Elena's Faces

Capítulo 10.

Era un milagro, realmente. El hecho de que esté mirándome al espejo, sonriendo a mi reflejo, sin mal pensamiento alguno, fue algo que debía de ser memorable. Estaba en mis días malos y aún así, me sentía plena. Iría a una fiesta, Alex me había invitado a una. Las expectativas eran tantas que creía que me desmayaría antes de ir. Mi madre no podría decirme que no, después de todo, era ella la que quería que pasara más tiempo con Alex. Me había dado diferentes tipos de discursos recitándome sobre lo bueno que era él, lo educado y lo mucho que lo quería como yerno. También estaba limitando mucho mi tiempo con el celular ahora que sabía que solo lo utilizaba para hablar con falsepoet, sabía que aquello le daba miedo, pero tenía 16 años, podía cuidarme a mí misma. Era una mujer liberal, pero solo cuando le convenía, después de todo, que Alex fuera mi novio le daría una forma segura de que yo lo pasaba bien con ella. Estaba segura que pensaba que, de estar con él, le pediría a mi padre agrandar su estadía.

Mis padres solían organizar sus propias fiestas, antes de que los problemas invadieran su relación y arrasara con ella como una plaga. Mis recuerdos sobre ellas eran escasos, desteñidos como una remera vieja. Eran flashes los recuerdos que se introducían en mi cabeza, causándome sonrisas, incluso viéndome a mí misma. Estaba acomodando mis cabellos mientras mi cabeza me remontaba a una niñez donde la música estaba alta, los amigos de mis padres bailaban al ritmo de la melodía, gritando, riendo. Recuerdo también que había botellas, comentarios grotescos y guiños de ojos. Suponía que todo esto me emocionaba porque me remontaría a una época mejor, donde las cosas eran más felices.

Apliqué un toque de lápiz labial en mis labios carnosos, al igual que algo de sombra en mis ojos. Mordí mi labio, yo no era para nada así, pero, después de todo, era una primera impresión, mi madre decía que esas eran las más importantes. Me senté en la cama, jugando con mi celular, viendo reseñas de libros, debía leerme Harry Potter, estaba en mi lista de pendientes desde hacía mucho ya, pero había estado prefiriendo leer otros libros, sin darle una oportunidad a la saga tan conocida del pequeño mago. Los anotaría en mi lista de pendientes, primeros en la sala de espera. Terminaría la saga de Los Juegos Del Hambre y arrasaría con Harry Potter.

Estaba pactada la video llamada esta noche. Faltaba nada menos que veinte minutos para la hora arreglada, las 8 en punto. Aquello me llenaba de expectativas, aunque no tanto como lo hacía la fiesta.

Me preguntaba cómo sería su aspecto, su voz...

¿Sería ronca, como la de Alex?

Lo imaginaba como un chico de mi edad, o más grande. Ni siquiera sabía cuál era su edad exacta, pero se definía como un chico joven, así que me estaba arriesgando demasiado con este desconocido.

Siguiendo con los preparativos para la fiesta que se daría en una hora, más o menos, busqué en mis maletas alguna ropa decente para ponerme, pero no encontré absolutamente nada. Resolví que encontraría algo dentro de mi armario en mi habitación, donde Alex se hospedaba. Allí, seguro habría algún vestido apropiado. Le pediría al chico un consejo, después de todo, él era el experto en todo esto.

Debía agradecerle a él.

El hecho de que yo esté en este estado, bien, despierta, viva, después de años con estos días sin que nadie lograra animármelos, era realmente extraño. Mi propia madre sabía que no había forma de ayudarme cuando estaba así, ni siquiera perdía tiempo en intentarlo. Tampoco mi padre. Sin embargo, ese chico, sin conocerme en absoluto, me había ofrecido lo único que podía hacerme sentir un poco mejor. Una fiesta. Algo que añoraba en cada parte de mí. Pude recordar cómo, al llegar aquí, había organizado la mía propia, disfrutando de la soledad en la que yo me obligaba a estar. Estaba ilusionada, realmente esperaba que se diera bien.