Una vez que llegué a casa luego de ese paseo con mi madre, caminé en dirección a mi habitación como si tuviera ganas de ir al baño y debía apurarme. También mencioné que me sentía mal, para que no me molestara en un tiempo y yo pudiera pensar en qué hacer con este tipo.
El lunes vendría un hombre a arreglar mi ventana, mientras tanto, debía cuidarme de que nadie se infiltrara por ella, porque si no entraría en un ataque. Abrí mi armario y tomé entre mis manos las dos cartas que habían llegado, la del otro día que hablaba de Chloe Fray y la que aún no había tenido oportunidad de leer.
Desplegué el papel y leí las palabras que decían allí. Era una letra tan bonita, era increíble, había estado tantos años intentando mejorar mi letra y este acosador escribía como si fuera del siglo anterior, con una hermosa letra cursiva. Sin embargo, lo que decía me heló la sangre.
"¿Chloe Fray se parece a ti? ¿Qué dices? Lo más probable es que acaben igual...
Bajo la tierra.
—False Poet."
Tragué saliva mientras cerraba los ojos, respirando hondo. Hace unos días hubiera entrado en pánico, pero ahora era mejor pensar en lo que debía hacer.
Esto era una amenaza con todas las letras. Alguien estaba ahí afuera intentando tomarme de los pelos y enterrarme tres metros bajo tierra. Pensé en todos los momentos en los que me podrían atrapar, y me parecieron tantos que rápidamente me esforcé por dejar de pensar en ello. También pensé en Alex, en cómo el Poeta sabía que había vuelto a dormir aquí, y que siempre había estado en casa cuando las cartas llegaban, pero extrañamente no oía nada.
Recordé su forma de actuar todo el tiempo, que no era forzada ni extraña, aunque de un psicópata, no me extrañaría que supiera llevar el control de la situación.
No quería pensar en ello, no después de lo que había sentido en esa tarde, todas esas sensaciones que me encantaría de poder volver a experimentar, después de todo, casi me había logrado aliviar el alma.
Pensé en mis similitudes con esta chica, pero era muy pocas.
Ella era feliz, hasta que algo se rompió.
La rotura siempre había estado dentro mío, yo había aprendido a vivir con ella casi como si fuera una compañera de vida, un peso sobre mis hombros con el que había aprendido a vivir. Pero siendo honestos, esa era otra similitud.
Ambas estábamos rotas, ella anteriormente a su suicidio y yo en este momento, desde mi nacimiento. Además de eso, no había mucha comparación, pues su vida era perfecta, mientras que la mía era completamente desastrosa. Pensé en Alex y mi relación con mis padres. Bueno, quizás no tan desastrosa.
Intenté encontrar la razón por la que False Poet podría hablarme de ella, investigué en internet un poco más, hasta que los nervios me ganaron y tuve que cerrar el Google debido al nudo en el estómago que se me formaba al leer sobre ese misterioso caso.
No se podía negar que era totalmente desastroso el caso de los investigadores, quienes no habían sabido darle una explicación a aquello que había sucedido, la existencia de Sherlock Holmes me serviría mucho en este momento.
El terapeuta dijo que se los había advertido, que era evidente que estaba mal, y que cómo no la salvaron de ella misma antes de ser totalmente consumida. Y yo coincidía con él, esa chica estaba para el loquero. Otra desigualdad, yo podía seguir viviendo mi vida de forma normal, a pesar de los problemas.
Salí de mi habitación, ya aburrida de estar allí, mi mamá estaba en casa y la quería aprovechar el tiempo posible, antes de que llegara nuevamente su semana laboral. Pensé en cómo todos los días me quedaba viendo películas con mi padre hasta tarde, dejando de lado el tener que dormirse temprano para ir al colegio, y nos reíamos cuando alguna escena bizarra de terror nos hacía gritar a ambos.
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Elena's Faces
Teen Fiction"Eres patética." "Tu muerte va a ser más trágica y estúpida que un episodio de 1000 Maneras De Morir." "¿Crees que alguien se entristecería?" "Tus padres se separaron por tu culpa." "Ese poeta falso no va a dejarte en paz." "Alex solo juega contigo...