Capítulo 28.

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La historia inició allí.

Cuando al fin fui capaz de contarle a alguien todos esos miedos que me carcomían la cabeza. Estaba totalmente asustada, y, por suerte, haberle dicho a Blake me había quitado un peso de encima. O bueno, muchos de ellos. Era increíble lo mucho que una persona podía llegar a ayudarte con un par de promesas y un oído con el que escuchar. Me había dicho que encontraríamos al culpable de las cartas y de las muñecas. Además, me pidió que no le contara a nadie sobre esto, después de todo, cualquier persona cercana podría ser un sospechoso. Habíamos pasado casi una hora hablando sobre todo, y otras dos horas más hablando sobre posibles culpables y sobre Chloe Fray.

Blake mencionó a Alex, preguntó si sabía del tema, y si era probable que estuviera implicado, después de todo, esto había iniciado ese día en el que lo había conocido. Me negaba a pensar que él fuera capaz de hacerme algo así, aunque, una parte de mí me decía que no lo descartara del todo. Debía estar atenta. También le conté sobre esa forma extraña que tenía Emanuel de mirarme, y que no sabía cuáles podrían ser sus razones, pero creía que él ocultaba más de lo que decía.

A diferencia de lo que creía, no lo defendió, en cambio, me contó por esa atracción que tenía hacia chicas vírgenes, aunque me pidió que no me ofendiera. ¿Cómo ofenderme por semejante tontería?

Luego se eso, parecía que False Poet había dado su golpe más grande, y que a partir de ahora, yo no podía bajar la guardia. Siempre estaba cuidándome las espaldas, y los únicos momentos en los que me tranquilizaba, era cuando Blake se juntaba conmigo para crear nuevas sospechas sobre el tema.

Tampoco había estado viendo mucho a Alex por esta semana, él no me había llamado, y por un segundo pensé que realmente no quería verme. Fue entonces cuando me di cuenta de que yo tampoco quería verlo a él, porque, de lo contrario, le habría marcado para intentar solucionar las cosas.

Tenía miedo, y mi orgullo se negaba a admitir que estaba en un error, aunque mi subconsciente sabía que yo había sido la culpable de la distancia. Quizás, de no haber estado tan loca y estúpida, me acostaría algunas noches en su compañía. Soñaba con verlo, con disculparme y contarle todo lo sucedido. Pero Blake tenía razón, debía ser viva, estar atenta.

¿Quién decía que él no era False Poet?

—Lenny, mueve esas nalgas, anda, apúrate —puse los ojos en blanco mientras hacía una mueca de cansancio—. Eres muy lenta, ve al frente —dijo, frustrado.

Suspiré nerviosa y asentí, mirando a mis compañeros que negaban de un lado hacia otro con la cabeza. Tarados.

También habíamos estado utilizando muchas horas de trabajo para hablar sobre mis temas, aunque eso no hacía que mi trabajo fuera dejado de lado. Acomodé la hamburguesa en la caja y pasé a la próxima, siguiendo el mismo patrón que había estado haciendo durante las últimas horas.

Me quité los guantes y el gorro de cocina, para luego posarme el gorrito con el nombre de la empresa en la cabeza. Blake pareció concentrarse en algo más, después de todo, siempre había algo para mejorar, él no podría negar su perfeccionismo y su liderazgo "paternal", como me habían enseñado en el colegio. De hacer las cosas bien eres recompensado, de lo contrario tu puesto retrocede.

Caminé en dirección al mostrador, donde largas filas mantenían atareados al resto de mis compañeros.

Joder, hay comidas mucho más sanas que esta, quise decirles a mis propios clientes.

Fueron pocos las personas a las que atendí, cuando toda mi atención se instaló en ese grupo de cinco o seis personas que entraba desde la puerta. Fruncí el ceño, lo reconocí al instante.

Elena's FacesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora