Capítulo 21.

22 3 6
                                    

—Vamos, Elena, perdóname —dijo golpeando los nudillos de sus puños cerrados contra la puerta del baño.

Yo me debatía en una guerra contra mí misma: Salir corriendo o esperar a que mi madre leyera mis mensajes y pasara por mí. No sabía qué era lo que me molestaba más, si el comentario de Alex o tener que explicarle a mi madre que había mentido en esa nota que ella vería al llegar a casa.

—Claro que no.

—Eres una dramática —esa última palabra me sacó de mis casillas y trajo consigo a la persona que era yo cuando estaba realmente molesta.

Me levanté de mi lugar en su baño, que, por cierto, no era para nada espacioso, y salí del lugar que me protegía con tres paredes y una puerta.

—Sí, soy una dramática. También soy patética. E ingenua —le sonreí con rabia, mientras cerraba el baño con un portazo— Y pensar que luego vienes y pides disculpas. O me besas. Eres tan... ¡agh!

Estaba tan molesta que no tenía ni siquiera palabras para describir el enojo que llevaba encima. Él sonrió de lado, casi como si mi estado de perro callejero a punto de morder a su presa le diera risa. Eso me causó aún más enojo

—Y veo que también eres rencorosa...—cerré mis puños a mis costados mientras fruncía el ceño y daba un par de pasos hacia adelante, con la intención de echarle toda la bronca encima.

Él siguió riendo, lo que me molestó aún más. Volví a abrir los ojos, pensando en qué decir..

Enfócate, Elena. Tranquila.

—Y tú eres... eres un... ¡energúmeno! —grité la primera palabra que apareció en mi mente.

Así lo había descrito más de una vez y ahora me parecía la palabra que más se adecuaba a su actitud. Estaba tan molesta.

—No puedes hacerme esto, Alex. No puedes llegar a mi vida y darle vueltas, luego tratarme como a cualquiera. Así que, por favor, te lo ruego. Si vas a jugar, mejor búscate a otra chica.

Dicho esto, tomé en mis manos mi celular y salí del departamento. Su mueca fue de sorpresa total al oírme decir estas palabras, pero era la verdad.

Desde nuestro anteúltimo encuentro apenas había tenido cabeza para pensar en algo más que no fuera él, y ahora me sentía cansada. Caminaría hasta encontrarme con un taxi o simplemente usaría todo mi sentido de orientación, y mi GPS, para llegar sana y salva a mi casa.

De paso, podría pensar antes de oír todos los regaños de mi madre. A medida que avanzaba, las voces en mi cabeza me torturaban más y más. Alex no había salido a buscarme, ni siquiera se había preocupado por acompañarme para que llegara segura a mi casa.

Fue recién unas cuadras más adelante cuando empecé a sentirme observada.

Es increíble ese sentido con el que cuenta nuestro cuerpo a actuar frente a la mirada de alguien, sepamos o no dónde se encontrara. Me giré sobre mis talones y di una vuelta de 360º, para ver si había alguien cerca. La tarde había pasado a ser más oscura, y revisé mi celular para asegurarme de que sí, evidentemente, solo veinte cuadras más y llegaría sana y salva.

En eso, mi celular vibró.

Era un mensaje de Instagram, en la cuenta de textos. Fruncí el ceño mientras lo abría.

"Ten cuidado, no vaya a ser que alguien te esté acosando en esta noche tan tenebrosa. —False Poet."

Consideré empezar a correr como si no hubiera otra salida, o llamar a mi madre con más insistencia, quizás de esa forma se daría cuenta de que su hija estaba a punto de ser raptada por un maniático en medianoche. Tragué saliva mientras volvía a dar una vuelta para intentar encontrar al responsable del mensaje, pero esta zona de Buenos Aires estaba tan desierta que no me sorprendería que una bola de heno pasara por mi lado al igual que en el medio oeste.

Elena's FacesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora