me daba un baño, me acorde del pobre Saoto que llevaba esperando por mí una eternidad, también tenía que ir a trabajar a la cafetería y tratar de esconder los hematomas causados por los besos del hermano de mi novio. Quería maldecir a la vida en ese momento por el destino que la había llevado allí y por sus estúpidas decisiones en un momento de calentura. El hombre con el que se había acostado era hermano de su novio. Si él la reconocía estaba perdida, lo mejor sería salir antes de que despierte, así que trate de hacer el menor ruido posible a pesar de los nervios que la atacaron.
El vestido estaba en el suelo del área de comedor y la peluca al lado de la cama, así que los recogí apresuradamente. Me coloqué el vestido sin importar las pantaletas que no veía por ninguna parte. Tomé los zapatos en las manos y volví a ponerme la peluca antes de salir de la suite, nunca se sabe quién pueda reconocerte a la salida de un Hotel. Mujer precavida vale por dos. Antes de salir lo miré por última vez, no pude resistirme y regresé sobre mis pasos para despedirme con un beso en los labios, o lo que pareció un roce de ellos para no despertarlo.
Saoto me miraba severamente y tenía toda la razón de hacerlo, se notaba lo trasnochado, y eso solo me hizo querer disculparme y volver a casa rápido, pero como siempre nada es fácil y tenía que soportar las consecuencias de mis actos de manera inmediata. Saoto enfureció al ver las marcas del cuello y los que mi escote también dejaba entrever. Respiró para tranquilizarse y me pasó su chaqueta de cuero.
Suspiré aliviada.
- Vámonos – ordenó.
Podría decir que en ese momento prefería el silencio, Saoto era temible cuando estaba molesto y ya se imaginaba a Bruno también.
No dije palabra alguna, era lo mejor, solo lo seguí al auto. Me dejo en el departamento y di gracias a Dios de que no me hablara en todo el camino, pero su mirada mataba y decía más que mil palabras. Se me pasó un pensamiento en la cabeza, tal vez estaba celoso, él no sabía tampoco de Joan y desde la vez que tuvimos sexo andaba comportándose de forma extraña. Todas las noches que la traía a casa trata de ser simpático, y por eso se había ganado su cariño, pero no pasaba de eso.
¿Ahora qué hago?
Con vergüenza y culpa marqué a Joan. Hoy prefería pedir día libre a verle y no saber cómo mentirle. Necesitaba tiempo para pensar. Y quizás el día de mañana ya no se vean mucho las marcas.
- "Hola, amor."
- Hola Joan, cariño quiero pedirte algo.
- "Lo que sea, solo dime."
- No podré ir hoy a trabajar... me siento mal.
- "No hay problema. ¿Pero, qué tienes? no me preocupes."
- Tranquilo, son cólicos, es que me ha llegado el periodo, nada más es eso."
- "¡Ahh! si es así no te preocupes que igual no creo que venga mucha clientela hoy."
- Gracias. Te quiero, eres un amor.
- "Me haces tan feliz, cada día te amo más..."-
No pude decir nada, eso me hizo sentir la peor persona del mundo.
- "Ya mismo paso a ver cómo estas por qué supongo que no iras a trabajar en la noche ¿Cierto?"
- Hoy no tengo trabajo, cariño. No hay problema, pero ando que no aguanto a nadie, así que estas advertido de mi mal genio.
Me escusé por mi futuro comportamiento de evitación.
- "Te amo, hasta luego, mi amor"
- Chao cariño.
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LA MASCARA DE UNA PASIÓN
RomanceR (Restringido por contenido erotico): Camila es una stripper en las noches y camarera de una cafetería en el día. Camila tiene de novio a Joan (jefe de la cafetería) el cual tiene como hermano a Robert (Reconocido Hotelero de NY) conocido p...