CAPITULO XI

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Cogió  mi mano y  tiro de mí para salir de aquel lugar sin tener que despedirse de todo el que se atravesara en el camino.

Quince minutos después ya estábamos en aquel lugar del que no hicimos  fila porque el pago mucho por entrar sin más preámbulos dejando al guardia con una amplia sonrisa. La pasamos increíble, quien diría que mi acompañante de vacaciones sabia bailar muy bien, tomamos muchos, salimos de aquel lugar después de  tres horas muy divertidos, ese hombre que tenía al frente mío era otro, una versión de mi Robert pero con una personalidad alegre y juvenil, yo estaba que me caía con mis tacones mientras él me sostenía y se burlaba de mi como un niño.

Mientras tanto esperábamos a Iván después de verlo llamado y teniéndolo al teléfono desesperado por saber dónde andábamos, el guardia nos ayudó con la dirección y dejándolo tranquilo diciéndole que no nos dejaría ir hasta que el llegara a vernos. Mientras tanto nosotros nos besábamos desinhibidos a causa del grado de alcohol corría por nuestro cuerpo, dejándonos de importar  quién nos mire con reprobación, con lo que no contábamos era que gracias a eso se correría el chisme  de un millonario (Robert) mostrando efusivas demostraciones de amor a una mujer de la que desconocían su identidad en la salida de un famoso night-club.

Al medio día desperté con una resaca espantosa, me explotaba la cabeza y mi estómago ni hablar, necesitaba algo ácido y mucho café, Robert seguía dormido al otro lado de la cama y por lo poco que venía conociéndolo podría decir que dormiría un par de horas más, aproveche y me di un baño de agua fría el cual me despertó por completo, me vestí con una de mis nuevas batas de seda ceñidas al cuerpo de color azul marino, no tenía ganas de salir y menos hacer nada, tome mi café y algo de comida que la encargada de la casa me preparo. Regrese a la cama con el periódico local pase páginas y cuando llegue a la sección de Sociales en la que se nombraba sobre la fiesta de los amigos de Robert donde se nombraba a los millonarios que adornaron el lugar con su presencia, no me pareció raro que nombraran a “Robert Davis acompañado por su novia según fuentes muy confiables lo que fue confirmado la misma noche a la salida de un Famoso night-club donde demostraron con besos y abrazos muy efusivos cuan intima es su relación. Jamás se lo ha visto al millonario hotelero en estas actividades amorosas ¿será que se nos casa uno de los solteros más deseados del país?”.

Esto no debe ser bueno pero el culpable es el por decir que somos novios cuando es mentira, ¿Qué pasaría si se pusieran a investigar sobre mi? Ni Dios lo quiera, si Joan se entera no sabría que hacer, lo bueno es que no hay fotos de nosotros.

-          que hora es?- pregunto el bello durmiente con voz ronca y ojitos soñolientos.

-          Son las dos de la tarde, quieres agua?

-          Si, gracias….- le extendi el vaso de agua que ya le tenia preparada de ante mano en el velado- tan tarde es, jamas había dormido hasta esta hora.

-          Eso es porque tomanos demasiado y llegamos a las cuatros de la madrugada.

-          Si, joder mi cabeza.

-          Espera, aquí tengo algo para eso- le entregue una pastilla para el dolor de cabeza, me levante de la cama y cogí la tasa de café que tenía en la mesada aún caliente y se lo entregue, me lo agradeció con una sonrisa.

-          Acaso eres experta en resacas?- me miro acusatoriamente.

-          Digamos que tuve una etapa en mi vida de llena de eso.

-          Vaya, cada día me sorprendes mas ¿alguna vez has  estado en la cárcel?- pregunto con gran interés.

-          Claro que no, no soy una delincuente- fingí estar ofendida por la pregunta.

LA MASCARA DE UNA PASIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora