CAPITULO XVIII

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Toda la tarde estuvimos demostrándonos nuestro amor con algunos recesos para descansar, ya en la noche teníamos que volver a la mansión pero Rob se encapricho con que quería dormir a mi lado tranquilo para abrazarme y consentirme así que como un hombre inteligente se inventó un cuento con su madre al teléfono.

-          Madre hoy me quedare en mi departamento.

-          Y Camila? Porque no la as traído?

-          Ella me rogo que la dejara quedarse en la ciudad, ella tiene un departamento y quería pasar con su amiga Paola, no se confidencia de chicas o algo parecido me dijo.

-          Jajaja entiendo bueno si es así no me preocupo.

-          A cierto me dijo que no le digas a Joan porque a él no le cae bien su amiga y no quiere problemas con él.

-          No hay problema, se cómo es eso, tu padre también se portaba arisco con mis amigas cuando era joven según porque me influenciaban a ser libertina jajaja.

-          Bueno según lo que mi cuñada me dijo Joan es igual de controlador- me miro como quien hace una travesura y se hace el inocente- pero aun así lo quiere.

-          Eso ni que lo digas, bueno cuídate hijo y cuida a Camila ya que están cerca.

-          Si, ok madre adiós- colgó feliz se lanzó a la cama a mi lado y me abrazo muy fuerte.

-          Me aprietas mucho, me ahogo- me queje pero me encantaba estar así con el solo  que a veces era un salvaje con sus demostraciones de cariño.

-          Esta noche eres mía- me dijo al oído todavía en la prisión de sus brazos.

-          Soy tuya siempre.- le decía mientras le daba besos en la cara.

-          Sí, pero hoy es diferente.

-          Cuál es la diferencia?- ya sabía la respuesta pero quería oírla de sus labios.

-          Que hoy dormiremos seguros de nuestros sentimientos, te amo, me amas, así que ya no hay confusiones e inseguridades, esta vez somos solo tú y yo.

-          Y el pequeño que crece en mi vientre.

-          Mi familia- bajo a mi vientre y lo beso, me acariciaba con sus dedos eso se sentía tan bien, me sentía feliz, lagrimas rodaron en mis mejillas mientras veía y sentía enternecida aquella escena mientras con mis dedos acariciaba el cabello del amor de mi vida. No paso mucho cuando me di cuenta que él dormía con su cabeza en mi pecho como un niño chiquito que duerme en el regazo de su  madre.

A la mañana siguiente me convenció para ir a conocer a mi abuelo del cual no sabía casi nada porque Rob evitaba hacerlo y si preguntaba evadía el tema o respondía cortante con un “cuando lo veas y hables con el encontraras tus respuestas”.

Eran las nueve y media de la mañana cuando ya estábamos en aquel gran portón negro rodeadas de muros de piedra, me pareció deslumbrante la belleza gótica del lugar y me puse a pensar que  tal vez mi abuelo también sea una persona excéntrica y  evidentemente un millonario egocéntrico.

Cuando el portón se abrió Rob se dio paso a las instalaciones estacionando cerca de la entrada de aquella mansión. Una vez dentro no me decepciono para nada lo que había dentro desde el recibidor todo de un estilo minimalista, paredes adornadas por gigantescos cuadros antiguos.

LA MASCARA DE UNA PASIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora