—Yo... debo ir al baño, Len —dijo sonriendo en mi dirección.
Lo notaba extraño, pero no sabía qué podría haber cambiado su humor tan repentinamente. Por unos segundos pensé en que se arrepentía de lo que acabábamos de hacer, y el pánico se adueñó de mí. Entrelacé mi mano con la suya y acaricié suavemente su mejilla. Cerré mis oídos a las voces que me trataban de una chica fácil, y me concentré en la negrura de los ojos de Alex.
— ¿Al baño? ¿Por qué? —pregunté.
¿Tenía ganas de ir a hacer pis? ¿Ahora? Debía de ser solo una excusa para acabar con el lindo momento y poder irse. Seguro también me decía que estaba descompuesto y que nos veríamos otro día. Estaba claro que sucedería aquello.
—Pues... no sé quién te ha dado tus lecciones sobre relaciones, pero no solo tú te calientas —dijo con una sonrisa ladeada, tomando mi rostro entre sus manos y besando mis labios con dulzura. Cerré los ojos, continuando el beso todo el tiempo que pude, hasta que sus manos otra vez se posaron en mi cintura, apartándome suavemente—. Ya vuelvo.
—No salgas hasta que yo te lo permita. —dije, mientras oía una respuesta afirmativa de su parte. Me quité la parte inferior de mí atuendo, quedando solo vestida con el brassier, y me vestí con un nuevo par de jeans y una nueva ropa interior —. Ahora sí.
Salió del lugar con una sonrisa traviesa. Tomó otra vez mi cintura en sus manos y dio un par de pasos hacia atrás, besando mis labios. Sonreí plenamente.
Mordí su labio y lo estiré hasta que un jadeo se escapó de estos. Sonreí aún más. Sus manos bajaron hacia mi trasero, donde me levantaron, y yo entrelacé mis piernas a través de sus caderas, uniendo nuestros cuerpos a la perfección.
—Ya —dijo, dando un par de pasos hacia atrás y recostándonos a ambos sobre la cama. Me acomodó a su lado, y yo cerré los ojos con suavidad—. Eres... muy hermosa, Elena —agregó, acomodando un mechón de cabello detrás de mi oreja. Nuestros cuerpos estaban enfrentados, cada uno apoyaba el hombro sobre el colchón y miraba al contrario. Sonreí al oír lo que me decía—. No sé cómo no eres capaz de verlo.
Aparté la vista. Me había jurado a mí misma no hablar con nadie sobre ello, sobre las voces, los comentarios que invadían mi cabeza constantemente. Me daba pánico ser juzgada, recordar la forma en la que mis compañeros me llamaban patética o como se reían de mí cuando yo no los miraba, pero sí los oía.
—No lo soy, Alex —me encogí de hombros.
Volví a introducirme en esa capa de frialdad que me invadía cuando pensaba en todos los problemas que teníamos.
El momento se había acabado, lo único que quedaba de él era mi camiseta blanca del Mc Donalds a un lado y el chupón en mi cuello.
—Siento que te vas, Elena. No sé cómo encontrarte —me encogí otra vez de hombros y me levanté de la cama.
—Yo quiero que te vayas —dije, saliendo de mi habitación, tirándome sobre el sofá.
Él me siguió, ocupó mi vista del televisor y me miró a los ojos.
—Te gusta que te manden, ¿no es así? —preguntó, realmente parecía estar mirándome con curiosidad.—Recién. No querías nada, pero cuando empecé, sin tu consentimiento... tú sólo querías más.
Fruncí el ceño, no sabía a qué se refería.
—Hablas tonterías.
—Querías que te controlara. Admítelo.
—Quiero que te vayas. Ha sido lindo, pero eso es todo —sonreí hacia él y rebusqué entre los cojines al mando.
No quise ver su rostro dolido, sabía que estaba actuando de mala forma, que estaba siendo una tonta, y que luego no podía quejarme por jugar conmigo. Pero en fin, prefería lastimarlo a él que acabar lastimada yo.
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Elena's Faces
Novela Juvenil"Eres patética." "Tu muerte va a ser más trágica y estúpida que un episodio de 1000 Maneras De Morir." "¿Crees que alguien se entristecería?" "Tus padres se separaron por tu culpa." "Ese poeta falso no va a dejarte en paz." "Alex solo juega contigo...