CAPITULO XXIII

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SE QUE TARDÉ UNOS DIAS EN SUBIR ESTE CAPITULO PERO COMO RECOMPENSA SUBIRE EL XXIV TAMBIEN  :)  DISFRUTEN .....NO TE OLVIDES DE VOTAR SI TE GUSTO .... NO LOS MOLESTO MAS.... LOS QUIERO.

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Era el día de la boda en el mejor tiempo a la luz del sol de otoño en casa de mi padre. Las personas invitadas se definían como amigos, familiares (que no conocía) y desconocidos (amigos de mi padre y de Robert).

Me encontraba alistándome para decir el gran “si, acepto” en mi habitación, mi figura poco a poco la recuperaba pero eso por metabolismo porque ese niño comía mucho y me dejaba hambrienta, mi tetas eran lo único bueno ya que Robert se volvía loco de excitación cada vez que las miraba.

En un paseo por un centro comercial mi hijo me pedía la teta y no la artificial sino la de su madre, un hombre alado mío dijo algo que me causo risa por el modo en que lo dijo ya que se veía anhelo y resinación “que envidia, ese nene tiene suerte” al decir eso Robert se percató del hombre y medio lo mata con la mirada por observar mis tetas y me había sacado de aquel lugar molesto seguro queriéndose alejar para no golpearlo.

El vestido me quedaba estupendo de seda y encaje en tono blanco hueso escotado en a media espalda y la otra mitad con una malla blanca que dejaba ver mi piel decorado con lentejuelas pero este llegaba hasta casi el comiendo de mis nalgas me daba un estilo sensual con una cola no tan larga solo como para arrastrarla en el camino, mi cabello estaba cogido en forma de flor y adornando el peinado una tiara con esmeraldas que me obsequio mi padre ya que era un objeto familiar (de mi bisabuela). No quise llevar velo, vamos, no soy virgen y tengo un hijo así que no le veía sentido.

Me miraba al espejo ya estaba lista, agarre el ramo de rosas blancas y salí de la habitación en la puerta me esperaba mi padre que al verme me contemplo unos segundos.

-          Estas preciosa hija… eres idéntica a tu abuela… cuando nos casamos aunque llevaba un velo al descubrirla tenía la misma imagen y emoción que me muestra tú.

-          Estoy feliz… parece que no puedo respirar del nerviosismo y la ansiedad de ya decir que acepto casarme con él.

-          Vamos antes de que empieces a brincar de la alegría.- mi padre  sonreía seguro complacido de verme muy feliz.

-          Debo respirar y tranquilizarme- el asintió y me ofreció su brazo el cual acepte.

-          Al bebe lo está cuidando la niñera, es muy joven ¿estas segura que tiene experiencia y la edad adecuada para ayudarte?

-          Si papá y si de seguridad te refieres Iván siempre los está vigilando por eso estoy tranquila de irme de luna de miel aunque me es difícil dejarlo pero Robert me convenció y me aseguró que todo estará bien.

-          Lo estará aquí está seguro y la mucamas se han encariñado con el pequeño hasta me han comentado que ya quieren que camine y hable pero de eso todavía falta.

A decir verdad aunque tuviera cinco meses aun me era difícil dejarlo un rato solo y no sé cómo serían estos tres días sin verlo pero por lo menos Olga el ama de llaves estaría pendiente de él y me llamaría tres veces al día para estar tranquila de que estaría bien.

En el jardín todo era hermoso, bueno me había esforzado mucho con Olga en la decoración y la ubicación de las sillas y mesas.

La canción de la marcha nupcial empezó a sonar y con eso mi aparición, todos estaban sentados pero luego me fijaría de sus caras ahora mi universo estaba en llegar al altar para jurarle ante todos amor eterno al hombre de mi vida.

LA MASCARA DE UNA PASIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora